Capitulo 5

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En estos momentos Llanos podría decir que estaba feliz. Era el primer día en toda la semana que estaba tranquilo con sus amigos, esperando entrar al cine. Los días anteriores los tres chicos, especialmente el e Izan, habían sido atormentados por los chicos del instituto. Se podría decir que era una venganza por lo de la otra vez, pero esos chicos eran muy resentidos, demasiado. La mayor parte de sus recesos terminaban en el baño y comiendo detrás del edificio.

Por fin era sábado y tenían un poco de paz, o al menos sus dos amigos, ya que Llanos no podía quitarse de la cabeza a un egocéntrico chico de ojos marrones. Especialmente esta semana tuvo una actitud muy irritante. En los pasillos de la escuela siempre se burlaba de el y en la biblioteca, a pesar de que habían pasado días, no se acercó a hablarle ni una sola vez y por demás, ahora estudiaba mirando hacía la ventana y dándole la espalda a Llanos. El se convencía a si mismo que el cambio de actitud en Apolo era simplemente porque quería ganar mas popularidad. Debido a que era imposible que fuera por el, y más porque no había hecho nada que enfadara al castaño.

También decidió ignorarlo y disfrutó de la película con sus amigos. 

Todo se fue al garete, al salir de la sala de cine.

- Chicos, ¿Quieren ir al baño?- Preguntó Matteo, sorbiendo el refresco por la pajilla.

- No, ¿Y tú?- Le preguntó Llanos, divertido al ver a su amigo asentir frenéticamente.- Pues claro, si te tomaste los tres vasos.

- Las palomitas me dejaron sediento- Dijo votando el vaso en una caneca, después comenzó a balancearse sobre sus talones mientras les decía:- Ya vuelvo, iré a depositar.

Eso logró que Izan hiciera una mueca y riera seguidamente. Llanos estiro los brazos, en verdad tenía frio; a pesar de que llevaba una chaqueta encima. El pelinegro sonrío al escuchar lo que dijo su amigo antes de irse. El y sus comentarios eran peor que el propio Llanos. Se podría decir que Izan era el mas inocente del grupo, aunque el aveces no se quedaba atrás.

- Oh, mierda- Murmuro Izan mientras sus mejillas se encendían, debía de ser grave ya que eran pocas las veces en las que su amigo maldecía- Son ellos- Le susurro a Llanos acercándose, observaba hacía un punto frente a ellos.

Llanos intento buscar a quien se refería y observó con horror que allí estaba el pequeño grupito del colegio. Obviamente reconocía a Apolo primero (Claro que lo primero que pensó era que estaba hermoso y el corazón comenzó a latirle con fuerza, era muy imbécil el niño) Después logró ver a Violeta (Una de las chicas que lo fastidiaban en el colegio), a Lucía (otra) y obviamente a Iker y a Yeray. Intentó parecer seguro, para así no preocupar a su amigo, pero no pudo evitar sentir miedo. Solo esperaba que ellos aún no los hubieran visto.

- Descuida, Zan. Ellos...- No pupo terminar de hablar ya que su amigo no lo escuchaba.

Sus ojos rubios estaban clavados en el pelinegro del otro grupo, que en estos momentos reía por algo que había comentado Iker. Izan parecía realmente hipnotizado, mirándolo, y Llanos tuvo que sacudirlo por el hombro para que volviera su atención a el. 

- ¿Estas bien?- Alzó una ceja e Izan negó con la cabeza.

- No quiero que nos vean- Dijo en un tono bajito, su cabello rubio lo hacía lucir muy inocente.

- Descuida, ellos no nos...- Se calló, al ver como los ojos de Apolo se posaban en el por accidente.

Lo miró sorprendido, como si de verdad no hubiera esperado encontrarlo allí, en el cine. Al menos Llanos podía estar seguro de que ellos no los seguían para fastidiarlos fuera de clases. Sin poder evitarlo comenzó a sentir cosquillas en su estomago y quiso golpearse mentalmente.

Solo estaba nervioso porque le hicieran algo a Izan, debía de ser eso. No podría haber otra cosa que explicara su nerviosismo. Cuando Yeray los observó, al igual que agua caliente, Izan se apartó de Llanos y comenzó a jugar con sus manos. La sonrisa del pelinegro se hizo más pronunciada al ver al rubio, les comentó algo a los chicos y estos al verlos, comenzaron a reír entre ellos. 

Sintió sus piernas temblar, percatándose que caminaban hacía ellos. Debía de hacer algo, había sido un día increíble y ahora se iba a arruinar. Apolo, mientras caminaba y hablaba con Iker, observaba fijamente a Llanos con una sonrisa coqueta. El era muy lindo, llevaba un pantalón amplio negro, camiseta blanca y camisa negra.

- ¡Llanos, amigo mío!- Dijo una voz femenina a sus espaldas mientras un brazo se posaba en sus hombros.

Era una chica muy guapa de pelo negro y mechas rubias, de ojos verdes, llevaba un vestido corto con una casaca de jean y observaba a Llanos con diversión.

- ¡Zan!- Otro chico, con el cabello negro y los ojos de un similar color verde al igual que la chica, abrazó a Izan.

Los dos chicos estaban tan sorprendidos que no hicieron nada. El grupito se detuvo, al ver a los dos desconocidos que estaban junto al grupo de chicos. Violeta murmuró algo y Yeray observó a Izan. Volvió a hablar, observando al chico que se colgaba de el mientras Apolo y los demás los escuchaban. Casi de inmediato apareció Matteo, sonriendo. 

- ¡Oh, chicos! Veo que ya conocieron a mis amigos- Dijo alegremente mientras observaba al grupo con intención.

- Es un gusto, me llamo David- Se presentó el chico, acercándose a Llanos y dándole un beso en la mejilla.

Apolo hizo una mueca similar a la que tendría alguien de haber chupado un limón.

- Yo soy Ana- Se presentó la chica atractiva, llegando a donde Izan y plantando y suave beso en el dorso de su mano.

Yeray hablaba con los labios apretados.

Al final, el grupo se dio la vuelta y se fueron. Los dos chicos suspiraron y observaron a los hermanastros como si fueran ángeles del cielo.

- Gracias, muchas gracias- Izan se lanzo a abrazar a David, así de adorable era. El chico recibió el abrazo con gusto.

- Nos han salvado de una buena- Dijo Llanos y le dio una mirada significativa a Ana, esta le sonrío encogiéndose de hombros.

- Mi buen amigo, Sinet, nos dijo que necesitaban ayuda y eso hemos hecho. No hay que agradecer.

- Gracias a Dios que me los encontré. Se supone que los iba a ver mañana pero, miren la sorpresa- Dijo abrazando a sus dos amigos de la infancia y luego fue hasta sus amigos, rodeando la cintura de cada uno con su brazo-. Gracias por salvar a mis chicos, no hubiera podido yo solo.

- Parecían unos nenes, aunque la chica rubia no estaba mal- Dijo David con una sonrisa picara y su hermana río.

- Eres imposible- Dijo y los otros estuvieron de acuerdo.

Fueron hasta una pizzería, para la satisfacción de Llanos, y duraron una hora hablando y riendo entre ellos. Eran amigos de Matteo desde hace años y llevaban un tiempo que no se veían. El próximo año iban a entrar al instituto de ellos y habían llegado hasta la ciudad para pasar las vacaciones.


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Violeta, Lucía y Ana son inventadas

Para los que no sabían en apellido de Matteo es Sinet 

y finalmente este es el tal David

y finalmente este es el tal David

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Apolo x Llanos - RivalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora