Propiedad del Faraón

Revelaciones

El segundo día, me la pasé dormida, sentía escalofríos en todo el cuerpo y me costaba abrir los ojos.
Al llegar la noche, Visir entro al cuarto y se acercó a mi, alarmado.

-¿Isis?, ¿Estás bien?, responde...

Me tomo entre sus brazos y toco mi frente.

-Estás hirviendo, ¡Te llevaré con el Sunu!

-¡Abran la puerta! -Ordenó, mientras salía rápidamente conmigo en sus brazos.

Yo no tenía fuerzas, solo deseaba dormír.

Narra Visir

Llevaba a Isis en mis brazos, ¡No podía permitir que algo malo le pasará!

Su cuerpo estaba caliente y apenas tenía fuerzas para formular algunas palabras.

La lleve de inmediato con el Sunu (médico), ¡No me importaba lo que pasará conmigo!, en el fondo sentía, que el Faraón me castigaría, pero no me importaba. Sentía la necesidad de protegerla, me recordaba tanto a mi hermana, que simplemente no podía abandonarla.

Estaba por llegar al Templo del Sunu, cuando el Faraón salía de el.

-¿Que ha ocurrido?, -pregunto el Faraón.

-Visite, a Isis para ver cómo iba su castigo, pero al llamarla no respondía, así que entre a la habitación para verla y al tocar su frente, note que estaba hirviendo en temperatura.

-Su majestad, asumiré la responsabilidad por sacarla de su castigo, pero ¡Por favor, permítame atenderla!, -respondí preocupado.

El Faraón asintió con una mueca de desagrado, pensé que seguiría su camino o diría algo, pero contrario a ello, me acompaño hasta llegar con el Sunu.

La recosté en una cama y enseguida llegó el Sunu, le aplicó algunos aceites y puso algunos pedazos de manta en su frente los cuales había mojado previamente en unas urnas que contenían aguas medicinales.
Envolvió sus piernas y brazos en hojas. Y después realizó un ritual.

El Faraón se quedó observando todo lo que sucedía, no parecía tener intención de irse, y finalmente habló.

-Visir, ¡Tenemos una charla pendiente!, necesito que vayas a mi habitación más tarde. -Ordeno el faraón evidentemente molesto.

-Asentí, -preocupado.

Sabía que me preguntaría sobre ella, y yo no tenía muchas ganas de enfrentarlo.

-¡Sunu!, ¿Que es lo que pasó con esta mujer?, es demasiado frágil. -Respondió el Faraón.

-Señor, esta mujer claramente no pertenece a nuestro territorio, no sabemos de dónde viene, pero lo que es seguro es que, al no estar acostumbrada a nuestro clima, ha sufrido una insolación y deshidratación por la alta temperatura.

-Su cuerpo debe ir adaptándose a nuestro clima, al parecer estar en una habitación tan cerrada y con poca ventilación provocó que los síntomas se fueran agudizado.
-Respondió el Sunu.

El Faraón se quedó en silencio por un momento, para después comentar algo que no me esperaba, pues nunca se había interesado tanto por alguien.

-Sunu, Te prohíbo, salir de esta habitación, o alejarte de ella hasta que esté completamente recuperada. Si algo le pasa, tu mueres, ¿Quedó claro?.

-Si, su majestad. -Respondió el Sunu.

-Cuando despierte, llévala a una habitación cerca de la mía. Quiero dos guardias en su puerta y una esclava que la cuide. -Respondió el Faraón para luego caminar Hacía la salida.