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"Porque ya no puedo seguir lo correcto, lo bueno, pues lo malo me parece muy atractivo, el mal me parece claro en frente de mi, lo que malo es claro para mí y lo veo frente a mí, pero no puedo hacerlo." (Romanos 7:7)

Habían poco más de una pulgada entre nosotras, la tensión podías cortarla con un cuchillo, se sentía una energía pesada, como si hubiese una chispa de fuego cerca que podría ser avivada con la más mínima cosa. Su cuerpo contra el mío, mezclando mi respiración con la suya, no tenía escapatoria.

ㅡ Yo no soy como usted, J-JooHyun. ㅡ Exigí, pero sin irme, sin mover un dedo para despegarla de mí. Sabía que estaba mal, pero en mi corazón deseaba sentirla aún más cerca. Estaba incumpliendo muchas leyes por su culpa. ㅡ Yo no soy-

ㅡ Te deseo, SeulGi. No sabes lo que causas en mí. — Suspiró mientras su nariz se deslizaba por mi cuello. Mi vista se nubló, mis sentidos dejaron de responder y no estaba moralmente centrada, su voz sonaba ronca, rasposa. ㅡ Si has venido hasta aquí es por algo, ¿no lo crees?

ㅡ P-Pensé que estaba enfadada c-conmigo. ㅡ Murmuré con un hilo de voz. Sus manos eran inquietas, curiosas y me tenían con el corazón acelerado. ㅡ Tengo que i-irme.

Su mano bajo por mi cabello, jugando con mi cabello que caía a mis laterales, ignorando mis órdenes como siempre hacía. Su vista estaba perdida en mí, me estaba analizando como si nunca me hubiera visto, se tomaba su tiempo para guardar cada detalle de mí en su mente.

ㅡ Tu cabello es precioso, SeulGi. Eres preciosa. ㅡ Murmuró acercándose cada vez más. ㅡ Esto es injusto, Dios se lleva a las mujeres más preciosas.

Tenía que huir de allí, hacer lo correcto para no arrepentirme luego, para ahorrarme todo lo que tuve que enfrentar luego. La presión que ejercía era adictiva, humedeció sus labios en cuando nuevamente me tuvo frente a frente, yo era tan inocente que cerré los ojos con fuerza para evitar el contacto visual.

No había mucha luz, se escuchaba música a lo lejos, estábamos ella y yo. Los nervios se extendían a cada célula de mi cuerpo, mi pecho subía y bajaba contra el suyo. Todo se detuvo cuando sus labios se estrellaron contra los míos, mi mente quedó en blanco. No los movía, solamente accionaba una ligera fuerza contra mí. Sus labios sabían a cereza, estaba perdida en ellos. Su cuerpo me impedía retirarme, pero tampoco quería hacerlo, me volví adicta a su sabor en una sola cucharada.

Una mezcla de emociones y nerviosismo se apoderó de mí, su boca comenzó a moverse, no era para nada delicada y yo solamente me quedé allí en mi lugar, sin saber cómo actuar. Sus dientes tiraban de mi labio inferior mientras una de sus manos se apropió de uno de mis pechos, haciéndome jadear contra ella.

ㅡ JooHyun. ㅡ La llamé empujando de ella, no quería abrir los ojos, pero pude imaginar que una sonrisa adoraba su rostro. Sentía mi ser arder, mi respiración agitada a más no poder. ㅡ Tengo que irme.

No me dejó seguir hablando, nuevamente fui empujada contra el muro y esta vez me besó con hambre, dejándome sin aliento, me deshice bajo ella. Sus manos en mi cintura, yo intentando safarme de su agarre, éramos un desorden caótico fuera de control. No le importaba mucho mi opinión en ese momento, yo tampoco estaba dentro de mis cabales, me había perdido a mí misma y desde ese primer estrecho acercamiento yo no volví a ser la misma.

"Aquel que cae bajo la mano del pecado se levanta un día lleno de vergüenza, habiendo conocido el pecado de la carne; de modo que su carne se desagrada ante los ojos propios y su vergüenza lo lleva a la tunda". (Isaías 14:16)

𝐑𝐄𝐋𝐈𝐆𝐈𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora