Malos sueños

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En el minimercado, Obanai se compró dos cajitas de ramen, porque a este no le gusta cocinar. Pago todo y se volvió caminando a su casa, porque cuatro cuadras no son nada.

Obanai estubo pensando como ah de estar su compañero de vida: Kaburamaru, su serpiente, se decía a si mismo que si Kaburamaru llegaba a traerle otro ratón se lo iba a tirar en la cara a su vecino, que le cae mal.

Llegó a su casa, dejó la bolsa con las compras y se puso a calentar agua para el ramen- Kaburamaru, ¿donde estas? -pregunto al aire el de barbijo, el cual se sacó al llegar a su casa-

De un rincón diminuto salió la serpiente blanca y de ojos rojos como la sangre, este último llevaba un ratón en su boca sintiéndose orgulloso.

- ¿Otra vez?, me alegra que allas matado a las plagas, pero te dije millones de veces que se las dejes por la casa al vecino -dice el azabache algo enfadado y decidido a tirarle el ratón a su vecino-

Toma el ratón que le entregó su amigo, sale al patio de su casa y disimuladamente, se lo tira en el patio al vecino que odia, sonriendo maliciosamente.

- Bueno, ahora a comer, Kaburamaru -se sienta a comer y mientras tanto se pone a hacer un modelo del examen que va a tomar-

Obanai estaba que comía y escribía, mientras Kaburamaru le robaba algunos fideos del tazón, sin ser regañada por su dueño.

Luego de comer y tener casi listo el examen, se pegó una ducha y se fue a dormir plácidamente. Apenas su cabeza tocó la almohada se durmio muy profundamente.

Cerró los ojos y extrañamente los abrió de nuevo, pero no estaba en su casa, ni en algún lugar conocido, era solo un espacio en blanco, que parecía no tener salida, incluyendo que estaba vestido con un uniforme extraño y un haori a rayas negras. En lo único que pensaba Obanai era: ¿Que hago aqui?, ¿sera el cerebro de Hashibira?

Estuvo caminado sin rumbo alguno, empezando a creer que estaba muerto o algo por el estilo, hasta que empezó a ver a alguien, esta estaba dando la espalda. Obanai se acercó a la chica, noto que era mujer porque llevaba una pollera, el uniforme se parecía al de Obanai, solo que este no llevaba la pollera y traía puestos unos pantalones gigantes.

Se acercó a la chica sintiendo algo extraño pero cálido en su pecho, extendió su brazo para tomarla del hombro y verle la cara, pero justo antes del acto, el piso pareció romperse y Obanai cayó con el piso, llegando a ver únicamente el pelo de la chica.

Se despertó de un salto por la caída que tubo, miro la hora, que marcaba las 2:23 de la mañana, se tocó el rostro con ambas manos y suspiro de alivio- Fue solo un mal sueño, pero... ¿Que era ese uniforme? -se quedó con la duda y no pudo volver a dormirse, entonces decidio terminar el examen que estaba a medio hacer-

Se sentó y estubo escribiendo toda la noche y madrugada, hasta que llegó la hora de trabajar... Yey!, volver a ver a esas pesadillas le molestaba, pero lo ignoro porque almenos vería a su amigo, tomó sus cosas y partió de su casa, con camino al colegio.

En el camino a su primer salón se topó con Uzui, el cual noto su cansancio y se acercó a preguntar por su estado.

- Que sucede Obanai, noto que dormiste mal -se acercó el alvino y le dio unas palmadas en el hombro-

- No te incumbe en lo absoluto -respondió fríamente el azabache, para luego ir a su salón, en el cual daría su primer clase del día-

El contrario quedo impactado por la actitud de su amigo, pero sabia que era normal de el- siempre tan odioso - se dijo a si mismo y se fue a su aula también

Los chicos con los que empezó Obanai notaron a simple vista su cansancio, por las ojeras que llevaba colgando de los ojos. Entonces la primer clase del azabache fue lo más tranquila que se pudo, porque sabían que si lo llegaban a hacer enojar, Obanai iba a explotar y a tirar por la ventana a todos sus alumnos.

Amor despues de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora