22- No debe saberlo

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El emperador Alejandro Morvel un hombre serio fuerte rudo y justo sentia como su corazón se rompía al ver a su hijo menor tirado en el suelo, llorando, y abrazando los cuerpos sin vida de sus dos hijos. Hijos que no habían podido siquiera ver la luz, hijos que no pudieron tomar su primer respiro, hijos que no pudieron conocer a sus padres. Todo porque el había sido un idiota y no había confiado en los instintos de su hijo.

Por su culpa ahora su hijo estaba sufriendo, sintiendo lo que es perder un hijo. Algo que el se prometió nunca dejaría que sus hijos sufrieran y hay estaba parado como un idiota sin poder hacer nada más que abrazar a su hijo mientras lloraba.

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Pasaron horas Alfredo había llorado a más no poder hasta terminar desmayado pero aún así se aferraba a sus dos pequeñas criaturas con fuerza. Fue difícil separarlo de los bebés pero era necesario ya que debían darles un entierro justo. Alfredo fue llevado a la habitación de al lado donde su esposa descansaba. No quisieron llevarlo a donde está estaba ya que el estaba muy  alterado y Mariana necesitaba descansar.

Mientras tanto en los calabozos de palacio la emperatriz caminaba de un lado a otro de la celda. Mientras pensaba en como salir del calabozo. Sabía que sus hijos no le arian daño ( Eso cree ella) por qué son sus hijos.

Pero a diferencia de ellos si esposo no le tendría ni una gota de compasión. Ella tenía muy en claro que su esposo, a pesar de aver estado casados durante tanto tiempo no le tenía ni una gota de aprecio. El la odiaba completamente y aque el sabía de lo que era capaz su “querida”esposa no lo pensó mucho por lo feliz que estaba de ser abuelo y por el trabajo.

- ¿Qué hago que hago? - mira al rededor de la pequeña selda - Tengo que escapar de aquí antes de que Alejandro llegue - siguió dando vueltas - Piensa piensa

- Enserio quieres escapar después de lo que hiciste - la emperatriz mira hacia la dirección De donde viene la voz.

- Hijo estás aquí - la emperatriz sonríe al ver a su hijo mayor - Sabía que no dejarías a tu madre en una prisión oscura y sola. - ella se acerca a los barrotes

- ¿Porque lo hiciste? - Pregunta Alexis

- ¿Eh?

- ¿Porque empujaste a Mariana por las escaleras?

- Hijo yo no...

- Entiendo que no te guste - la interrumpe - Eso lo entiendo perfectamente pero de hay a lanzar a una persona por las escaleras y más a una embarazada que además llevaba a tus nietos dentro. Tú propia sangre

- Hijo lo siento yo.. yo perdí el control, ella.... ella me insulto y yo perdí el control fue un accidente.

- ¿Un accidente? - exclama Alexis sin poder creerlo - ¿Estás diciendo que mataste a tus nietos y casi matas a tu nuera porque una mujer embarazada te dijo unos estúpidos insultos que te dice siempre, perdiste el control, y fue un accidente? - Amelia rechinó los dientes aunque quería gritarle a ese maldito mocoso por hablarle de esa manera tenía que contenerse así que dejo salir una lágrimas falsas

- Hijo yo... yo ... lo siento mucho

- Un lo siento no arregla lo que hiciste - Alexis sacudió la cabeza - Esperaba que lo hicieras si fuera mi esposa o mis hijos. Pero no esperaba que le hicieras eso a tu propio hijo a tus nietos, tu sangre. Hacía mi lo entendería. Nunca pese que fueras tan bruja como para hacerle eso a mí hermano. Alfredo no lo merecía. - Alexis se dio la vuelta para marcharse pero se detuvo un segundo.

El Rencarnar de la VillanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora