responsable

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— ¡Quiere pasar por mi! Ah, dios, ¿Que acabo de hacer?

— Espera, ¿Qué?¿Qué dijo?

— Dijo muchas cosas. Yo fui la que más hablo, pero... como te dije, va a pasar a recogerme.

— ¿Es en serio? Estás bromeando.

— No bromeó.

— ¿Hablas en serio?

— Lo digo en serio.

— ¡Eso, nena! Estás jugando con fuego.

Alguien llama a la puerta de baño

— ¡Se pueden apurar ahí adentro!

— ¡Aguanta! ¡Ya vamos! — pone los ojos en blanco y se gira hacia mi — Voy a buscar agua, ¿Quieres?

— No gracias, ve. Yo me iré caminando a casa.

— Nos vemos mañana, cuídate.

Salgo a la calle y respiro aire fresco, pero me cuesta caminar en línea recta.

¿En qué estaba pensando? Debería haberle aceptado el agua a Kate. No me siento bien.

Me apoyo en una reja cercana, y entonces aparece ella. La profesora romanoff, saliendo de las sombras como una ninja.

— Hola, estacione mi coche al final de la calle. Rápido. Antes de que alguien nos vea.

— Si, señora.

Un muy silencioso e incómodo viaje de coche después...

— Pues... gracias por el aventón.

— De nada. Pero escucha... esto no puede volver a pasar. Podría perder mi trabajo si nos ven juntas así y se que este año te presentas como mejor promedio de la generación...

— Espera, ¿Qué?¿Cómo lo sabes?

— Yo, mmm...— se pone nerviosa

— ¿Me investigaste?

— Bueno, yo... investigó a todos mis alumnos.

— ¿Todos tu alumnos? Ya veo. Supongo que tiene sentido.

— Este trabajo es importante para mí, Wanda. No puedo... arriesgarlo. Es mi primer trabajo de profesora y...— asiento con mi cabeza, pero de repente me mareo, así que cierro los ojos un momento. — ¿Wanda?¿Estás bien?

— Perdón. Todavía estoy un poco borracha, supongo. Estaré bien.

— ¿Sueles caminar a casa por la noche mientras estás ebria?

— No, en realidad, no lo hago. ¿Y que te importa? — frunzo el ceño

— Eres una de mis alumnas. Claro que me importa.

— ¿Entonces vas a llevar a todos tus estudiantes a casa? Porque créeme, esa fiesta estuvo bastante salvaje.

— Creo que deberíamos terminar esta conversación. No estás en el mejor estado mental. A partir de ahora... solo deberíamos hablar en clase. ¿Te parece bien?— sus palabras son serías, tranquilas, y tienen un efecto tranquilizante en mi. Me enderezó un poco.

— Si, pero... ¿Puedo hacerte una pregunta?¿Y me prometes responder con sinceridad?

— Si — me mira a los ojos

— Aquella noche, en el club.... ¿Querías besarme? — apartó la vista

— En pro de la honestidad... si, lo único que quería era besarte— la miro fijamente, sin decir nada, y me acerco un poco más, pero ella sigue hablando. — Deberías irte a casa, y yo también

fruto prohibido | wandanatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora