Capitulo. 2

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POV. Viridiana

Llegue a casa exhausta, retiré mis tacones en cuanto cruce la puerta de mi departamento.

Corrí hacia el sillón y me tumbe, me di un suave masaje en mis pies. Hoy había sido un día muy cansado pero en mi mente solo estaba el.

Me sentía como una tonta adolescente al sonreír cada que pensaba en el, en Diego.

Lindo nombre a mi parecer.

Despeje mis pensamientos, pues aún no sabia que quería aquel hombre, podría ser algo malo.

Me dirigí a mi habitación para dormir.

(........)
A la mañana siguiente ya me encontraba desayunando.

Ya estaba lista para mi encuentro con Diego.

Aliste mi bolso y salí del departamento cerrando con llave.

Camine hacia el café pues no me quedaba muy lejos. Me senté en las mesas de afuera, esperando no quedarme plantada.

Y apareció el, de nuevo misterioso con aquella sudadera y gorra.

-¿Nos vamos?-. Preguntó en cuanto se acercó.

Me extendió su mano.

-Claro-. Tome su mano y este me ayudo a levantarme.

Caminamos unos minutos hasta su auto, nadie decía nada. Fue un silencio algo incómodo, hasta que el hablo.

-Es este-. Señaló un auto deportivo.

Me quede algo sorprendida, pero no dije nada al respecto.

Diego se dirigió a la puerta del copiloto y la abrió, para después ayudarme a subir. De mi parte solo susurré un "Gracias".

-¿A donde quieres ir?-. Preguntó en cuanto entró al auto.

-Oh, yo no había pensado en eso-. Dije apenada.

-Bien, entonces tengo un buen lugar.

Apenas dijo eso encendió el motor y arrancó hacia un lugar desconocido para mi.

Todo el camino iba en silencio, me preocupaba que pudiera hacerme algo. El era un hombre adulto; por lo que podía notar, y yo solo era una niña.

Si me llegaba a pasar algo no habría nadie quien me buscará, nadie quien se preocupara por mi.

En mi cabeza había un torbellino de pensamientos, hasta ganas de llorar tenía. Intenté calmarme y así fue por un rato, pero volví a preocuparme.

Y me preocupe aún más cuando vi que salimos a carretera.

Soy una estúpida, quien le acepta una salida a un desconocido. Cuando apenas y lo vi ayer, unos cuantos minutos. Dejando de lado que estoy segura que el es mayor que yo y yo una niña sin nadie que la respalde.

-Ya casi llegamos-. Hablo por primera vez.

Me sacó tan de repente de mis pensamientos que me asuste.

-Tranquila, no te haré nada malo-. Comentó sereno.

Pues eso es lo que espero yo, espero no me lleve a un lugar de mala muerte o un motel. Eso sería el colmo, que me busque para sus deseos sexuales.

En ese momento solo quería abrir la puerta, saltar del auto a media carretera y correr como nunca a pedir ayuda.

Estaba a nada de ejecutar mi plan cuando se desvío hacia la derecha subiendo por un camino.

Yo solo esperaba que al subir no me encontrara con alguna casa abandonada.

Y no fue así, era un lindo restaurante. Parecía una cabaña, tenía diferentes áreas afuera, paseos en caballo y un columpio muy lindo para fotos.

Prohibido (Diego Valdes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora