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N/A:

Tuki.

Estaba decidida a escapar con JooHyun, decidida a amarla y pasar el mayor tiempo de mi vida con ella, ella me amaba y ya a ella. Mi corazón explotaba de amor, cada latido mío le pertenecía, yo le pertenecía en alma y en cuerpo. Estaba renunciando a muchas cosa por ella, estaba lista para afrontar la realidad y las adversidades que habían dejado nuestro amor parado en el tiempo durante este año. No le dije a nadie, ni siquiera a SooYoung o YeRim, todo era tan apresurado que ni siquiera sabía a donde me dirigía. JooHyun dijo que iríamos al sur, un pueblo desolado y con poca población, un amigo suyo vivía cerca de allí, pero el resto era desconocido. Acepté todo sin problema.

Pasaron tres días desde que había decidido irme y acordamos que a la medianoche escaparíamos a la estación y tomaríamos el tren que salía en la madrugada. JooHyun vendió su departamento y sus vestidos para comprar una casa lejos del pueblo, no tardó más de un día en deshacerse de aquél lugar. Soñaba con tener una playa cerca o un río, amaría tener césped por todo el lugar.

Estaba emocionada y ansiosa, no lo iba a negar, pero el hecho de poder estar con JooHyun sin interrupciones, verla dormir a mi lado y amarla libremente, aunque sea dentro de nuestro hogar y a ventanas cerradas, era lo que más deseaba. Dios me estaba consumiendo en vida, el padre JumSeok ya no estaba en nuestro camino, la Madre Superiora ya estaba más tranquila y vendría un nuevo cura, todo estaba despejado para que nuestra unión sea finalmente completada. Seguramente sin mi presencia se iría a Italia. Pensé mucho en decirle que me iba, no quería preocupara, pero dejé una nota donde decía que estaría bien y que no se preocupen huí para ser feliz con el amor de mi vida, pensé que era lo correcto.

No llevaba muchas pertenecías, tampoco tenía mucho, pero la poca ropa que tenía la empaqué en una sola maleta. Mi biblia me acompañaba, mi virgen y mi rosario seguía rodeando mi cuello. A pesar de que había aceptado mi amor por JooHyun, Dios seguía siendo una parte importante de mí y le rogué que esto saliera bien.

La hora se acercaba, la luna estaba en su máximo punto y eso significaba que era hora, que tenía que escabullirme por última vez para ver a mi amada. Apagué la luz, dejé mi almohada acomodada para fingir que se trataba de mi cuerpo durmiendo y lo cubrí con las mantas. El pasillo estaba vacío, mis compañeras dormían y significaba que era hora de la acción. Avancé a suaves pasos, pero muy seguros de sí mismos. Tenía que pasa por el enorme comedor y la cocina para llegar a la parte trasera, era el recorrido que hacía todas las noches para visitar a JooHyun.

Las luces apagadas, la luna llena siendo la única fuente de luz y mis nervios que cosquilleaban en mi estómago, no podía fallar, mi podía arrepentirme ahora mismo luego de haberle jurado a JooHyun que haríamos esto sin importar lo que pase en el medio. Ella estaba dispuesta a atravesar cielo, tierra y mar por lo nuestro y yo también, o eso pensaba, eso quería hacerme creer. No iba a arrepentirme, yo le prometí que iríamos juntas al sur.

ㅡ ¿A dónde vas? ㅡ Escuché una voz al final de la mesa. Una vela estaba encendida, yo tiré mi maleta al suelo del susto. ㅡ SeulGi, responde.

ㅡ Y-Yo... ㅡ Empecé a dudar, mi voz empezó a temblar. La Madre Superiora estaba frente a la mí, muy seria y mirándome fijamente a los ojos. ㅡ Ya no quiero esta vida, Madre Superiora. Encontré algo que me hace realmente feliz.

ㅡ No hay forma de renunciar a Dios, SeulGi. No puedes irte. Tú decidiste servir a Dios para toda la vida. ㅡ Sentenció muy convencida y yo di unos pasos hacia adelante y ella se levantó de su asiento con una mano detrás de su espalda. ㅡ Por favor, no te vayas. Nuestra comunidad te adora y te necesita. Es tu familia, tu hogar, y tu salud mental, no puedes abandonarnos así.

𝐑𝐄𝐋𝐈𝐆𝐈𝐎𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora