III

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   Volvía a casa lo más rápido que podía, como todos los días. Su miedo constante era no llegar a tiempo y encontrar a su padre muerto, él estaba muy mal, ya ni podía pararse de la cama.
La vida de Pablo era difícil, cuidar de su progenitor, atender la granja y salir a vender por la ciudad para conseguir algo de dinero. Cada vez le costaba más, los días se le hacían muy cortos, en cualquier momento se rendiría.

-Papá, he vuelto- fue directo a la habitación de su padre, cada vez lo encontraba peor- ¡Papá! Estás volando de la fiebre. Ya vuelvo, te traeré un pañito húmedo.-

Cuando vuelve, ve a su padre sentado en la cama.

-Hijo mío, ¿cómo te ha ido hoy?- preguntaba su progenitor con su voz débil.

-Me ha ido excelente. Sabes, la chica de la farmacia me quiso cobrar de más y un señor pagó por mí. Es un buen hombre, ayer me ha dado dinero.- Lo decía con un leve sonrojo, y un pequeño brillo en los ojos.- Pepi me ha dicho que se apellida Lewandowski, o algo así.- El joven ve como su padre cambia rápidamente su semblante a uno serio.

-Los lewandowski son unas lacras, unas sanguijuelas. No te confíes, Pablo.- El chico no entendía, ¿entonces por qué era generoso con él?

-¿Por qué dices eso, papá? El señor Lewandowski es muy amable, gracias a él pude comprarte los medicamentos que tanto necesitas.-

-Ellos son conocidos por usar a las personas como nosotros, hacen creernos que tenemos oportunidad de salir adelante, y luego, te cierran todas las puertas.- El hombre viejo da un largo suspiro.- Escucha, no es normal que alguien adinerado trate tan bien a un chico de campo como tú. Manten los ojos abiertos, no te dejes endulzar.


























-Y eso fue lo que me dijo.- Pablo conversaba con su amigo mientras descansaban en un parque.

-Tu padre no sabe nada. Lewandowski es el tipo más amable del mundo. Ha hecho innumerables obras de caridad, lo único "malo" es que se busca chicos jóvenes para pasar un rato, pero fuera de eso, es buena onda.- Estaba confundido, y su rostro lo demostraba- Tú me entiendes.- Pedri gira su cabeza y ve a lo lejos al hombre, al parecer venía caminando hacia ellos.- Míra, tu sugar daddy viene para acá.

-Disculpen la interrupción. Mucho gusto, soy Robert Lewandowski.- Pablo y Pedro le devolvieron el saludo.- He estado observándolo desde hace tiempo, y puedo notar que usted tiene un don en el área de la cocina.- Se dirigió directamente al más joven. Pablo se sintió halagado.- Justamente, estoy necesitando un cocinero. Le ofrezco un digno puesto de trabajo en mi hogar. Y no se preocupe por nada, allí tendrá todo lo que necesite para hacer su labor.-

Gavi no sabía que decir, algo dentro de él le decía que debía aceptar el trabajo, pero su lado cuerdo le recordaba que tenía a su padre enfermo en la granja, además que éste le había dicho que no debía relacionarse con ellos.

-Le pagaré una buena suma de dinero, si es lo que está pensan-

-No, lo lamento.- Pablo lo interrumpe abruptamente.- No puedo aceptar el trabajo.- Lewandowski, sorprendido por la respuesta del menor se limita a solo asentir.

-Aquí está mi número por si te arrepientes.-

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El Prado |ˡᵉʷᵃᵛⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora