Capitulo 5

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POV. Viridiana

Llegue temprano al café.

Ignore por completo todo y camine hasta la "oficina" de mi jefe.

-¿Se puede?-. Dije del otro lado de la puerta.

-Adelante.

-Oh, Viri. Que gusto verte.

Se acercó a tomar mis manos. No lo veía hace algunos días, generalmente el se va cuando yo llegó; solo esta aquí la mitad del día.

Me llevaba tan bien con el, lo veía casi como un padre o abuelo. Desde que me conoce no ha hecho más que tratarme bien y hacer que lleve una mejor vida.

-Lo mismo digo.

-Y dime, ¿por qué estás aquí?-. Preguntó dudoso.

El sabia perfectamente que no vine solo a saludarlo.

-Quería pedirle algo-. Agache mi mirada.

Nunca venia a pedir nada, me sentía apenada en estos momentos.

-Si me puedo tomar el día-. Solté de golpe y cerré mis ojos apretandolos.

Solo esperaba que dijera que si, no quería decepcionar a Diego.

-Ay, Viri. Por supuesto que si, jamás me pides nada; claro que te daré el día.

-¡No hay ningún inconveniente?

-Ninguno.

-¿Y quien cerrará más tarde?-. Pregunté preocupada.

-Yo vendré más tarde, tu no te preocupes.

-Sal, diviértete y espero me presentes pronto a ese muchacho.

Reí nerviosa, como es que sabía de él. Se me notaba tanto que estaba enamorada.

-Gracias-. No dije nada más y salí de ahí.

Baje las escaleras saltando de la felicidad. Salí del café directo a mi casa, tenía que estar lista en un rato. Diego me avisaría sobre como estaría todo.

(........)
~Linda, paso por ti en una hora.
No puedo esperar para verte.

Fue el mensaje que iluminó mi pantalla.

Tenía que apurarme para estar lista a tiempo, ya había empezado pero aun no terminaba.

Ajuste pequeños detalles y salí de mi casa. Diego me avisó que en un minutos llegaba, así que comencé a bajar mi edificio.

Llegue a la acera y ahí estaba el, recargado en su auto mirando hacia un costado.

Me acerque a él y me abalance a sus brazos, lo tomé por sorpresa.

Tardo unos momentos pero acepto mi abrazo para después besar mis labios.

-Te extrañe-. Me miró a los ojos.

-Y yo a ti, Diego.

Sonreímos aún a centímetros de nuestros rostros.

-Traje algo para ti, espero y la uses-. me extendió una playera.

De colores blanco y verde, era la del Santos. Por detrás estaba su nombre y el número 10.

-Gracias, la usaré esta noche.

-Pero vamonos, que se nos hará tarde.

Subimos a su auto, manejo hasta el estadio. Parecía ir hacia el estacionamiento trasero.

-Te voy a tener que dejar aquí, me dieron la oportunidad de venir por ti pero tengo que ir con ellos cuanto antes.

-Si, no te preocupes. Estaré bien-. Le sonreí.

Prohibido (Diego Valdes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora