Capítulo 4

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Alaia.

Parpadeo varias veces tratando de salir de este sueño, pero, sigo aquí así que no es un sueño. Aún no entiendo esta situación, tenía mucho tiempo sin verlo.

—Amore ¿estás bien? —pregunta Stefanno

—Если вам с ним некомфортно, мы можем попросить его уйти. (Si te sientes incómoda con él, podemos pedirle que se vaya)

—No, no es eso. Solo qué... —(suspiro) —jamás pensé que ustedes y él.

—Alaia si te incómodo puedo irme. Sabes que jamás quisiera incomodarte lunita.

Fuck. Todos los recuerdos con él me invaden la mente, la verdad si tuvimos muy buenos momentos. No pensé volverlo a ver, desde ese día pensé que era nuestra despedida, el dijo que haría su vida, que no podíamos ser amigos.

—Joder, no sé porque estoy así. —inhalo y exhaló. —La verdad no esperaba verte, pero, me alegro de volverte a ver Adler.

Camino hacia él y lo abrazo, él me recibe en sus brazos. Se siento bien, los abrazos de Adler siempre se han sentido bien, lastimosamente él no es para mí vida y yo tampoco pienso dejar a Stefanno y Alek por él.

—La verdad yo tampoco esperaba volverte a ver y mucho menos que tus esposos me contactaran. —comenta sin deshacer el abrazo.

—Yo creo que ya duró suficiente el abrazo. —nos dice Alek.

Adler se separa de mi y me sonríe de medio lado. Después se dirige hacia mi hermano y lo abraza y charlan unos pocos minutos.

—Vamos a sentarnos. —nos dice Stefanno.

Los tres nos sentamos en el mueble, Alek y Stefanno frente a nosostros.

—Como saben nosotros cada vez nos volvemos más poderosos, y más nos buscan así que tenemos que mantenernos bajo perfil. Y nuestro imperio es más grande. —comienza hablando Alek.

—Tenemos a nuestro poder La Cosa Nostra, La Batva y la Mafia canadiense así qué... —hace una breve pausa. —decidimos aliarnos con Adler y unificar las cuatro mafias en una.

—¿Qué? —decimos Víctor y yo al unisono.

No puedo creer que sea cierto lo que acaba de decir Stefanno. No puedo creer qué ellos se hayan aliados con mi ex novio. Eso significa que tendré que verlo hasta que ellos rompan el contrato o por el resto de mi vida.

—Sé que estuvo mal no consultarles ya que ustedes también toman decisiones aquí, pero era algo que teníamos que hacer si o si ¿están de acuerdo? —Pregunta Alak.

—Yo no tengo problema en trabajar con Adler, pero, para la próxima consulten con nosotros lo que vayan hacer, saben que todos tenemos el mismo derecho.

—Eso lo sabemos Víctor, y de verdad una disculpa no haberlo consulto. —Vic solo asiente hacía Stefanno.

—No tampoco tengo problemas siempre y cuando para la próxima nos consulten.

—Por supuesto Amore. —Stefanno me guiña el ojo.

Alak nos explica que el contrato con Adler es por cinco años, si después de ese tiempo les gusta como trabajamos juntos ellos lo vuelve a unificar. También nos dice que ya está en investigación lo que sucedió en París y que pronto acabaremos con esto.

—Disculpen yo me retiro iré a la habitación. —todos asienten hacía mi dirección.

(...)

Me despierto porque siento unas ganas inmensas de ir al baño. Me levanto prácticamente corriendo y cuando llego al baño me doy cuenta que acaba de llegarme la menstruación. Me despojo de la ropa y me meto en la ducha, dejo que el agua tibia caiga por todo mi cuerpo, relajando mis músculos.

Cuando ya siento que pasé el tiempo suficiente ahí, salgo y busco toallas sanitarias y la ropa que me pondré. Como uno es una mujer de negocios me coloco un vestido azul pegado al cuerpo, con tacones, ligero maquillaje y dejo mi cabello suelto.

Bajo las escaleras y me percato que los chicos están en la sala hablando y que también anocheció. Antes de ir hacia ellos me consigo con una ama de llaves y el informo que cambie las sábanas de mi habitación. Me acerco hacia ellos, les sonrío y me siento en el medio de Stefanno y Alek.

—Ya te estaba extrañando mi amor. —dice Alek.

—Me había quedado dormida un rato. —Voy a decir algo más, pero, llega Dael.

—¡Buenas noches!... Alaia. —Dael asiente con la cabeza. Él es el único que nos llama por nuestro nombre, y Nina también me llama solo a mi por mi nombre y no como 'señora'. —Les tengo que informar algo, no sé si lo hago aquí o vamos al despacho.

—Puedes decirlo aquí Dael así no nos movemos de lugar. Y no te preocupes por Adler él es otro socio. —responde Víctor.

Dael se queda en silencio unos segundos, cómo debatiendo si decirlo o no. Procede a hablar cuando Alek le dice «No pasa nada, puedes decirlo aqui»

—Les tengo malas noticias, pero, pondré en contexto a Adler para que pueda entender. Hace como tres años y medio o cuatro hicimos negocios con unas o personas que se hacen llamar Los intocable, a lo largo de este tiempo nos compraron baste armas y cocaína, que distribuían para los presos de Francia y otra partes del mundo. Me reuní varias veces con "los encargados" —hace comillas con sus dedos. —Hugo y Martín, los dueños nunca los conocí, pero yo me fie de ellos, porque nada había salido mal. Pero lamentablemente les tengo malas noticias.

»Hace días ellos nos pidieron media tonelada de droga, granadas y armas, nosostros le teníamos todo listo. Mandé cómo a cinco hombres al puerto, cómo nunca nada había salido mal. Pero, al parecer otro grupo sabía y emboscaron a nuestros hombres y se llevaron todo. Ellos habían llegado antes de la hora y cuando llegó Hugo y Martín a buscar el cargamento ya no había nada y todos nuestros hombres estaban muertos.

—¡Maldición! —exclama Alek y Stefanno.

—¡Joder! —digo —¿Tienes algo más? —Dael asiente.

¡Hola! ¿Qué tal? ¿Cómo están?

Aquí les traigo un nuevo capítulo, disculpen tanto la tardanza, lo siento.

De verdad espero que les guste.

Los amo.

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JUEGO DE TRES (En pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora