Capítulo 48

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Martes

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Martes.

Despierto con suaves caricias en mi cabello, cortesía de Travis. Al girarme, me encuentro con sus ojos grises, se iluminan con los rayos dorados del sol que se cuelan por la ventana.
El se inclina hacia mí, sus labios rozando los míos. Es un beso lento, su mano se desliza por mi cuello, explorando cada recoveco. Indagando mi cavidad bucal, y yo me entrego a la danza de nuestros labios.

Siento el calor de su aliento, la dulzura de su boca. La intensidad de sus caricias me estremecen y nos separamos por falta de aire.

—Buenos días, ¿has dormido bien?—Me pregunta sin dejar de verme.

—Si.—Le contesto
Me doy cuenta que aún seguía desnuda y el ahora lleva un atuendo semi formal.
¿Por qué me preguntó si he dormido bien?... ¿acaso me estuve moviendo demasiado?

—Me encantaría pasar el día aquí contigo. Tengo una reunión en la escuela de Lucas.—Menciona viendo la hora.
Tengo que ir a la universidad, tampoco podría pasar el día acostada con el.

—De acuerdo, yo me prepararé para ir a la universidad.
Intento levantarme pero él me lo impide tomándome por el brazo y llevándome a su regazo.

—Deberías ir apresurándote.—Le menciono.

—Para mí siempre hay tiempo, nena.—Me contesta.
¿Nena?

Su mano se desliza con maestría por mi cuerpo, provocando un estremecimiento que recorre cada fibra de mi ser al sentir su contacto tan pronto en mi feminidad. Sus labios encuentran los míos en un beso apasionado, mientras sus dedos trazan círculos en mi clítoris, provocando que no pueda contener un gemido de placer. Sus besos descienden por mi cuerpo, avivando el fuego que arde en mi interior.

—Yo... no tengo... tiempo.—Termino la frase.

—Lo hay.—Susurra mi oído.
Bien. Quiero tomar el control, siempre es él quien toma el control, en esta ocasión deseo ser yo quien marque el ritmo.

Me levanto con determinación, ayudándolo a despojarse de sus pantalones y bóxer, y su sorpresa se refleja en una sonrisa que ilumina su rostro.

Humedezco su miembro con mi saliva, saboreando cada centímetro con delicadeza y lentitud.

—Eres peligrosa, Panterita.—Dice.
Me toma por el cabello, guiando el ritmo con maestría, y su dominio me excita aún más.

Un gemido ahogado escapa de sus labios, y la visión de su placer me embriaga.
Su líquido preseminal tiene un sabor dulce. Sus manos vuelven a explorar mi feminidad, humedeciéndola con destreza.

Me Verás De Nuevo © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora