~Alcohol~

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иαяяα∂οя οмиιρяєѕєиτє 👤:

Una vez que Luther tomo al menor, salieron de la biblioteca, caminando por las calles los 4 hermanos, Diego le compro una ensaimada al teñido, pues apenas había comido algo en estos últimos días por todas las cosas que hacía.

De hecho, habían estado un buen rato hablando sobre lo que había pasado la noche anterior, en ese mismísimo instante fue cuando el de apariencia de 16 años reacciono y se dio cuenta de que "aquellos asaltantes" eran los mismos que trataron de matarle a él y a Cinco hace unas noches atrás.

Después del resumen de los acontecimientos, se levantaron de la cafetería donde estaban, ya era bastante tarde, caminaron por un callejón, ____ cargaba con Dolores aún, miro de reojo a Cinco, viendo como este se removía poco a poco, despertando.

— No podemos volver a casa, no es segura, esos locos podrían volver en cualquier momento —dijo el híbrido de mono.

— Mi casa está más cerca, nadie lo buscará allí —explico el otro "adulto".

Por otro lado, el preadolescente hizo sonidos de vomitar, cosa que alteró al de mechas rubias, quien se giró a mirarle con preocupación.

— Cómo me vomites encima —amenazo Luther, moviéndole un poco.

— Mmh... ¿Sabes lo más gracioso? Que estoy en plena pubertad, por segunda vez —soltó una risita antes de tirar la cabeza hacia atrás mirando a ____, viéndole al revés— me he amorrado a la botella... Es lo que haces cuando el mundo que amas dice adiós ¡Puf! Chao.

— Cinco, deberías descansar un poco más, aún no estás en tus plenas condiciones —exclamo el adolescente, extendiendo una mano para acariciar su mejilla, sonriendo levemente.

El azabache tan solo negó, apartándose del agarre del chico para mirar a quien le cargaba, curioso por lo que sus hermanos decían mientras este dormía.

—¿De qué estáis hablando?

— Dos enmascarados atacaron la academia anoche —respondió su "vehículo".

— Te estaban buscando —Diego caminaba enfrente, guiándoles hacia su casa— necesito que te centres ¿Qué quieren?

— Son Hazel y Cha-Cha

— Espera... ¿Los psicópatas de la otra noche tienen nombres? Suponía que de algo les conocías, pero no supuse que de tanto —____ apretó levemente los labios después de decir eso.

— Sí, tienen nombre, son lo mejor de lo mejor, después de mí, claro —volvió a reír levemente.

— ¿Mejores en qué? —Luther le miro.

Cinco se quedó unos segundos callado, después volvió su mirada hacia la maniquí, señalándola levemente con la mano mientras reía, obviamente aún borracho.

— ¿Sabéis? Ella odiaba que bebiera, decía que me ponía gruñón.

— ¡Ey! —Diego dejo de caminar y se giró con brusquedad, asustando levemente al teñido— necesito que te centres ¿Qué quieren de ti Hazel y Cha-Cha? —Cinco rio ante la pregunta— solo queremos protegerte.

— ¿Protegerme? No necesito tu protección, Diego —su cara de risa paso a una un tanto más seria— ¿Sabes a cuantas personas he matado? No... Yo soy los cuatro jinetes —se reincorporó como pudo, pero casi no podía ponerse recto— y el apocalipsis se acerca —y después de eso giró la cabeza y vomito detrás de Luther.

— ¡Cinco, por dios! —el de mechones aparto la mirada, haciendo cara de asco, alejándose un poco de él.

Después de aquel vómito, el menor acabo por dormirse de nuevo, no mucho después. Siguieron el camino hasta casa de Diego, la cual era como un sótano en un gimnasio.

Entraron al gimnasio y bajaron por las escaleras, llegando a aquel cuarto el cual llama casa, Luther fue a dejar a Cinco en la cama, mientras que ____ dejo a Dolores en una silla, acomodándola bien.

Después de eso fue junto a sus hermanos para ver como el azabache dormía placidamente, se veía tan relajado.

— Tiene gracia, si no supiese que es un imbécil, diría que es adorable cuando duerme —exclamo el dueño de la habitación.

— Sin duda lo es... —murmuro el teñido, sin poder apartar la mirada de Cinco, sonriendo levemente, ganándose una mirada algo extraña por parte de Diego.

—Tranquilo, en cuanto le baje la borrachera, volverá a ser igual de borde que siempre —dijo el medio mono.

Diego caminó hacia una estantería que tenía, allí habían muchos artefactos, entre ellos una radio.

— No puedo esperar tanto, quiero saber que le relaciona con esos locos antes de que muera alguien más —empezó a toquetear la radio.

— Todas esas cosas que ha dicho antes ¿A qué crees que se refería? —____ iba a responder su pregunta, pero vio como Diego hacía una señal con la mano de que guardasen silencio.

Tomo uno de sus cuchillos y camino a paso rápido, pero sigiloso hacia la puerta, tomo el pomo de esta e hizo una señal como de que defendieran a Cinco en caso de que algo entrase.

Abrió la puerta rápidamente y amenazo con lanzar el cuchillo, rectificando a tiempo, pues tan solo era Al, el dueño del gimnasio.

— ¿Qué quieres Al? —cuestiono el pelinegro, guardando el cuchillo y abriendo del todo la puerta.

— No soy tu secretaria, antes ha llamado una chica, ha dicho que necesitaba tu ayuda.

— ¿Qué chica?

— Yo qué sé, una inspectora, ha dicho que se llamaba "Blach" o algo así —dijo el hombre mayor, apoyado en la barandilla.

— ¿Patch? —el hombre hizo un gesto con los hombros, en señal de que podía ser— necesita mi ayuda... —se aproximó a la puerta nuevamente.

Al saco de su bolsillo un papel que el mismo había escrito, no se entendía casi nada, pero Diego estaba acostumbrado a ese tipo de cosas, así que no le molesto.

— Necesita que vayas a un motel, a ese antro que hay el Calhoun, hace media hora que te ha llamado —le dio el papel— ha dicho que ha encontrado a tu hermano.

— Eso no tiene sentido... —miro a Cinco, el cual dormía placidamente en su cama, después miro a Luther—Klaus...

Antes de que nadie dijese nada, el propietario de aquella habitación se fue, sin decir nada, se notaba que iba con prisas.

El ambiente era algo tenso, era obvio que ____ y Luther no se llevaban para nada bien, el primero nombrado tomo la silla donde estaba Dolores, tomando a la maniquí y poniéndola en la cama junto a Cinco.

Se sentó en la silla, colocándola cerca de donde estaba el menor, después le hizo una señal a Luther para que se fuese, sinceramente no le apetecía estar en la misma habitación que él, los dos callados, demasiado incómodo.

El mayor, al no tener objeciones, asintió, despidiéndose con la mano y aproximándose a la puerta para irse como segundos antes había hecho Diego, solo que no tan deprisa.

El rubio se quedó mirando a Cinco dormir, apoyado en la silla, se cruzó de brazos, esperando que se despertase para poder hablar con él, debía quedarse despierto, no quería que nada malo le pasase, no otra vez.

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¡Aló presidente! ¿Qué tal?
Tengo sentimientos contradictorios ante Cinco y ____, por un lado quiero que se besen pero por otro lo veria turbio... Ns, ns.

No es mi culpa ser así [cinco x male!reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora