Capítulo 7

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Alaia O'Brian

Me siento bastante triste sin mis hijos aquí, ya prácticamente tengo un mes y medio que no estoy con ellos y no es lo mismo hablar por videollamadas que tenerlos aquí. Extraño sus risas, sus abrazos, sus besos, sus travesuras, extraño todo de ellos. Por otro lado Alek y Stefanno están bastante metidos en los negocios y no hemos tenido casi tiempo de pareja.

Yo también he estado en esas reuniones, estoy al pendiente de todos los negocios, pero aun así, no dejo de pensar en mis bebés y todos los días me hago la misma pregunta: ¿Estarán comiendo bien? ¿Me extrañan? ¿Estarán tomando sus lecciones de italiano y ruso? No es que este dudando de Nina porque sé que están en buenas manos y ella los adora, pero, mi lado maternal no deja de hacerse esas preguntas.

Miro con lágrimas en los ojos la fotografía de mis pequeños junto a sus padres. Extraño ser una familia unida, extraño la compañía de Víctor, a pesar de que tengo muchas personas a mi disposición que podrían hacerme compañía, mi cuenta bancaria con bastante millones y aun así me siento vacía. Lo tengo todo y a la vez no tengo nada.

Ahora siento esta habitación tan grande para mí. Mi cuarto es bastante grande; las paredes de color crema dándole un aspecto bastante elegante, tengo una terraza bonita donde me siento a desayunar y mirar hacia el jardín lleno de hermosas flore. La cama es bastante grande podemos dormir los tres juntos. Del lado derecho tengo el baño; el cual es grande y con muchos productos de aseo personal, del lado izquierdo tengo otra puerta que al abrirla me lleva a mi closet —que es grande también— con mucha ropa organizadas por colores; hay más vestidos que cualquier otra cosa, más de cincuenta pares de zapatos, lencerías de encaje y muchas carteras. Ahí adentro tengo un espejo de cuerpo completo, una peinadora y en las gavetas de la misma hay maquillaje. A un lado hay una caja fuerte incrustada en la pared la cual contiene mis joyas de alto valor.

—Amore, ¿Stai bene?(Amor, ¿estás bien?) —no me percato si entró por la puerta normal o por su puerta.

Dejo la foto en la cama y seco mis lágrimas. —¡No! Me siento un poco.

Inmediatamente camina a la cama y se arrodilla tomándome de las mejillas. —¿Qué tienes? ¿Quieres que te lleve a la clínica? —niego con la cabeza. —Sabes que puedes contarme lo que estas sintiendo.

—Me siento sola, extraño a los niños. Ustedes se la pasan trabajando, ya no salimos, desde hace mucho no paso tiempo con ustedes en plan romántico. —hablo tan rápido que no se si Stefanno logró entenderme.

Él me abraza y me acaricia el cabello. —Cariño, a veces tienes que comunicarnos cómo te sientes. —deshace el abrazo y me mira. —Tienes razón, te descuidamos un poco y lo lamento. —le doy una leve sonrisa. —Yo venía a decirte que te arreglaras para ir a cenar.

—¿Todo bien? Nena, ¿Por qué estabas llorando? —veo entrar a Alek por la puerta que está dentro de la habitación.

Contexto.

Frente a mi cama hay dos puerta, cada una conecta a otras habitaciones —sí, la de ellos— La puerta de Stefanno tiene una cinta roja en la manija; según el escogió ese color porque el rojo significa pasión y es color de amor. Y la puerta de Alek tiene una cinta negra, por los azotes que le gusta dar.

Cada vez que quiera estar con uno de ellos e ir a su habitación solo tengo que cruzar la puerta. Casi siempre duermo sola y a veces en la madrugada ellos vienen a mí ya sea por separados o junto; siempre y cuando no estén los gemelos durmiendo conmigo.

—Se siente un poco triste porque extraña a los niños y siente que nosotros nos hemos alejado por estar pendiente del negocio. —menos mal Stefranno contestó por mi porque no tenía ganas de mencionar el tema de nuevo.

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⏰ Última actualización: Feb 29 ⏰

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