Break the Rules 🧋 Chifuyu Matsuno

🧋 5. Bloody Halloween

[Depósito de autos]

Takemichi corrió para meterse entre el grupo que corría en dirección a Mikey.

– ¡Quítense!

– ¡No estorbes! –le gritó uno, dándole un puñetazo en la cara y partiéndole la nariz.

– ¡Takemicchi! –gritó Chifuyu, forcejeando con dos que lo había atrapado.

Tiró la cabeza hacia atrás, dándole un cabezazo a uno, y luego dio una vuelta para darle un puñetazo a otro y poder liberarse.

– ¡Maldición! –sacudió la cabeza y volvió a correr.

Takemichi sujetó a uno por la chaqueta, pero recibió un codazo en la cara que lo derribó; se incorporó y recibió un rodillazo accidental de uno que pasó corriendo, por lo que cayó boca abajo; respiró agitado, se levantó y gritó; un chico se le abalanzó por detrás, apretándole el cuello con un brazo.

– ¡Mikey-kun! –sujetó el brazo del contrario.– ¡Desgraciado...! –lo mordió para que lo soltara, y volvió a correr.– ¡Apártense!

Sujetó a dos por los hombros y los empujó hacia atrás, abriéndose paso, y llegó finalmente a la alta montaña de autos; se sujetó de uno y miró preocupado hacia arriba, donde estaba Mikey.

– ¡Su Comandante es mío!

Choji saltó hacia Mikey, levantando el tubo en su mano. Kisaki saltó colocándose delante del rubio y le dio un puñetazo en la cara a aquel de cubrebocas; se enderezó, colocó un pie sobre la cabeza de aquel, y miró a todos.

– ¡Soy el Capitán de la Tercera División de la Tokyo Manji, Kisaki Tetta! ¡Nuestra división protegerá al Comandante personalmente!

Los miembros de la Tercera División subieron a la pila de autos, para sacar a los miembros de Valhalla.

Chifuyu frunció el ceño, chasqueando la lengua.

– ¿Intenta convertirse en Comandante?

Takemichi comenzó a respirar agitado, sintiéndose ansioso pues todos comenzaban a ver con mejores ojos a Kisaki.

– ¡Kisaki! –llamó Draken.– ¡Buen trabajo! ¡Te encargo a Mikey!

Takemichi abrió la boca sorprendido, y sus lágrimas comenzaron a correr debido a la desesperación.

Baji subió a los saltos por la pila de autos, hasta llegar al de lentes, y saltó tras él levantando el tubo metálico en sus manos.

– Estaba esperando este momento... –sonrió.

Kisaki levantó las cejas, abriendo los ojos como platos al sentir la presencia de aquel a sus espaldas.

– ¡Kisaki! –llamó, frunciendo el ceño.

El rubio volteó lentamente, y el pelinegro le dio un golpe en la cabeza con aquel tubo, rompiéndole los lentes y arrojándolo abajo; rió malicioso.

Abajo, todos exclamaron sorpresa.

– Baji-san... –murmuró Chifuyu, con sorpresa.

– ¿Lo venció?

– Baji venció a Kisaki.

Valhalla gritó, levantando los puños.

– ¡Kisaki! –llamó, sonriendo.– ¡Voy a molerte a golpes hasta que quedes irreconocible!

– ¡Detente, Baji!

– ¡Vinimos a buscarte!

Baji borró su sonrisa; Hamada lo tomó por el cuello de su chaqueta desde atrás y lo arrojó a un lado, haciéndolo caer.