Silencio... pero otra vez algo lo rompió.
—Van a seguir cerrando los ojos o empezaremos a movernos? — Dije hiperventilando
Sebastian, Farid, Alexander y Hariman abrieron los ojos extrañados.
—¿M... Marcell?, esto es... el cielo? — Preguntó crédulo Farid.
—No idiota... no están muertos— Respondí tronándome los nudillos.
—No estamos... muertos...— Alexander buscaba alguna herida de bala en él. — Pero... y los disparos? —
Con la cabeza señalé al cuerpo inerte de Matheews.
—Bien... hecho chico...— Hariman sonreía con dificultad.
—No hables... guarda energía— Dije agachándome y acercándome a él —Encontraremos la manera de sacarte de acá y estarás mejor... lo prome...—
Hariman me interrumpió. —He perdido mucha sangre... es cuestión de tiempo...—
Otra vez la pena y tristeza abrumaba el momento.
—No puedes rendirte así Hariman— Sebastian rogaba.
—No me estoy rindiendo... solo... que ya era hora... lamento no haberlos podido salvar— Hariman soltaba unas lágrimas lentamente.
—Lo hiciste— Alexander con el corazón en la mano, al fin mostraba confianza. —Sin ti no hubiésemos llegado hasta acá— se rio un poco. —Si, no sabemos a dónde ir ahora, pero... sobrevivimos—
—Y pudimos hacer cosas que nunca nos imaginamos— Farid apoyó.
—Creo que... podremos saber que hacer y es gracias a ti— Dije.
Hariman se rió un poco y escupió un poco de sangre. —Con que así se siente ser padre eh...—
Todos nos reímos un poco.
—Cuando... el helicóptero llegue... deben entregarse, no se resistan— Hariman decía mientras con dificultad sacaba el último cigarro y se lo ponía en la boca.
—¿Helicóptero? — Preguntamos.
—Solo... háganme caso— Hariman sacaba su encendedor y trataba de encenderlo, fallando y dejando caer su mano con el encendedor.
El sonido de un helicóptero se acercaba y las luces de este se empezaban a notar.
Recogí su encendedor, lo prendí y lo acerqué a su cigarro, logrando prenderlo y que con las pocas fuerzas que le quedaban, podría fumar por última vez.
—Gracias en serio. — Farid dijo aún con lágrimas en los ojos.
—Manténganse juntos... el mundo es malo... pero ustedes me han demostrado que hay una esperanza, y confío... en que ustedes... sabrán como ayudar...— El cigarro de Hariman se empezaba a apagar. —Son chicos... muy hábiles... y hacen buen equipo... manténganse... juntos...— La mirada de Hariman viajó al vació, sus brazos cayeron y su cigarro se apagó junto con él.
—Eso haremos...— Dije mirando a mis amigos, los cuales asintieron y se levantaron.
El helicóptero de este bajó agentes pero que no se veían como los que nosotros conocíamos, bajaron ordenando que levantemos las manos, tiré mi pistola y guardé el encendedor, para luego levantar las manos.
—¡Aléjense del cuerpo! — nos ordenaban. —¡Manos arriba y rodillas al suelo! —
Nos sometieron y esposaron. Entre el desastre pude ver a una oficial acercarse a Hariman.
—Descansa en paz viejo amigo...—.
—¿Q... qué? — pregunté, pero al instante nos inyectaron un sedante.
Todo se volvió oscuro, solo recuerdos intermitentes, como nos subíamos al helicóptero, el fuego visto desde arriba.
—Hubo un intento de curar a todo el domo— Escuché a el piloto hablar.
— ¿Y resultó? — La misma voz femenina de hace rato respondió.
Pero otra vez todo oscuro... ¿Funcionó?... o no lo hizo, ¿Por qué no puedo recordar?.
—Despierten— Un guardia dijo golpeando las rejas de nuestra celda. —acompáñenme— dijo.
Recuerdo que donde nos tenían encarcelados se veía mejor que las instalaciones de la ciudad... era más... bonito, por decirlo de una forma, sentí que caminamos una eternidad, desde las celdas a una sala de interrogatorio... o eso parecía.
—¡Señora, aquí están! — El guardia exclamó.
—¡Excelente!... eh... esperé, ¿Por qué las esposas? — Preguntó
—Por seguridad señora... son un riesgo— respondió el guardia.
—Por favor, un riesgo... esos son niños, un poco de trato decente pido, quítales las esposas, ya... ¡Rápido! —
—¡Sí señora! — Respondió y nos quitaron las esposas. Para luego retirarse y dejarnos en el cuarto con la señora que hablaba.
—Siéntense por favor... —
Con algo de dificultad hicimos caso, pues aún nos sentíamos drogados.
—Fue una dosis fuerte... pero ya está pasando— Ella sonrió. —Soy la Capitana General Alexandra Stones... un placer—
—Soy... Farid...—
—Yo Marcell—
—Alexander...—
—Me llamo Sebastian—
—Me recuerdan mucho a mi antiguo equipo...— Dijo Alexandra con una sonrisa amable. —Bueno... al grano, lo que ha pasado estos días...—
—El infierno— Dije irritado.
—Exacto... hubo diferentes problemas y... pérdidas...— Agachó la mirada. —Entiendo que para niños de su edad esto es... un episodio de trauma muy grande y... me sorprende que mantuvieran la cordura. —
—Tuvimos que...— Farid recordaba cuando asesinó a Laila.
—El mundo está jodido— dije mientras dirigía mi mirada al encendedor de Hariman que lo tenía la General.
—Entonces Hariman no se equivocaba— Dijo con cierta emoción.
Nuestros ojos se iluminaron un poco. —Hariman... conocía a Hariman— Alexander dijo curioso,
—Claro, es importante... pero primero quiero saber... ¿Quieren rehacer sus vidas?... pregunta rara para chicos que no empezaron a vivir... pero ¿Quieren? —
—Claro que quisiéramos...—dije aún mirando el encendedor. —pero, ¿Dónde está el truco? —
—No es un truco— Agarró el encendedor y lo extendió. —Es un trato—.
—¿Que tenemos que hacer? — Preguntó Sebastian.
—Un cambio...— Alexandra sonrió... —Una mejora, algo bueno...—
—¿No había dicho que al grano? — Farid la interrumpió.
—A eso voy...— me extendió decidida el encendedor. —¿Que dicen... quieren arreglar este mundo tan jodido? —
Miré el encendedor y lo recibí, sin ver a mis compañeros... sabía que estarían de acuerdo.
—Claro que queremos— dije y prendí el encendedor.
—Que emocionante... serán los cuatro contra el mundo— Alexandra notaba mucha emoción.
—Bueno...— Sebastian dijo.
—Estaremos juntos, contra el mundo— Completé la idea de Sebastian.
Cerramos el trato presentado... la promesa de una nueva vida y mejor, mientras tratamos de "salvar" el mundo...sabemos que los héroes no existen, o que vivir un videojuego es imposible... pero también era imposible que cuatro chicos de doce años sobrevivan a experiencias tan peligrosas... pero si sobrevivimos juntos, seguiremos adelante juntos, sin importar que venga... pelearemos y sobreviviremos.
Continuará...
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Solo somos 4
Science FictionEl mundo es un lugar jodido, oscuro y malo, pero... ¿Qué pasaría si se pone peor? el fin de todo lo que conocen acecha a cuatro niños de doce años quienes hace un tiempo su mayor preocupación era si habían hecho la tarea o no, ahora les tocará choc...