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23 de Mayo, 2022

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23 de Mayo, 2022

narrador omnisciente

Los días habían pasado, y con eso, la partida de Matias a Uruguay por un mes estaba a tan solo dos días. 25 de mayo en la mañana.

Esta última semana Matias y Lucia no pasaba ni un minuto sin hablar, se juntaban en la casa de el, en la plaza, en un cafe, donde sea. Y cuando no era así, se la pasaban hablando por mensajes y hacían pequeñas llamadas.

Las 4 de la tarde caían en la Ciudad de Buenos Aires cuando Matias se encontraba en el sillón de su casa jugando con su mascota mientras esperaba que la hora de ir a encontrarse con su chica llegara.

Estaba algo triste ya que estaba seguro de que esta sería la última vez que se vea a solas con Lucía hasta dentro de un mes. Si bien la distancia es algo complicado, mas cuando recién estaba conociendo a alguien, se encontraba bastante seguro de que ambos lo soportarían, y cuando por fin esté de vuelta podría pedirle que sea su novia como tanto deseaba. No quería pedírselo antes de irse y luego estar sin verse por un mes.

Vió como su celular se encendía y un mensaje de Lucía aparecía en su pantalla "ya estoy lista matute". Agarró sus llaves, su billetera, su abrigo, su celular y salió de su departamento, escribiendo un simple "yendo" mientras esperaba el ascensor.

Decidió dejar el auto a unas cuadras de la casa de la chica ya que sabía que por esa zona siempre era un quilombo para estacionar, así que prefirió caminar.
Encontró un puesto de flores que nunca había visto en medio del camino, y decidió comprar unas flores para hacerle un pequeño detalle a la chica que lo esperaba.
Compró un ramo de tulipanes, sabía que esas flores y los girasoles eran los favoritos de Lucía, se lo había dicho ella cuando la llevó a merendar por primera vez.

Continuó su camino y al llegar tocó el timbre de la casa. Pudo escuchar la voz de Lucía gritando "nos vemos ma, si llega Juani decile que me espere para comer" y luego vió como la puerta se abría.

--Hola, linda --saludó él mostrándole el pequeño ramo que había comprado hace unos minutos.

--gracias gordo --contestó ella tomando el ramo y dándole un abrazo, con una de las sonrisas más sinceras que había dado en su vida --son mis favoritas estas

--ya se Lu, por eso las compré --dijo el tomándole la mano y comenzando a caminar-- vamos que dejé el auto a un par de cuadras

--Matute, ¿podemos ir a nuestro café hoy?

--¿querés ir a ahí? --preguntó soltando su mano y abrazándola por los hombros, viendo cómo ella asentía-- vamos ahí entonces.

Subieron al auto y ella conectó su celular al Bluetooth del auto de Matias, cada vez que salían ella se encargaba de poner la música. Ya era una costumbre para ellos.

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⏰ Última actualización: Mar 01 ⏰

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fearless - Matias Recalt Donde viven las historias. Descúbrelo ahora