Me parecía una falta de respeto el pequeño espacio de esta cafetería para ser parte de el mayor conglomerado del mundo.
No sabía exactamente dónde estaba, para ser sincera, solamente había seguido la voz temblorosa de mi asistente hacía no-sé-donde mientras terminaba los últimos detalles para que la fiesta de mi mejor amiga Yoona sea un éxito. No me costaba nada hacerlo, me gustaba organizar eventos. Me gusta tener el orden de todo lo que hago, sí algo no sale de acuerdo al plan, suelo... Volverme loca.
Cambiando de tema, seguí juzgando la barra de mosaico color blanca, los detalles me hacían recordar a la cocineta de mi casa pero el espacio era pequeño, muy pequeño para lo que estaba acostumbrada. Quería un capuchino, resulta que yo me lo tenía que hacer. ¡No sabía cómo! Siempre lo pido y me lo dan hecho, miré a Minjin sentado en la única silla de la única mesa que hay en esta especie de cafetería. Estaba segura que está era algo más íntimo, no a la que los empleados vienen a almorzar.
— Aquí dice sí oprimo este... — apreté el botón que decía encendido y no salió nada. — ¡No sale!
Estaba a punto de tomar la cafetera y observarla hasta encontrar una forma de que salga el simple liquido café, pero no se sentía correcto. Me acerqué un poco dándole la espalda a la puerta, mi cabello ocultó tan parte de mi rostro, no me molestaba en ese momento. Solo quería mi capuchino y ya.
— Esa cafetera es a base de cápsulas. — giré hacia la voz masculina que se dirigía a mí, encontrándome con nada más y nada menos que con el chico que llevaba viviendo en mi mente estos días. — ¿Qué haces aquí? — frunció sus marcadas cejas, su voz se volvió algo dura, toda la amabilidad de antes se fue y simplemente dió tres pasos atrás, llamando la atención de Minjin. — ¿Me estás siguiendo?
Sunghoon se encontraba en su estado más natural, y dios, lucía igual de atractivo. Pants sueltos de tipo cargo color beige, una camiseta oversize de color blanco, un gorro gris que ocultaba una parte de su frente con el flequillo de su cabello, y sus labios abultados, notablemente enojado por mi aparición. Cruzó sus brazos, esos brazos pálidos y con algunas venas sobresalientes, podía memorizar el bicep que se le marcaba, pero decidí divertirme.
— Hola, Sunghoon. Qué bueno es verte por aquí. — sonreí amablemente y volví a mi trabajo con la cafetera. — Dices que es por cápsulas, ¿Sabes dónde están? Quiero un capuchino.
— Eh, princesa, las cápsulas están en-
— Sunghoon. — remarqué el nombre del pelinegro, quien solamente me enviaba una mirada aguda, las aletas de su naríz estaban tensas y el enojo que transmitía hasta sus poros no me animaban nada más que a seguir molestandole. ¿Cuánta paciencia me tendría? — ¿Sabes dónde están las cápsulas?
— ¿Puede dejar de seguirme, por favor? — pasó sus pálidas y rojizas manos por su rostro, aún no dejaba de mostrarse enfadado, pero había una leve molestia en su voz. — Este es mi lugar de trabajo, no tiene porque seguirme hasta aquí.
— No te seguí. — está vez fue mi turno de cruzarme de brazos, alejándome de la máquina del demonio y apoyándo mi cintura en la meseta de la cafetería. — Aunque no me creas yo también tengo trabajo aquí, no todo gira alrededor de tí, idol. — mentí, pero sonreí con altanería.
Dado a que su lenguaje corporal ya no me mostraba incomodidad, supe que lo había dejado sin palabras. Era cierto, yo como princesa era una figura pública, era obvio que en algún momento este tipo de empresas me contactaría, solamente que Sunghoon no se enteraría del por qué.
Miré a mi asistente y con una sola mirada le dije que se fuera del lugar, él inmediatamente me hizo caso y le agradecí mentalmente, más tarde se lo agradeceré en persona.
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love royals ↺ p.sunghoon
FanfictionKwon Haena es una linda y caprichosa princesa, que al ver entre esos siete chicos bailando para su pequeña hermanita, su atención fue captada por uno de ellos, el que para sus ojos era el más atractivo. Oh, pobre Sunghoon, no sabría todo lo que la p...