El primer mes de clases tenía a Llanos vuelto un ocho. Le iba muy mal en Inglés y pensaba que suspendería el próximo examen.
Sus días en el colegio ya tenían una rutina:
Llegaba saludando a sus amigos, veía a Apolo y su novia besuquearse toda la mañana, y agarraba el mal humor. Sus amigos lo hacían reír y por un momento lo olvidaba, volvía a ver a la parejita besándose en la tarde y el mal humor aumentaba. Finalmente terminaba o en la biblioteca, o mirando a David entrenar. Casualmente, estas eran las cosas que ocurrían todos los días, lo que menos disfrutaba era el besuqueo de idiotas, pero creyó que ya debería de haberse acostumbrado.
Levaba días viéndolos hacer lo mismo e ir agarrados de la mano, aún no comprendía por que seguía molestándole. Ya debía de haberlo superado, pero cada vez que los veía, sentía unas terribles ganas de golpear a Violeta en el rostro. Decidió ignorarlo, no era su problema. En estos momentos se encontraba viendo a David entrenar mientras estudiaba biología (ya debían de darse cuenta que aquella era su mejor materia) pero en verdad no estaba del todo concentrado.
¿Cómo podría? Si Apolo lucía deslumbrante, corriendo por el campo y pateando el balón, era increíble como en tan solo un mes el equipo había mejorado tanto. Apolo Ribera. Aquel era un nombre que seguramente lo atormentaría, los dos años que quedaban de escuela. Lo observaba, su piel era hermosa, su cabello brillaba y su sonrisa le alegraba el día. Sin quererlo, el pulso del pelinegro se disparó. Era un fastidio cuando le decía. Desde el primer año que le ocurría aquello, pero parecía que cada día empeoraba más y más ¿Por qué? ¿Que tiene él que me haga sentir así?, se preguntó, pero no quiso responder por miedo a la respuesta, era absolutamente imposible.
Suerte que era el ultimo día de la semana y no tendría que volver a verlo durante dos días, aunque sabía que era una mentira, ya que Llanos se sentiría ansioso todos los lunes sabiendo que lo volvería a ver. Después de un rato, el grupo de chicos se fue hasta los vestidores, Apolo lucía muy atractivo con las mejillas rojas y el cabello sudado revuelto. Esperó a David, ellos habían acordado con los chicos que, al terminar el entrenamiento, irían a la pizzería cerca del instituto.
- ¿A quién esperas?- Preguntó la voz de David a su espalda y el chico se ojos negros soltó una sonrisa.
- A un amigo no más atractivo que yo- Le dio una sonrisa y David hizo una mueca.
- Yo soy más atractivo que tú- Dijo ofreciéndole la mano, para ayudarlo a levantarse.
Mientras conversaban y salían del campo, observó como David quedó distraído, mirando a Isabella. Dios, este chico si que babeaba por ella. Solo que esperaba que fuera atracción física, ya que si era algo más fuerte sabía que su amigo sufriría, y no quería que él sintiera dolor.
Bajaron varias cuadras y al llegar a la pizzería vieron que en el aparcamiento habían varios coches, hubo un convertible rojo que se le hizo muy familiar, pero igual Llano entró con su amigo. El lugar tenía una pinta exacta a las cafeterías de los años setenta, fueron a las mesas rojas mientras sus amigos les hacían señas para que se sentaran.
- ¡Llanos, aquí!- Gritó Matteo y él le sonrió, tomaron asiento y Llanos quedó junto a Izan. David estaba al lado de Matteo y los cuatro comenzaron a hablar. Izan bebía de su malteada y Llanos no dudó en robarle unos cuantos sorbos.
- ¿Cómo fue la practica?- Preguntó Izan, un poco interesado en el tema.
- Bien, bien ¿Por qué, Izan?- Preguntó David, cruzándose de brazos, y observando a su amigo de forma acusadora.
- Por... Por nada- Abrió los ojos y comenzó a jugar con los dedos.
- El punto, es que David estaba babeando por Isabella- Soltó Llanos para molestar a su amigo, David se puso colorado.
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Apolo x Llanos - Rivales
RomanceMiguel Llanos comienza la secundaria sintiendo las burlas de sus compañeros, entre un grupo de chicos que lo fastidian conocerá a el popular Apolo Ribera. Comenzará una rivalidad entre ellos, llegando a odiarse a muerte. O al menos eso es lo que ell...