10 - El General Jason Brawn

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Narra Jason


Hace mucho tiempo me enamoré locamente de una mujer imposible. La hija de un Barón, Lian. Es hermosa, divertida, amable y nada ambiciosa. Estaba loco por ella era tan perfecta.

Por mucho tiempo pensé que mis sentimientos no era correspondidos, hasta un día en el que me beso. Recuerdo ábreme quedado como una estatua de la impresión y también el color de sus mejillas rojas al huir.

Desde hay comenzó nuestra relación secreta y prohibida. Yo era un simple soldado, nunca podría casarme con alguien de la nobleza.

Pero un día mi amada me contó que avía soñado con un futuro donde ella era obligada a casarse y su esposo la terminaba matando.

Así que yo y ella pensamos en algo al final decidimos que ella se haría “concubina” del archiduque. Aunque en realidad no lo era el archiduque solo era una tapadera. El nunca la había tocado y no lo haría ya que yo soy su primo.

Si, soy el hijo menor del hermano mayor de la Archiduquesa, la tía Mariana muy pocos saben de mis orígenes en las tierras del Archiducado y estos solo son las personas cercanas y de confianza.

Cuando era joven decidí convertirme en soldado dejando mi apellido atrás. Vine a vivir a el Archiducado después de pasar la academia de soldados y también en la AEE (Academia especial de Espías) así que poco tiempo después de llegar al Archiducado comencé a trabajar como un espía para mi primo. Me infiltrava como un simple soldado en las mansiones del los nobles que viven en la tierras.

Fue así como conocí a Lian y me enamoré de ella en el tiempo que estuve trabajando en la mansión de su padre.

Mi primo acepto el que ella se quedará en la mansión como concubina aunque en verdad no lo fuera. Nadie en la mansión aparte de mi tía, mi primo y los mayordomos los cuales son de total confianza sabe quién soy en realidad y mi relación con Lian.

Hace un mes la Archiduquesa madre decidió ir a visitar a sus cuñados y yo la acompañe la verdad es que no sería un mes pero cuando regresábamos nos atacaron y tuvimos que pasar una semana en la pequeña casa de Ekaterine la señorita que nos salvó. Así que pase un mes entero lejos de la mujer de mi vida. Y hoy al fin puedo verla.

Cuando llegamos a la mansión del Archiduque dirigí a los hombres que se habían quedado en el Archiducado a ayudar a los heridos que fueron trasladados al palacio de plata para ser atendidos mejor y para que se recuperen.

Pasé mucho tiempo en la organización de todo así que cuando me di cuenta ya era de noche, al final tuve que dirigirme a mi  habitación en el palacio de plata el cual al yo ser el General estaba en el último piso y tenía más espacio. Ahí tome un baño para quitarme la suciedad del cuerpo.

Luego pensé en acostarme pero había pasado todo un me sin ver a Lian y no iba a poder conciliar el sueño si no estaba con ella. Así que me escabulló del palacio de plata, al palacio de cobre.

Su habitación estaba en el segundo piso por lo que tuve que trepar, algo a lo que ya estaba acostumbrado. Cuando llegue la ventana de su habitación estaba cerrada, otra cosa a la que ya estaba acostumbrado así que fue sencillo abrirla.

Al entrar la vi dormir, estaba tan bella durmiendo que me quedé observándola mientras rodeaba la cama alejándome de la ventana que había dejado abierta y cuando estaba del otro lado la ventana se golpeó contra la pared haciendo un ruido que la despertó. Ella miró hacia la ventana y sin darle cuenta de mi presencia cerró la venta. Yo me hacer que cuidadosamente sin hacer ruido como había aprendido y cuando estuve a escasos centímetros de tocar su piel susurré en su oído

- Te vez malditamente deliciosa con ese camisón - Y era cierto tenía unas hermosas curvas que ese camisón transparente acentúa sus deliciosos atributos que ya he admirado y saboreado. 

- Pensé que no vendrías hoy - me dijo con su dulce voz y echo la cabeza hacia atrás cuando pase mis labios por la piel de su cuello. - Que estarías cansado

- Estoy cansado - dije y agarre con fuerza las delgadas caderas de Lian - Pero te quería ver mucho más de lo que quería descansar. - murmuró y siguó tocando su cuerpo sobre la tela del camisón y pasando mis labios por su cuello.

- Debería descansar - fijo en un gemido

- Y lo are. - dije - solo que después - agrego y bajo el fino tirante de uno de sus hombros.

- No, lo harás ahora. - ella se aparta de mi y me dirigió hasta la cama

- ¿Es en serio? - dije levantando una ceja

- Muy enserio

- Pero yo quería tenerte con ese camisón puesto.

- Otro día - me sonrió ella

- Pero... - me interrumpe

- Otro día

- Pe...

- ¡Otro día! - exclama

- Bien - dije con fastidio fingido  acostándome, amaba que ella se comportará de esa forma tan protectora y preocupada . Ella se acostó a mi lado y nos abrazamos con fuerza - Te extrañe mi amor

- Y yo a ti Jason - me respondió con una sonrisa.

Poco después ella quedó rendida pero yo me demore más en dormirme a pesar de estar cansado ya que me quedé hipnotizado mirándola hasta que el sueño me venció. Estaba esperando con ansias el encontrar algo para hundir a su familia así ambos podríamos estar juntos sin temor a que ellos le hagan algo.

El Rencarnar de la VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora