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"El duelo no es el olvido, al contrario. El duelo es el recuerdo. 

Hay que sacarse de encima una presencia torturante para tener un recuerdo 

que cada tanto te sacará una sonrisa."

- Gabriel Rolón


Sasha

Cuando la inspiración llegaba era como un huracán, tenía fuerza y rapidez, y no podía ser parado.

La única manera que se frenará, era cuando los pensamientos subyacentes ocupaban la mayor parte de la cabeza del escritor.

Por eso mismo, estuve dos días recluida en mi casa. Había comprado los suministros que necesitaba para sobrevivir, dejé el teléfono en silencio y solo respondía en caso de ultra urgencia.

Y así fue como mi mejor amiga durante 48 horas fue la computadora y una cantidad repugnante de termos de café.

Tenía un increíble boceto, solo me llevó 5 horas armar un esquema para los editores y quedaron fascinados. Ahora solamente tenía que hacer el trabajo grueso, pero honestamente iba muy bien encaminada.

Sería una novela romántica erótica, de esas que tenían la justa cantidad de sensualidad y amor en sus páginas.

Trataría de hacerlo de una manera en que no se dieron cuenta quién era mi musa principal, aunque a mí se me daba muy bien las novelas de biografías.

Una chica de contextura gruesa, un chico que la quiere pero es un idiota.

Me ajusté los lentes y seguí tecleando, lo único que se escuchaba en la sala era el ruido de los botones de mi laptop y una suave música instrumental de fondo que me ayudaba a pasar el rato.

No solamente me estaba aislando en mi casa para terminar al menos un tercio del trabajo, sino que era mi propia manera de hacer el duelo por el aniversario de la muerte de mi madre.

Mis hermanos siempre lo recordaban, aunque honestamente quería que este año lo dejaran estar. No sufría, No es que me pusiera a cantar de felicidad, pero había entendido hace rato que el destino estaba marcado y agradecía que al menos había tenido una madre que me amó y cuando vio que se acercaba el fin me dejó en las manos de otra madre adoptiva que me cuidó excelentemente.

Entonces podría decir que dentro de mi desgracia, era una afortunada.

Suspiré y parpadee algunas veces porque ya tenía la vista cansada. Si seguía con este ritmo, en menos de un mes podría estar enviando el manuscrito completo a la editorial.

No dudaba que era buena, aunque a veces estaban esos oscuros momentos, en dónde mi peor enemigo era yo misma.

¿Realmente era tan buena escritora o solamente había sido un golpe de suerte?

Realmente no lo sabía, si me basaba en lo que decían los fans y mis afectos, yo era excelente. Si me basaba en el desempeño que había tenido en los últimos meses después de la publicación de mi primer libro, bueno...

También sabía que era natural dudar, por eso quería enfocarme en algo conocido. Para mí lo que sucedía en Masium era algo lógico. Me había criado dentro de una familia poliándrica, de hecho yo misma llevaba un estilo de vida liberal.

Entonces, todo lo que para el afuera pareciera excéntrico pero que era una fantasía a cumplir, sería el tema principal de mi novela.

Y no escatimaría en detalles sucios.

La Destinada de los DouglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora