Capítulo 4

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No es Venganza

Al llegar a la oficina me dirigí hacia la sala de reuniones, puse todas copias en sus respectivos puestos, esperando a que todos lleguen para poder presentarles mis informes. Pasados unos 15 minutos, empezaron a llegar los representantes de cada una de las empresas. En total eran 5 personas, los representantes, que eran 3, Lisa y Rosé, ella tenía que estar por ser mi superior y Lisa por ser la directora de la empresa anfitriona. Todo transcurrió como nunca pensé que fuera a pasar. Lisa se comportó de una manera muy sutil, esa mujer que me había estado hostigando todos estos días, no estaba por ningún lado. Cuando veía que iba a tener alguna dificultad, me ayudaba a terminar alguna que otra frase, eran cosas mínimas, pero ayudaban a mi confianza. Una vez terminada la reunión, todos quedaron contentos con el resultado, me felicitaron, pero sobre todo felicitaron a Lisa. Todos salieron incluyendo a la Jefa, ella se dirigió a su oficina y yo a la mía. Me senté en mi silla para al fin tomar un respiro, rezaba para que no me llegara ningún trabajo hoy, pero lo normal era que me llegara alguno. Estuve un rato esperando, pero no llegaba nada, mientras esperaba, tocaron la puerta, sabía que no era Lisa, básicamente porque ella no tocaba, ella entraba:

-Sí, adelante...- Dije sin moverme de mi asiento, realmente estaba agotada.

Al abrir la puerta, era Rosé, que raro, creí ver su escritorio lleno de papeles, pero al mirar mi reloj, me di cuenta que era la hora de almuerzo:

-Vine a felicitarte por el gran trabajo que hiciste hoy en la reunión- Dijo entrando a mi oficina.

-No es nada, tuve una buena maestra... gracias a ti también, tu primera ayuda fue muy útil- Dije observando cómo se sentaba delante de mí.

-Si ya sé, pero igual, esas no son empresas fáciles, por eso vine a invitarte a almorzar- Dijo sacando su almuerzo, pero estaba vez venía en un envase doble.

-Está bien, no pensaba salir a almorzar, pero si es aquí, por mí está bien- Dije mirando una sombra que había al lado del cristal de la puerta.

-Espera un momento- Dije levantándome para ver quién era, pero fue demasiado tarde, cuando abrí la puerta ya se había ido.

Rosé y yo almorzamos juntas en mi oficina y después nos quedamos hablando por un buen rato. Las pláticas con ella era muy entretenidas, ella era especial, era como tener una hermanita pequeña, así la estaba comenzando a ver. Cuando Rosé salió de la oficina, recibí un correo electrónico, como era de esperarse, ya había llegado nuevo trabajo, pero esta vez no decía fecha de entrega, menos mal, lo podía llevar con un poquito más de calma. Pasé toda la tarde trabajando en lo que me habían mando. Cuando ya todos se habían ido, tocaron la puerta, que raro, ¿Quién podía ser?:

-¿Si...?- Pregunté sin entender nada.

-Solo venía a decirte que hoy si puedes hacer horas extras- Dijo Lisa desde la puerta, se me hizo muy raro que no quisiera pasar. Terminando de decir esto, salió de la oficina cerrando la puerta. Rápidamente me levanté de mi silla y fui detrás de ella, esto estaba demasiado extraño.

-Espera Lisa....espera...- Después de decirle esto, ella se paró, pero no se giró -¿Que está pasando?- Pregunté tomando su mano para que se girara hacia mí.

-Nada, ¿Por qué lo preguntas?- Preguntó girándose rápidamente.

-Ven conmigo- Dije tomando su mano para llevarla a la sala de reuniones, era la puerta que estaba justo donde nos habíamos detenido -¿Por qué?- Pregunté sin añadir nada más.

-¿Por qué, qué? No entiendo- Contestó queriendo salir de la oficina.

-Espera… no te vas a ir de aquí hasta que me digas qué pasa, porque todo esto es muy extraño- Dije colocándome en frente de la puerta.

-Está bien, ¿Qué quieres saber?- Preguntó sentándose en una de las sillas que había allí.

-¿Por qué hoy si puedo hacer horas extras? ¿Por qué hoy no me exigiste que me fuera junto contigo? ¿Por qué me mandaste esos trabajos con fecha límite y el de hoy no? Pero sobre todo, ¿Por qué me tratas como si estuvieras vengándote de mí? ¿Te hice algo? Solo dime- Pregunté moviéndome de un lado a otro.

-Te las voy a responder en el orden que yo quiera. Primero: no me hiciste nada. Segundo: te mandé esos trabajos con fecha límite para saber hasta dónde daba tu potencial. Tercero: no te exigí que fueras temprano, porque descubrí lo mucho que te apasiona este trabajo, y último, esto no es una venganza, si lo fuera, ya no trabajarías aquí, porque sé que tú mayor pasión es trabajar a mi lado- Respondió sin apartar su mirada de la mía.

-¿Cómo sabes todo eso?- Pregunté sentándome a su lado… estaba muy confundida.

-El día que me quedé en tu casa, por la mañana cuando me levanté, fui a la cocina para dejarte la nota, pero encontré una que decía "Trabajar con Lisa es un sueño que poco a poco se está cumpliendo", ahí fue cuando me di cuenta lo mucho que te importaba este trabajo, pero sobre todo lo importante que soy para ti- Respondió acercándose lentamente a mí.

-Dios mío… qué vergüenza- Dije desviando la mirada hacia un lado.

-No tengas vergüenza… la gran mayoría de los que trabajan conmigo, solo buscan la fama de trabajar aquí, para después irse a otro lugar, de hecho, casi todos me odian, poco a poco lo descubrirás- Dijo sosteniendo mi cara avergonzada.

-Pero, hay algo más que no entiendo, ¿Por qué a mí me permites subir a tu oficina y a los demás no?- Pregunté mirando todo su rostro… tenía su mano muy cerca de mis labios.

-Primero: quería saber quién había sido la empleada que había puesto "yo adoro a mi jefa" de contraseña. Segundo: porque tú carita me fue familiar desde el principio, y tercero: porque cuando me dijiste que ya nos habíamos conocido antes, sabía perfectamente que tú lo habías elegido por vocación, no por economía- Respondió acercándose más a mis labios.

-Está bien… mi cabeza iba a explotar. Todos estos días no paraba de darle vueltas a esto, no entendía porque me tratabas así, hasta llegué a pensar que yo te....

Lisa interrumpió lo que estaba diciendo para besarme, yo no cerré los ojos, mejor dicho, no me moví, no podía moverme, ese beso me tomó por sorpresa. Sin pensarlo dos veces, me separé de ella y salí de esa sala lo antes posible, eso no podía ser. Me dirigí a mi oficina para recoger mis cosas. Al llegar a la parte baja del edificio, allí estaba ella estacionada con su carro esperándome, esa costumbre no la había perdido, pero después de lo había pasado allá arriba, yo solo me pude quedar quieta mirándola directamente a los ojos.






Nota: Perdón una vez más por el retraso, no fue mi culpa, pero bueno, aquí lo tienen doble por las demoras...
Voteeeennn por favor que esto se está poniendo interesante 🙂

Solamente Tuya Jenlisa (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora