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 "La amistad es el mejor bálsamo para las heridas que produce en el alma un amor mal correspondido." — Jane Austen


Sasha


Después de mucho tiempo pudimos hacer una reunión de chicas.

Era sábado por la noche, y como todas las parejas de ellas se juntarían en la casa de los Sax a ver un partido de fútbol y a cuidar a los bebés tanto de Bea como de Kata.

Entonces teníamos después de muchísimo tiempo una ansiada noche de chicas.

— ¿Cómo lo llevas con la nueva niñera? — Le preguntó Valeska a Betania

La madre de Nina abrió la caja de pizza en el centro de la mesa bajita mientras nos sentábamos en los sillones alrededor. Era lindo volver a estar todas juntas, y a pesar de que amaba a sus hijos como si fueran mi propia sangre, me daba cuenta que estás increíbles madres necesitaban un tiempo para ser solamente mujeres.

— Ella es una chica muy dulce y está encantada con mi hija.

— ¿Y quién no? — Nos reímos del comentario de Val porque era totalmente cierto

— Es verdad tu hija tendrá un potente imán para los chicos.— Mencionó Kata con un vaso de jugo en los labios

— Jax dice que va a enseñarle karate o alguna clase de defensa personal. Pero es más que nada para que le parta la boca a cualquiera cuando él no esté.

Todas nos reímos a la par porque no nos sorprendía ni un poco. El rubio novio de mi amiga tenía un comportamiento altamente sobreprotector con la bebé, incluso antes del secuestro.

Esa niña generalmente no tendría ninguna clase de pareja hasta que sea mayor, o hiciera como yo, sorteando los obstáculos sobre protectores de los hombres de la casa.

Tomé una rebanada de pizza, disfrutando del sabor grasoso en mis labios. Me iba a tomar esta noche como si fuese un spa personal, porque hacía tiempo no estaba tan relajada.

— ¿Te hizo llegar mi marido las boletas del licor? — Le preguntó Kata a Bea

Está asintió mientras tragaba lo que había ingerido y dejaba el vaso sobre la mesa frente a nosotras.

— En realidad fue Sasha. — Me señaló con el mentón — Alexander estaba ocupado y ella fue a buscar las boletas a la oficina.

Cuando pasas mucho tiempo con alguien, te das cuenta qué es lo que quieren decir hasta con los ojos.

Y justamente los ojos color cielo de mi cuñada me analizaban detenidamente.

— ¿Fuiste al club?

— Sí, Alex me lo pidió.

— Hace mucho que no te veo por ahí.— La rubia se limpió la boca con una servilleta que luego la revoleo a su prima — Incluso en el libro de entradas veo muchas más veces el nombre de estas dos puercas.

Se rieron las mencionadas porque era verdad, sabía alguien que estaba haciendo uso y disfrute de las instalaciones 'La Reina', eran mis dos amigas.

— No vas a ver mi nombre en el libro de entradas porque fui cuando el club estaba cerrado para poder buscar lo que me encomendó Alex.

Solo cuando lo dije en voz alta me di cuenta de lo que eso conllevaba.

La avalancha de preguntas que se vendrían.

La Destinada de los DouglasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora