Indecisa

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Sigo a romanoff a su oficina

A veces es difícil pensar en ella como profesora cuando estamos solas. Sobre todo después de lo de anoche. Todavía recuerdo el sabor de sus labios. ¿Y si quiere otro beso?

El calor se apodera de mis mejillas y alejo esos pensamientos antes de que se de cuenta de lo nerviosa que estoy.

Cierra la puerta tras nosotras y me mira con el ceño fruncido.

—¿Estoy en problemas, profesora romanoff?

—No, pero eres un problema — sonríe

—¿Qué? — la miro sin entender.

—Nada. Mira, te he traído aquí porque acabó de hablar con el director. Me sugirió que te hiciera mi asistente.

—¿Asistente? — le pregunto asombrada.

— Eres la más competente de mi clase y tienes mejores calificaciones. Ni siquiera se por que quieres cursar moléculas 101 en el último año. Cómo estudiante de la carrera de química, probablemente estás casi preparada para dar la clase tu misma.

— Quería el programa completo — me encojo de hombros.

—¿El programa completo?

— De todas las clases de química en el plan de estudios. Quería tomarlas todas antes de graduarme.

— Oh. No tenía idea de que fueras tan dedicada.

— Me encanta la química. Odiaba la idea de perderme algo... y era interesante ver qué tipo de clase daría un nuevo profesor

Arquea una ceja. —¿Estoy a la altura de tus expectativas?

— Es demasiado pronto para decirlo. Solo hemos tenido una clase, y apenas pasamos de la etapa de introducción — me lanza una mirada extraña y captó el doble sentido de mis palabras — Estoy segura de que tendrás mucho que enseñarnos sobre las moléculas.

— Haré lo que pueda. Pero ahora mismo, el primer paso para mí es contratar a una asistente y con las introducciones del director, necesito una respuesta tuya primero.

— Ya veo — parece que quiere que me niegue... pero es una gran oportunidad para mí — Bueno, ¿En qué consisteria?

— Ayudarme con las tareas. Dar clases particulares a los alumnos que lo necesiten... y reunirte conmigo a solas, dos veces por semana.

— ¿A solas?— desvía la mirada. Se ve tan incómoda que resulta adorable. — De acuerdo. Me encantaría hacerlo y se verá muy bien en mi expediente.

— Para ser sincera... intente sugerir a otras personas

—¿Por qué? — pregunto un poco dolida.

—¿De verdad tienes que preguntar por qué, Wanda? Está claro que tú y yo... lo que intento decir es que...

— Tenemos química — sonrió

— Si — sonríe — Pero el director no quería desistir.

— Creo que debo aceptar esta oferta. El director me conoce. Si me niego... seria sospechoso.

— Buen punto. Pero lo que dije fue en serio. No puede volver a ocurrir nada como lo de la otra noche.

— Entiendo. No quería ponerte en una situación complicada. A pesar de lo que siento. Podemos empezar de cero..

— En eso podemos estar de acuerdo. ¿Tienes un poco de tiempo? Me gustaría concretar la logística de como funcionará esto.

— Si, por supuesto. Matemáticas era mi única clase del día.

fruto prohibido | wandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora