Capitulo 9

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Era perfecto, simplemente perfecto.

El fin de semana de Llanos fue un asco ya que estuvo todos esos días con un humor de perros, y para mejorarlo, el lunes tendría que comenzar su castigo. Debía limpiar los grafitis de los casilleros y baños de las instalaciones del instituto. Perfecto, era una maravilla. ¿Qué más podría suceder?

Al llegar el lunes a la escuela saludó a sus amigos y pensó cuando comió un rico cup cake de vainilla, pero obviamente no iba a ser así cuando el perro de Apolo Ribera apareció en el pasillo, tomado de la mano con su novia.

Llanos prácticamente rechinó los dientes al verlos pasar. Apolo vestía su chaqueta del equipo de fútbol y Violeta su uniforme de porrista, su cabello rubio hacía juego con el cabello de Apolo. Para la desgracia de Llanos, lucían bien juntos.

- Fenómeno - Se burló al pasar junto a él.

- Perro - Devolvió Llanos, captando la pequeña sombra asesina que había en los ojos miel.

Un chico de primero que salió corriendo hacia una clase, pasó junto a ellos y Violeta lo hizo caer. Apolo comenzó a reírse de él, animando a los demás estudiantes del pasillo a burlarse. El pequeño niño se hundió en sus hombros y salió corriendo, Llanos suspiro. Parecía que cada año Apolo empeoraba más.

- Cada año es más zorro y pendejo - Comentó Izan, y Llanos por un momento pensó que le había leído la mente.

Después de clases, y de haber cumplido con su asqueroso castigo, decidió ir a la biblioteca. Pensó que encontraría al castaño ahí, pero no fue así. Se sentó en la misma mesa de siempre, observando con decepción la mesa del fondo vacía. De alguna manera se sintió solo y terminó sin estudiar realmente, solo mirando hacia el techo.

Fue hasta las estanterías y buscó un libro, no tenía ni idea de cual quería encontrar, pero sería alguno que le haría olvidar su asqueroso día. Terminó leyendo uno de Stephen King que prácticamente le ocupó la hora. Al terminar, lo volvió a guardar y se llevó otro diferente. Fue hasta la pequeña sala de estar, en la biblioteca tenían una en la cual habían dos pequeños sillones de dos plazas, formando un cuadro alrededor de una mesita ratonera. Se recostó en uno de los sillones, intentando leer su libro de biología, y los parpados comenzaron a parecerle pesados. Antes de darse cuenta, cayó dormido.

Después de un rato comenzó a sentir como alguien acariciaba su rostro y apartaba el pelo de su frente cuidadosamente, temiendo despertarlo, provocando que Llanos arrugara la nariz. Casi de inmediato, sintió la perdida de la cálida mano en su rostro cuando esta se alejó rápidamente. Llanos comenzó a parpadear y a restregarse los ojos, intentando quitarse el sueño.

Escuchó unos pasos apresurados y un golpe. Al abrir los ojos y enfocarlos, se encontró a Apolo, quien estaba con los ojos abiertos y parecía haber tropezado sus piernas con el borde de la mesa y ahora se había caído, sentado.

Apolo lo contemplaba con una mezcla de horror y miedo. Sus mejillas estaban rojas pero, muy pronto para su gusto, recuperó la mirada irritada que lo caracterizaba.

- ¿Qué tanto miras?- Preguntó levantándose y sacudiéndose el pantalón, tenía una chaqueta de cuero amarrada a su cuello, y a Llanos le molestó saber a quien le pertenecía.

- La pregunta es, ¿Qué haces tú aquí?- Dijo muy a la defensiva y rascándose el cuello, había estado teniendo un lindo sueño hasta que lo despertó.

- Yo iba a buscar un libro y justamente lo tienes tú. Intentaba tomarlo mientras dormías- Explicó, señalando el tomo de biología y el de Charles Dickens que había bajo su brazo, Llanos lo miró sorprendido.

Apolo x Llanos - RivalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora