1969
Donde Minho tiene una hermosa familia viviendo una bella vida hasta que una noche de muchas en un bar conoce al nuevo bartender Jisung un chico que brilla ante la multitud, distinto a los demás viéndose él mismo envuelto en sentimientos nuevos...
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Cuando no había porque más luchar cualquiera podía sucumbir a la primera sonrisa
Gracias a Dios aquella sonrisa era genuina
Cuando la preocupación iluminó algo vibro en su cuerpo pocas veces experimentaba aquel sentimiento pues sus amigos cuidaban de el pero nadie que oliera ni que se vistiera como él podía pasar desapercibido.
¿Por qué tenía que ser tan atractivo? Era tonto y absurdo entregar algo que no sabia que podía siquiera sentir por una burda preocupación pero aquellos dedos que sobaron sus moretes con una delicadeza única fueron los primeros que los hicieron despertar.
—¿Te duele mucho?¿Fuiste al medico? – Tarde ese mismo día había ido antes que nada al bar para distraer su mente cansada y su cuerpo agotado sin embargo no esperaba toparse con el desconocido guapo de hace un día.
—Estoy bien no tiene porque preocuparse –Dijo retirando su tacto con delicadeza
—¿Por qué ahora me hablas con tanto respeto? –retrocedió para ocupar el primer banco que vio pegado a la barra
Porque no espero mucho cuando vio al menor con el rostro lastimado algo dentro de él simplemente avanzo y sin cuestionarlo dejó que sus pasos lo guiarán a lo que ahora sería un problema
“Porque estas poniéndome nervioso” Lucho por no soltar aquello
—Te vez mayor con esos lentes de anciano –Decir alguna tontería así era característico de un Jisung en pánico y aunque por unos segundos espero de espaldas que aquello no fuera mal tomado antes de terminar de llenar el vaso escucho la bella risa del mayor
—Eres demasiado insolente incluso justo ahora que acabo de demostrar tanta preocupación por ti
Ambos se miraban directo a cada pupila notándose, viviéndose entre lo avellana de sus ventanas completamente abiertas.
—Perdon… – Dijo entregando el trago del mayor – Me alegro de verte otra vez
Estaba mal.
Todo empieza y termina…
—A mi no tanto – maldita pausa que causó un cambio en su rostro e hizo reír al otro – prefiero verte sin golpes
Pudo respirar de nuevo Quizás era cierto hubiera regalado su sangre a quien sea que fuera mínimamente amable con el pero estaba feliz de sentir que al menos su bello desastre tenía la sonrisa más dulce que nunca antes había encontrado.
Se fijo que el líquido que brillaba en el vaso había acabado así que previniendo lo que venía
—¿Vendrás mañana?
Mucho se habló de él menor y su fugaz enamoramiento pero dentro de Minho tambien estallaban sensaciones que nunca imagino experimentar.
Como es que sus ojos podían ser tan felices aun cuando un hematoma adornaba el derecho, como es que mirarlo de tan de cerca podía hacerlo sentir reventar por dentro aun que por fuera sonreiría pues le nacía pero tenía tantas preguntas, tantas dudas que carcomía lo nuevo que crecía dentro.
