- Maldito destino, te odio - Gritó, tirando un cojín al aire.
- Solo te pido un novio, no ser millonario. ¿Qué tan difícil es eso? - Se quejó, rodando los ojos.
De repente, escuchó un estruendo. Algo había caído en su casa y había hecho un agujero e...
Una semana había transcurrido desde la noche de pijamas en la casa de Sunoo, y Jungwon aún no podía sacarse de la cabeza lo que había visto esa noche. No es que le molestara que sus amigos fueran pareja, al contrario, se alegraba por ellos, pero tenía que admitir que no se lo esperaba.
- Jungwon, Jungwon, ¿me estás escuchando? - Sunoo sacudió a Jungwon por los hombros, interrumpiendo su ensimismamiento.
- ¿Qué? ¿Decías algo? - Jungwon volvió en sí, confundido.
- Últimamente estás muy distraído, ¿viste algo que te confundió o algo así? - Sunoo le sonrió con picardía.
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Jungwon se quedó callado, sin saber qué responder.
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- Jungwon, me estás asustando, parece que te quedaste mudo. ¿Tan mal te dejó lo que viste? No es como si me hubieras visto a mí besándome con alguien - Sunoo soltó una carcajada sarcástica.
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En ese momento, Jungwon levantó la mirada y clavó sus ojos en los de Sunoo, quien dejó de reír al ver la seriedad de su expresión.
- ¿Acaso tú... viste eso? - Sunoo preguntó con nerviosismo, y Jungwon dudó por un instante si decirle la verdad o mentirle, pero al final solo asintió.
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- No sabía cómo decírtelo, pero lo vi. Ese día en tu casa, fui a buscar mi cargador y me encontré con esa escena por accidente. Lo siento, Sunoo - Jungwon bajó la mirada, avergonzado.
- No te disculpes, igual tenías que enterarte de alguna manera. Me hubiera gustado decírtelo yo, pero veo que nuestras acciones nos delataron - Sunoo dijo, algo apenado.
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- No te preocupes, igual estoy feliz por ustedes dos. Se merecen ser felices, y si lo son siendo pareja, me alegra mucho - Jungwon abrazó a Sunoo, quien le devolvió el gesto con gratitud.
- Gracias, Jungwon. Eres un gran amigo, sin duda - dijo Sunoo.
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- Hola, chicos. Perdón por la tardanza - En ese momento llegó Ni-Ki, y Jungwon vio cómo Sunoo lo miraba con ternura. Decidió dejarlos solos, y Ni-Ki lo miró confundido, pero no dijo nada. Sunoo le agradeció con la mirada, sabiendo por qué lo había hecho.
💫
Jungwon llegó a su casa, y lo primero que notó fue el delicioso aroma que salía de la cocina.
- Oh, ya llegaste, cariño. Ponte cómodo, hice la cena - dijo Jay, dándole una rápida ojeada a Jungwon.
- Vaya, Jay, no tenías que hacerlo - dijo Jungwon, acomodándose en su lugar.
- Tú vienes cansado, así que era necesario, amor - dijo Jay, sirviendo la comida y dándole un pequeño beso en los labios a Jungwon.
- Espero que disfrutes la comida. Iré a darme un baño - dijo Jay.
- ¿No comerás conmigo? - dijo Jungwon, haciendo un puchero.
- Yo ya comí, amor. La próxima vez cenaremos juntos, te lo prometo - dijo Jay, dejando un beso en la frente de Jungwon y yéndose directo al baño.
- Qué lindo es... Lo amo demasiado - se dijo Jungwon para sí mismo.
💫
La noche había caído, y con ella el cansancio que se había acumulado durante el día. Jungwon estaba en su habitación, haciendo tarea, pero quedándose dormido a la vez.
- Wonie, Wonie, despierta. Creo que debes irte a dormir, estás muy cansado - dijo Jay, moviendo suavemente a Jungwon.
- ¿Qué... qué hora es? - preguntó Jungwon, bostezando y frotándose los ojos.
- Van a ser la una de la mañana. Debes descansar, más tarde puedes seguir con la tarea - dijo Jay, levantando a Jungwon y llevándolo a su cama.
- ¿No dormirás conmigo? - dijo Jungwon, con un puchero.
- Claro que lo haré, solo iré a tomar un poco de agua. Ya vuelvo - Jay le dio un leve abrazo a Jungwon y acarició su cabeza antes de salir de la habitación.
Jay se dirigió a la cocina para tomar agua, pero al momento de tomar el vaso, este se le cayó. El ruido del cristal roto lo sobresaltó, y corrió a ver si Jungwon se había despertado. Para su alivio, lo encontró dormido, ajeno al incidente.
Jay se sentía cada vez más débil, y Jungwon no tenía idea de por qué. Lo que él ignoraba era que Jay era el ángel que lo protegía de todo mal, pero que había cometido el pecado de enamorarse de él. Por haber seguido su corazón, Jay había sido castigado a vivir como un humano, y sus poderes se iban desvaneciendo poco a poco.
- Lo siento, Jungwon. Creo que no podré estar a tu lado por mucho tiempo - dijo, con tristeza en la voz, mientras observaba el vaso que se le había caído de las manos y se había hecho añicos.
Jay sabía que el destino de Jungwon era cruel, pero haría lo imposible por cambiarlo.
