Capítulo 5

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Otros Ojos

Caminé lo más rápido que pude para llegar a mi casa, ni si quiera quería mirar para atrás, no quería verla a los ojos, sabía que podía venir siguiéndome, yo también lo haría, me fui sin darle una explicación, tampoco había explicación posible para lo que acababa de pasar.  Esa noche casi no pude dormir dándole vueltas a lo que había pasado, era incapaz de sacarme esa imagen de mi cabeza. Dado que no podía dormir, me levanté más temprano que de costumbre. Salí casi de noche de mi departamento, aparte de que no sabía qué hacer en casa, dando vueltas de un lado para otro, tampoco quería verla cuando saliera de casa, porque si ella me había esperado ayer por la tarde, estoy seguro que también me esperaría por la mañana.

Al llegar al edificio, solo estaba el portero, era muy temprano. Registré mi entrada, pues desde que llegué hasta que realmente era la hora de entrar contaba cómo horas extras, así que solo me puse a hacer mi trabajo en mi despacho. Me pasé casi toda la mañana haciéndolo, pero no quería ir a la oficina de Lisa a llevárselo, no sabía que decir o que hacer en una situación así, y más por el comportamiento infantil que había tenido con ella. Se me ocurrió mandárselo por correo, lo sé, no es una buena idea, pero espero y cuando se dé cuenta ya sea un poco más tarde, así al menos tendré tiempo de preparar algo para decirle. Una vez enviado el documento, no habían pasado ni 5 minutos, entró un correo a mi computador que decía:

"Sube a mi oficina"

Lo sabía… sabía que no había sido una buena idea, solo que no pensé que lo leyera tan rápido. Subí al piso donde se encontraba su oficina, pasé unos minutos parado frente a la puerta tomándome un rato para pensar y respira, cuando de repente se siente una voz del otro lado de la puerta:

-Entre.

A veces me gustaría saber cómo lo hace.

-¿Me mandó a llamar?- Pregunté entrando poco a poco a su despacho, no lo he dicho, pero era enorme, casi del tamaño de mi departamento, tiene muchas cosas para poder vivir ahí, hasta tiene su propio baño.

-Siéntate… ¿Me puedes explicar por qué me enviaste tú trabajo por correo electrónico?- Preguntó sin moverse de su silla.

-Es que pensé que estaba ocupada, no quise interrumpir- Respondí bajando la cabeza, pero estaba vez mirando a mis pies, no quería que pensara que le estaba mirando su escote, algo que se veía a simple vista.

-Si no sabes si estoy ocupada, llamas a mi secretaria, ella te dirá si puedes subir o no, pero sabes que no puedes mandar el trabajo por correo- Dijo levantándose y dirigiéndose a su impresora.

-Está bien Señorita Lisa- Dije ahora si mirando lo que estaba haciendo.

-Primero: no me llames así, y segundo: ahora tú y yo vamos a revisar este trabajo… juntos- Ordenó llevando los documentos hacia su mesa. Tomó su teléfono y llamó a su secretaria -Por favor no me pases ninguna llama y el que pregunte por mí, estoy reunida y no sabes cuándo terminará, nadie puede entrar por esa puerta, ¿Entendido?- Dijo colgando el teléfono.
Me indicó que me sentara a su lado, ella se acercó a mí y ordenó todos los documentos conforme a como yo se los había mandado. Estuvimos allí aproximadamente por una o dos horas.

Mientras revisáramos todo el trabajo, Lisa no dejaba de mirarme, sus ojos se veían de una manera diferente, tenían un brillo que nunca antes había visto, pero no le di mucha importancia, dado que ella también miraba los papeles de vez en cuando, o cada vez que yo le señalaba algo en ellos. Pasó tanto tiempo que casi era la hora de almuerzo, yo miraba el reloj porque la verdad tenía un poco de hambre, hasta que se escuchó un ruido que provenía de mi estómago, no lo podía creer, que vergüenza, pero en realidad, ayer cuando llegué a casa no comí nada, estaba demasiado aturdida por lo que había pasado y por la mañana tampoco atiné a desayunar, así que, creo que es normal que mi estómago este así, pero cuando este volvió a sonar, Lisa esta vez lo había escuchado:

Solamente Tuya Jenlisa (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora