Narrador omnisciente
En el amplio espacio donde solo habia silencio, se encontraba una madre con su pequeño hijo recien nacido, ambos, se encontraban dentro de un campo de energía que evitaba, fueran atacados por enemigos que querían acabar con la vida ambos.
La madre al ver que ya estaban cerca del nuevo hogar donde su hijo podría tener una vida normal. Antes de despedirse definitivamente de su pequeño, lo abrazo como le hubiera gustado abrazarlo cada dia de su existencia, jugaba con el como si la muerte no le estuvira respirando en la nuca, aprovechaba cada segundo que le queda con el, con sus hermosos ojos color púrpura ella miraba a su pequeño,tratando de grabarse cada una de facciones, como ultimo recuerdo de el, aquel bebé, con una mirada tan inocente veía su madre, ella solo podía susurrar el nombre de su hijo, mientras que por sus ojos corrian lágrimas de inmenso dolor, abrazaba tan fuerte como podia a su pequeño.
— Mi amado hijo Alexander, no sabes cómo me quema el alma al tener que dejarte ir de esta manera, pero la situación en la que nos encontramos no me dejaba otra opción. Hace un momentos me encontraba dándote a luz y recibiendote en mi vida, pero ahora mirame, cómo te alejo de mi, como ultimo acto de amor hacia ti, sobrepongo tú vida antes que la mía. — Su voz se cortaba cada vez más, al soltar cada una de sus palabras— Por tu bien, por mi bien, y por nuestro bien, espero tomar la decisión correcta, todo sea por mantenerte con vida, ¿ Crees que fue egoísta de mi parte el traerte a la vida de esta forma?.
Tomo a su hijo entre sus manos, deposito un ultimo beso en su pequeña frente, y lentamente lo saco del campo de energía, para así, lanzar lo a la tierra, ella no podia parar de llorar por lo que acababa de hacer, pero no había otra opción, era es eso o la muerte. Vio como se alejaba su hijo.
Probablemente lo último que alcanzo a ver aquel pequeño, fue una gran explosión en donde se encontraba su madre.
— ¿Pero que fue aquel sueño?, Últimamente solo he estado soñando con esto ¿tendrá algún significado?
No lo comprendo ¿acaso era a mí a quien llamaba Alexander? Aquella mujer tenía unos hermosos ojos, pero no recuedo su rostro.—TOC,TOC.
— Darién hijo levante o llegaras tarde a la escuela, el desayuno ya está listo.
— Si mamá, no te preocupes enseguida bajo.
Mientras tanto en la cocina de aquel hogar.
— Darién ya tiene 18 — Cómo era su contrumbre enlazo sus manos para llevarlas a su pecho y continuar hablando con orgullo— Es un hijo ejemplar.
— Si, es un buen chico, ya es su último año de preparatoria.