8° - Super estrella

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El trabajo de un profesional no se comparaba en nada a los internados, las horas extra, las misiones cada vez más complicadas, lidiar personalmente con la prensa y el público, los fans entrometidos, sin duda no era la profesión más tranquila, pero al menos podía decir que aportaba lo suficiente a mejorar la sociedad.

Sin embargo, cinco años viviendo con esto, era tolerable gracias al gran jefe con el que Eijiro tenía la fortuna de trabajar. Fue paciente con él sus primeros meses oficialmente como profesional, ayudó a establecer un horario cuando se mudó con Katsuki para tenerlos lo más parecidos y por supuesto, le tenía permitido el uso del teléfono cuando se trataba del omega, siempre y cuando no estuviera patrullando.

Es así como no tuvo problema alguno de contestarle al rubio, que de inmediato lo hizo saltar de su silla. Algo estaba mal, su lazo los hacía sentir lo mismo, recuerdos angustiosos, malestar, ansiedad, dolor, saltaron en su cabeza.

-¿Kat?- contestó el alfa- ¿qué pasó?,¿por qué lloras?, ¿qué es ese ruido?

-Un bebé -explicó tratando de calmar al infante que lloraba más fuerte- ¿qué hago? hay un bebé.

-¿Por qué tienes un bebé?, ¿Qué pasa Katsuki?, ¿Dónde estás?

-En Asoka, creo- sorbió la nariz- lo encontré en un basurero, Eijiro no sé a dónde ir, se va a morir

-No pasa nada, hay que ir a un hospital de inmediato, voy por ti.

Ni siquiera sabía que podía moverse tan rápido, no dio una sola palabra a sus compañeros ni jefe, simplemente salió de la agencia directo al primer taxi que encontró. No importaba estar en otra prefectura, llegaría con su omega fuera como fuera.

Jamás lo había visto tan asustado, ni siquiera parecía que Katsuki Bakugo pudiera sentir esa clase de emociones. En un momento hasta tuvo que perfumarlo, logrando por fin calmarlo. No hacer mucho más, encontrarse a su omega con un bebé ajeno, dando órdenes furioso a los médicos y enfermeras, no salir de la sala ni un solo segundo, era un terreno sin explorar que lo llenaba de orgullo aunque le preocupaba las repercusiones que le podría traer al rubio, por eso se mantuvo a su lado, seguro y fuerte.

-Katsuki, ya no podemos hacer nada.

Horas más tarde de su llegada, por fin pudieron saber que la bebé se encontraba estable, pero no hubo más información conforme pasó el tiempo desesperando de nuevo al omega, pidiendo, no, exigiendo que le dieran un reporte o lo que fuera.

-¡No me voy a ir, Eijiro! Cuando rescatamos a alguien nos avisan si sobrevivió ¡¿Por qué con ella es diferente?!

-Dynamight, no puede estar aquí más, por favor retírese.

-No. Me. Voy.

-Katsuki, por favor- Eijiro trató de tomarlo del brazo, pero el rubio se soltó.

-¡Que no!- simplemente se cruzó de brazos

-Señorita, ¿hay alguna posibilidad de que se le haga saber?- se acercó al mostrador- ¿avisar a la agencia?

-Sólo se puede notificar a la agencia si esta misma está dispuesta a aceptar el caso, siendo así, servicios infantiles trabajará con esta, ya sea para encontrar a los padres o algún familiar, o para entregar a la bebé a un orfanato.

De nueva cuenta, este era un lado que Eijiro no conocía del todo de su novio, preocupándole aún más. Entendía la frustración que le generaba, sabía que Katsuki estaba reviviendo un gran trauma, por lo mismo no quería que esto se volviera más difícil de lo que ya era.

Cuando comenzaron a salir, hablaron horas y horas y más horas de lo que había salido mal, casi terminaban por decir todo que se guardaron en la preparatoria, sin embargo hicieron que funcionara, arreglaron todo para merecerse finalmente, les costó 2 años poder dormir juntos y 3 más para tener su marca. Eijiro no quería que todo se fuera al caño, no volvería a perder su confianza, nunca más. Era momento justo para recordarle que estaban juntos en esto.

-Katsuki...- le habló una vez que estuvieron en la cafetería del hospital.

-¿Qué?

-Sé que lo que haces no es por tu trabajo como héroe.

Katsuki lo miró enojado a punto de contestarle de la peor manera.

-No me molesta que lo hagas, por eso estoy aquí, para lo que me necesites... Sólo te pido que... no te aferres, no es lo mismo que aquella vez.

El rubio miró hacia la mesa, sus cejas se juntaron, su expresión seguía enojada, pero sus ojos empezaban a gotear. Eijiro de inmediato tomó su mano.

-Lo haces de buena fe, ya lo sé, pero deja que pase lo que tenga que pasar, por favor.

El omega simplemente asintió y el alfa besó su mano para seguir cenando.

No era lo que él necesitaba oír, el destino ya le había quitado un bebé una vez, le había arrebatado sin ninguna explicación lo que más añoraba convertir en su futuro. Eijiro lo sabía perfectamente, por eso quería protegerlo de cualquier decepción.

¿Y cómo no hacerlo? Verlo cargar tan cuidadosa y cariñosamente a un ser tan pequeño e indefenso, la forma tan natural que lo hacía ver. Sabía que Katsuki estaba destinado a ser de lo más grande en Japón, un profesional como ningún otro, una super estrella, ganar para salvar, ese se había vuelto su lema; y posiblemente era su alfa hablando pero, ¿darle una familia a una bebé abandonada no aplicaría como salvar? Porque de una cosa sí estaba seguro, si Katsuki se lo proponía, lo haría.

Pedir un deseo a una estrella se volvería tan insignificante al compararlo con desear lo mismo que tu pareja, tras 3 años de lucha, varias visitas programadas, consultas con abogados, miles de papeleos y un anillo, un noviembre, se dieron el sí definitivo con una pequeña a lado.

FIN.

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⏰ Última actualización: Feb 26 ⏰

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