𝐋𝐎𝐕𝐄 𝐎𝐑 𝐃𝐔𝐓𝐘-𝐣𝐚𝐜𝐚𝐞𝐫𝐲𝐬 𝐟𝐚𝐧𝐟𝐢𝐜𝐭𝐢𝐨𝐧

07

Reputaciones frágiles

everyone's perspective

La seguridad de las palabras y confianza que deslumbraba mientras lo decía el príncipe Jacaerys, hizo que Alyssa sintiera total seguridad de que esta decisión fue la mejor de su vida. Que la comprometieran con Jacaerys Velaryon. Daeron tras intercambiar un par de palabras más con Jacaerys se marchó, dejándolos solos. La princesa Alyssa, casta y santa, el príncipe Jacaerys, leal y valiente. Solamente había un problema, que ninguno tenía las agallas de decirse lo que realmente sentían por el otro en voz alta. Jamás podrían por las presiones familiares de ambos.

—Sabes Alyssa, yo te empecé a amar cuando me dijeron que estaba comprometido contigo.—confesó Jacaerys con total sinceridad.—No sabía el porqué o cómo, pero solo que te amaba. Y para mí eso era suficiente, pero si para ti no...

—En absoluto, puedo creer que tenemos los mismos deseos príncipe.

Alyssa, quien quería mantener esa faceta de niña buena, fingiendo que el deber a su familia era más importante para ella que el amor que sentía y admitía internamente que sentía por Jacaerys. Estaba en medio de un conflicto que saldría mal por los dos lados, era o perder a su familia, o vivir feliz con quien sabía que era el amor de su vida.
Tenía sospecha de esa certeza desde hace días, desde que la salvó del príncipe Aegon, ella lo comenzó a ver con otros ojos y mirada. Aunque también pensaba en su reputación. La reputación de una mujer, especialmente alguien de alta cuna como ella, era tan frágil y delicada que con un solo rumor sobre su virginidad o cualquier cosa, la destruiría. Aunque fuesen mentira.
Ese fue el problema.

/•••/

La princesa Alyssa se levantó temprano en la mañana, nada más el primer rato de sol apareciese en su habitación. Su séquito de criadas la esperaban fuera de su habitación, quienes la ayudaban a arreglarse y vestirse para el día. Le trajeron varias opciones de vestido: uno azul oscuro con detalles dorados; otro rojo y negro bastante elegante; otro azul claro con bordillos blancos; y por último, uno rojo con bordados dorados por todo el vestido. Ese fue el que más le gustó a la joven princesa, que le gustaba—como a todas.—ponerse guapa. Ahí después de escoger vestido, empezó a escoger las joyas. Un collar dorado que iba a juego con pendientes, estos ella recordaba que se los regaló Daeron. año sabía de donde los consiguió, solo que era un regalo suyo y eso valía por millones en el diccionario de Alyssa.

—Así está bien mi cabello, Cresida, podéis marcharos chicas.—dijo la princesa, después de que acabaran de arreglarla.

Se dio un pequeño vistazo al espejo, viendo que todo estuviese perfecto y en su lugar. "¿A Jacaerys le gustara este vestido? ¿O quizás las joyas?" pensó Alyssa al ver su reflejo en el espejo. Salió de sus aposentos, que estaban al lado de los de su mellizo. Aunque parecía que se despertó más temprano y ya se habría ido a quien sabría dónde.
Al caminar unos pasos más, se encontró a más personas que merodeaban por los pasillos. Quienes le dedicaron una leve reverencia y saludo cortés, ella era un princesa, pero había algo que ella no le gustaba. Tal vez era por ese ambiente tenso que se creó cuando ella apareció por la Fortaleza Roja, o quizás se lo atribuía al estrés y cansancio que le hacían imaginar cosas que no eran verídicas. Ya no distinguía la realidad de la mentira.

Aunque dejando todo eso de lado. Alyssa Targaryen era respetada y querida por el pueblo, ya que solía hacer frecuentemente obras de caridad para los huérfanos o más necesitados, trataba muy bien a su séquito de criadas y emanaba ese tipo de aura que hacía que confiaras en ella instantáneamente. También se le reconocía la inteligencia y astucia que solía poseer, rasgo de los Hightower me temía, como el resto de su belleza natural. Aunque de Targaryen también tenía bastante, era jinete de una dragona de piel blanca reluciente. El cual si sacabas a pasear por la noche, de lo blanco que era, se vería como una estrella fugaz por el cielo.