Al fin era jueves, eso quería decir que faltaba un día para el viernes y pronto el tan anhelado fin de semana. Llanos se encontraba un poco más feliz, de alguna forma. Últimamente sentía que tenía una ventaja sobre el castaño, y era molestarlo.
Seguía sin comprender porqué el castaño terminaba rabiando, pero cada vez que Llanos le hablaba a un chico o era muy coqueto con una chica. Apolo lo miraba como si fuera a jalarlo del cabello.
Hoy en la mañana, en el laboratorio de biología, había sido alucinante pero no del todo, ya que terminó con un encéfalo de vaca en su cabello.
Él tenía de compañero de mesa a Ethan, un chico lindo de su clase. Nunca habían hablado mucho pero hoy decidió ser muy encantador con él y, extrañamente, el chico le habló de forma muy animada. Aún recuerda cuando dijo un comentario sobre sus ojos y el chico se sonrojó. Llanos se felicitaba interiormente, no sabía que tuviera algún talento para coquetear y menos con los chicos.
Miró divertido como toda la clase Apolo cortaba el encéfalo prácticamente clavando el cuchillo en la tabla mientras observaba a Ethan, luego lo fulminó con la mirada a él y Llanos prefirió mantenerse alejado. Había sido el colmo cuando Ethan, con más confianza, había dejado un beso en la frente de Llanos, al despedirse. Antes de que pudieran hacer algo, Llanos sintió un objeto pegajoso en su cabello. Era un tentáculo del animal que acababan de disecar y Ethan también tenía varios pedazos.
Apolo estaba riendo con sus amigos e hizo una cara de << Yo no fui >> tan falso, que por esa razón Llanos no le dijo sus cinco palabras. Pero igual seguía feliz, porque al salir a limpiarse cuando volvió se encontró con Ethan que estaba hablando con un amigo suyo a lo lejos y ahora Apolo debía ser el que ayudara a el chico moreno.
Le pareció perfecto, duró una hora entera escuchando los insultos del castaño cuando él se equivocaba y también viendo como rodaba los ojos, sus hermosos ojos. El problema era, que después de salir de aquella burbuja, cayó en cuenta de todo ¿Qué coño estaba haciendo? No intentaba llamar la atención de él, solo le gustaba fastidiar a Apolo porque era un tarado con sus amigos. Sí, sí, esa debía ser la razón. O eso se dijo mientras iba al salón, para su sorpresa no encontró a ninguno de sus amigos ¿Dónde podrían estar?
Intentó ir por los pasillos buscándolos, decidió ir a ver al campo de futbol. Los tres estaban allí, observando a las animadoras entrenar, y todas, incluso Violeta, lucían muy bien con el uniforme azul y la falda. Izan comía unas papas de su bolsa mientras sus piernas estaban estiradas hacia adelante, Matteo y David charlaban distraídamente de cosas triviales.
- No sabía que iban a estar aquí- Dijo sentándose junto a David y observándolos.
- Claro, se supone que hoy dan los resultados. Todos debemos estar aquí y ustedes, que son mis fieles amigos, también- Dijo el pelinegro, encogiendo los hombros. Después se acercó un poco más, susurrando - Ademas, creo que tengo un flechazo por la flyer.
Se refería a la chica de cabello castaño con mechas azules y ojos café, esa era Isabella. Llanos la recordaba ya que fue ella quién el año pasado cuando estaba bañado en pintura, obviamente por una broma de Apolo.
- ¿Isabella? Es una zorra- Afirmó, y el chico hizo una mueca.
- Tu también te fijas en el castaño idiota y no te digo nada. Gustos son gustos, querido- Dijo cruzándose de brazos y mirando divertido a su amigo, que tenía un rubor delatándolo en las mejillas.
- Yo no me he fijado en nadie- Rebatió Llanos, muy a la defensiva y Matteo se rió en su cara.
- Oh para nada: Chico-babeo-por-el-castaño-en-uniforme-con-casco, lo dejaste bien claro- Robó una papa de la bolsa de Izan y este se quejó.
- Ustedes imaginan cosas donde no las hay- Rodó los ojos y fue hasta Izan para sentarse junto a él, mientras David negaba con la cabeza.
- Solo recuerda que es un perro y siempre será un perro, Miguel. Ese es su lema- Recordó Matteo, pero su mejor amigo lo ignoró, Llanos podía ser muy cabezota.
- Un gran imbécil, al igual que Yeray- Murmuró para él mismo, casi de inmediato su otro amigo rubio giró para encararlo.
- Yeray no es un imbécil- Lo defendió Izan y todos lo observaron como si hubiera enloquecido. Un poco más consiente de sus palabras intentó arreglarlo - Bueno... No lo es tanto.
- ¿Estamos hablando del mismo Yeray? Él que siempre se burla de ti, el que nos hace maldades y que cada vez que sonríe ahuyenta a un pájaro ¿Ese Yeray?- Preguntó Matteo, abriendo los ojos con horror, su amigo no podría estar hablando en serio.
- Su... Su sonrisa no es tan fea- Izan se cubrió el rostro con las manos y agitó la cabeza- Ignórenme. Hoy estoy un poco tonto.
- Ya veo- Dijo David e intentó cambiar de tema para salvar a su amigo.
Al poco rato empezaron a llegar los chicos por los resultados de las pruebas. David tuvo que bajar hasta el campo para escuchar mientras sus amigos lo esperaban en las gradas.
En realidad, Llanos había estado muy distraído tumbado en las gradas y mirando al cielo, tanto que no se percató de la gran entrada que hizo Apolo cómo los reyes del lugar. Pero, aunque no supiera que él estaba ahí, seguía pensando en él. Sus ojos ámbar que lo traían loco, la forma en la que arrugaba la nariz, cómo mordía sus dedos cuando estaba nervioso o aburrido.
Se maldecía por saber tanto acerca de aquél chico engreído, incluso aún recordaba que lo había escuchado mencionar que su serie favorita era Breaking Bad. En las vacaciones, sin entender el por que, se había visto las primeras temporadas. La serie era bastante buena, pero le molestaba el hecho de que la hubiera visto solo por el castaño. Estúpido, estúpido.
- ¡Llanos!- Escuchó que uno de sus amigos le gritaba algo.
No le dio tiempo ni de observar a su amigo cuando sintió algo estrellándose contra su cabeza, era un balón de futbol, y prácticamente la punte se le había clavado en la sien. Llanos comenzó a ver rojo mientras sentía el dolor recorrerle toda su cabeza, sus ojos no enfocaban y veía puntos negros en su campo de visión. Intentó levantarse, pero cayó de rodillas en una de las gradas y sintió cómo uno de sus amigos, seguramente Izan, lo tomaba por los hombros. Solo fue capaz de distinguir una mancha marrón acercándose, antes de caer inconsciente.
Dormía y desgraciadamente, al igual que hace varios meses, estaba soñando con Apolo. Sus ojos miel mirándolo con cariño y ellos dos saliendo, simplemente como si fueran amigos de toda la vida, pero siempre despertaba cuando Llanos se comenzaba a acercar a él.
Despertó, respirando pesadamente, y al levantarse de inmediato sintió una punzada en la cabeza, perdió el equilibrio y cayó rendido en el colchón. Estaba en un cuarto limpio y ordenado, había un pequeño armario metálico y un bebedero. Era la enfermería, ahora que lograba recordar, le habían lanzado un balón. Seguro se trataba de que en uno de los pases alguien había apuntado mal y bueno, le había dado a él. En ese mismo instante, una señora de piel oscura y ojos dulces, entró al cuarto. Llevaba una bata y un pequeño carnet de identificación en ella.
- Al fin despiertas, jovencito. Tenías a todo el mundo preocupado- Dijo colocando una bolsa de hielo en su cabeza, Llanos la sostuvo.
- ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?- Preguntó, confundido, aún le quedaban las clases en la tarde.
- Casi todo el día, faltaste a muchas clases y tu mejor amigo tuvo que irse, antes de que el director lo retara- Respondió, sonriendo.
- ¿Mejor amigo? ¿Él se quedó aquí, conmigo?- Preguntó, sin saber si se refería a Matteo o a Izan, ya que los dos eran sus mejores amigos.
- Sí. El chico se parecía muy preocupado y se notaba que te quiere mucho, pero tuvo que irse porque ya estaba perdiendo muchas clases- Le dio un analgésico y un vaso de agua, Llanos no lo dudó y tomó la pastilla.
Se sentía feliz, ya que tenía unos amigos increíbles. Esperaba no haberse perdido mucho y después recordó donde estaba en el momento exacto, cuando le pegó el balón. Casi todo el grupito de Apolo lo había visto hacer el ridículo, seguro cuando viera al castaño este se burlaría de él durante todo el año escolar. Enterró el rostro en la almohada y suspiró. Aún no podía creer que estaba soñando con Apolo, pero esa era su cruda realidad. Y tendría que comenzar a acostumbrarse a ella.
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Apolo x Llanos - Rivales
RomanceMiguel Llanos comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus compañeros, entre un grupo de chicos que lo fastidian conocerá a el popular Apolo Ribera. Comenzará una rivalidad entre ellos, llegando a odiarse a muerte. O al menos eso es lo que ell...