CAPÍTULO 9

333 29 7
                                    

- ¡LO BESASTE! - Gritó Naya del otro lado del teléfono.

Solté una risita divertida mientras terminaba de arreglarme para ir al trabajo.

-Si, todo fue muy rápido realmente. -Continúe contándole. - Tomé la iniciativa primero, pero al final fue él quien terminó quitándome el protagonismo. - Bromeé mientras recordaba lo que había pasado hace unos días.

Felipe y yo habíamos estado bastante más en contacto últimamente, solía llamarme por las noches y hablábamos hasta tarde de cualquier tontada, ayer vino hasta mi apartamento para mostrarme las fotos que tomó el día del parque y me sorprendí al ver que en varias de ellas me encontraba yo, ni siquiera había notado en qué momento la había tomado. Antes de irse se despidió de mi con un pequeño beso en la boca que fue suficiente para dejarme en el aire y con mil emociones mezcladas.

-Entonces ahora son... ¿Pareja o algo así? - Preguntó Naya.

- ¿Qué? No. -Negué de inmediato. -Apenas si nos hemos besado dos veces.

-Ya, pero entonces ¿Qué son?

Buena pregunta.

-Nada. -Respondí luego de pensarlo un momento. -Aún.

Y con eso último fue suficiente para que Naya empezará a dar gritos del otro lado del teléfono y hacerme saber de mil maneras lo mucho que le agradaba que estuviera con Felipe. Según ella era el primer hombre que me gustaba en mucho tiempo que "Era lindo y encima valía la pena" palabras exactas suyas.

A decir verdad, tenía razón, la mayoría de los hombres que habían hecho parte de mi vida, por no decir que todos, habían sido una completa basura, y aunque sabía que en definitiva Felipe no era como ellos aún me daba un poco miedo que terminara por decepcionarme. De igual manera no es que fuera mi novio ni nada por el estilo, así que prefería no hacerme ilusiones, al menos no todavía.

Cuando terminé de hablar con Naya y de arreglarme, tomé mi mochila y salí al pasillo. Miré hacía la puerta del apartamento de Felipe por unos segundos y luego bajé hasta la recepción.

Era agradable caminar al trabajo, luego de los días de mierda que había tenido el aire fresco me sentaba de maravilla. Aún seguía afectada por todo, sentía que mi corazón se hizo pequeñito esa noche que regresé a casa y que así se había quedado.

Sacudí la cabeza para no ponerme a pensar mucho en eso ahora y mejor empecé a organizarme para comenzar a atender a los clientes.

Mi turno estaba transcurriendo con normalidad, era casi la 1:00 A.M así que ya pronto podría irme a casa a dormir, estaba cansada a más no poder, me dolían los pies y la cabeza ni se diga. Entre por un momento al baño para poder tener un minuto de silencio y despejarme un poco, solo necesitaba aguantar una hora más.

- ¿Victoria? -Me llamó Martina tocando la puerta. - Hay un muchacho buscándote afuera, le dije que ibas en unos minutos.

Levanté el cabeza rápido y abrí la puerta.

- ¿Un muchacho? - Le pregunté entre confundida y emocionada.

-Si, si, dijo que se llama... ¿Félix? ¿O era Fabio? - Se puso las manos en las caderas mientras miraba al suelo intentando recordar.

- ¿Felipe?

- ¡Eso! Felipe. - Dijo chasqueando los dedos.

Le sonreí y salí del baño entusiasmada, estaba un poco nerviosa porque no sabía que razón tenía Felipe como para venir hasta acá. Le había dicho hace unos días donde trabajaba porque él me había preguntado, pero no pensé que fuera para aparecerse por aquí.

ANTES DE TI | FELIPE OTAÑO [PAUSADA] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora