Capitulo 1

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Victoria

Normalmente mis mañanas son cálidas y silenciosas, pero especialmente hoy hay un ruido bastante escandaloso que amenaza con interrumpir mi momento de sueño profundo. Levanto el brazo por pura inercia buscando silenciar ese insoportable ruido.

—Mierda...

Intento abrir mis ojos pero es imposible con la cantidad de sueño que me consume, solo busco a ciegas apagar la alarma y suspiro relajada cuando esta finalmente deje de sonar.

Vuelvo a intentar dormir cuando siento una presencia y aun con los ojos cerrados susurro algo incoherente, pero abro un ojo y lo veo, esta con una expresión seria y me mira con sus ojos indescifrables que tanto lo describen.

—Yo realmente espero que no estuvieras pensando en apagar la alarma, Alayna Victoria—mi hermano mayor me reclama con su demandante voz.

—¿Quien? ¿Yo? Jamás—logro musitar—. Yo nunca haría algo como eso, me indigna que pienses eso.

Intento volver a cerrar mis ojos hasta que un frío insufrible me golpea las piernas desnudas y me doy cuenta que mi hermano me ha quitado la cobija y ni siquiera hace el intento por devolvermela. Eso hace que me enoje a un más.

—¿No tienes otra persona a quien joder, Mike?—suelto de mala gana, él sabe lo mucho que odio que me dañen mi sueño.

—Ya deja de ser perezosa, Victoria—me regaña—. Mamá lleva más de quince minutos llamándote y para salvar tu miserable y triste vida. Por suerte vine yo a levantarte y me conformaría con un simple gracias.

—¿Prefieres mejor un puñetazo o una patada? Digo, como agradecimiento.

El niega con la cabeza y puedo jurar que medio lo veo sonreír burlándose de mí, Mike hace puño la cobija tirandomela a la cara de un solo movimiento y sale de la habitación dando grandes zancadas.

Gruño irritada.

¿Y si mejor lo castro?

Camino perezosamente hacia el baño, me doy una ducha de agua fría, termino y me preparo la cara con un poco de maquillaje sutil que hace que mi cabello blanco resalte. Decido dejarlo suelto para que la humedad desaparezca y se me ondule de manera natural.

Sobre mi mesa de noche está mi pequeña caja donde se encuentra mi collar de rayito preferido, sin pensarlo dos veces lo tomo y lo acomodo alrededor de mi cuello.

Ya lista, finalmente decido bajar a la cocina para enfrentar a mi madre, Alias la bestia.

Paso por la sala dejando mi mochila en el sofá, pero algo llama mi atención, mi mirada queda estática al ver a mi padre hablando por teléfono en la puerta del jardín.

Solo se puede alcanzar a ver su silueta alta, su figura corpulenta para la edad que tiene, su cabello con su tono blanco natural, lleva unos vaqueros un poco desgastados, su camiseta negra sencilla que se ajusta a su torso y su Rolex en su muñeca izquierda.

Al parecer hoy no saldrá de casa.
Dejo de mirarlo antes de que me pille observando como una acosadora paso por la cocina silenciosamente para no levantar peleas innecesarias .

¿Qué hace papá en casa?

Me obligo a desaparecer pensamientos sobre mi padre, él odia que me meta en sus asuntos ya que la última vez no terminó nada bien.

Camino con cautela y sin hacer mucho ruido, pero sería bastante extraño que algo me saliera bien durante la mañana cuando recién me levanto, choco mi pie con la esquina de la pared principal y suelto un quejido de dolor maldiciendo a la alarma y a mi hermano por despertarme.

Mi completa perdición [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora