Escape

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En la oscuridad del alcantarillado a las lejanías de dónde se encontraba el mercado negro se observa una luz, pareciera la luz al final del túnel pero solo era un pequeño grupo de 3 personas que quedaron perplejas por la suposición y conjeturas que se estaban formando tras ver la información que tenían entre manos.

-Desde que vi tu magia con el fuego sabía que había algo extraño, tienes algo diferente a los piromanticos comunes y corrientes, no es que los desprecie, es solo para marcar diferencia jejeje - menciona Illika mientras se acaricia la barbilla con su mano.

-Eso está mal, yo solo soy una persona común y corriente al que no le gusta la desigualdad ni el aprovechamiento de los fuertes hacia los débiles, que acaba de descubrir su extraña afinidad a la piromancia y me buscan solo por eso y esa tonta historia de hace mucho tiempo - menciona mientras mira fijamente al vacío oscuro que está delante de ellos.

-No es solo tu afinidad idiota

-¿A qué te refieres Illika? - Pregunta Helena sospechosamente.

-Verán en la piromancia el fuego que ellos crean nace sobre la piel, no están expuestos directamente, el tuyo nace directo de tu piel y ni siquiera quema, aparte de que de repente tiene un color extraño, te vieron haciendo eso y fue suficiente para que te quieran capturar.

-Pues que me capturen de una vez, verán que no tengo nada que ver con esa mierda, me dejan libre y dejaremos toda esa mierda de una vez - dice Aleksander relajado sin nada que temer.

-¡Eres un reverendo imbécil! - Helena lo golpea fuertemente en la cara -acabamos de irrumpir y hacer explotar uno de sus cuarteles, tienes que estar muy idiota para pensar en hacer eso y aún así, si eso no hubiera pasado no te dejaría hacer reverenda estupidez, ¿entregarte? ¿en qué carajos estás pensando Aleksander?, después de todo esto.

-Ay lo olvidaba, después de todo soy un tonto - dice mientras ríe nerviosamente y se soba el área golpeada.

-Auch, hasta a mi me dolió eso - dice Illika mientras entre cerraba los ojos.

-Tu cállate, que también no he terminado contigo, ¿Cómo se te ocurre entregar a mi hermano a cambio de dinero?, idiota - lo toma del cuello y lo azota contra la pared.

-Que te digo, es parte del negocio, aún así les conseguí la información y dinero para mí, todos ganamos - ríe nerviosamente.

-¿Cómo que soy parte del negocio? - pregunta Aleksander desconcertado mientras su vista se enfoca hacia Illika. 

Helena lo suelta para después ahorcarlo con una mano y volver a azotarlo contra la pared, una enorme furia estaba creciendo en su interior, pero sabía que tenía que controlarse, no era momento de empezar una rabieta por un par de imbéciles, así que se relaja, respira hondo, con calma y se tranquiliza.

-Arreglaremos esto después, a golpes, mientras tenemos que salir de aquí, si nos encuentran aquí estamos…

-¡Oigan ustedes los de la luz, levanten las malditas manos y acuéstense  en el suelo con la mirada hacia abajo! - menciona un mercenario oscuro mientras corre rápidamente hacia ellos.

-Maldita sea, nos encontraron, hay que largarnos de aquí, siganme - menciona Illika sorprendido.

-Era de esperarse, ¿Dónde quedó tu maldita suerte Illika? - dice Helena mientras comienza a correr.

A lo lejos comenzó a escucharse sonidos de descompresión, eran armas largas cargadas con gas que lanzaban a una velocidad impresionante metales filosos que se incrustaban en donde sea que impactarán o hasta podían atravesar el propio hueso, fueron construidas para matar o detener dependiendo a qué parte del cuerpo estuvieran apuntando, aunque en este preciso momento disparaban a matar.

El guerrero fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora