Al llegar al hotel designado para su estancia, se encontraron con una situación inesperada: la habitación asignada contenía una única cama. Ino miró a Sasuke, buscando alguna reacción. Sasuke, sin decir palabra, tomó la llave y se dirigió a la habitación. Ino lo siguió, preguntándose cómo manejarían la situación. Al entrar, Sasuke dejó su equipaje a un lado y comenzó a preparar un lecho improvisado en el suelo, sin dirigir la mirada hacia Ino.
Ino, sorprendida por este gesto, intentó protestar, "Podemos turnarnos o...". Pero fue interrumpida por Sasuke, quien con un tono firme dijo, "Solo duerme". No había espacio para discusión.
Al amanecer, con los primeros rayos de sol apenas asomándose por el horizonte, Sasuke se levantó. La habitación aún estaba sumida en la penumbra de la madrugada, y el suave resplandor del alba se filtraba tenuemente a través de la ventana. Ino aun dormida, su respiración tranquila y rítmica, ajena a los movimientos silenciosos de Sasuke.
Sasuke se movió con precisión, recolectando sus pertenencias y asegurándose de no perturbar el frágil silencio. Una vez listo, se deslizó fuera de la habitación, cerrando la puerta con un susurro apenas audible.
Las calles del país de las olas lo recibieron con una mezcla de frescura matutina y la promesa de un día bullicioso. Sasuke se fundió con el ambiente, su presencia apenas perceptible entre los primeros aldeanos que comenzaban sus labores diarias. Su objetivo era claro: interrogar a aquellos que hubieran tenido encuentros con los ninjas renegados o sus subordinados, buscando cualquier hilo de información que pudiera conducirlo a su paradero.
Se dirigió primero hacia las afueras de la aldea, donde las casas se dispersaban y los campos se extendían hacia el horizonte. Allí, encontró a un grupo de campesinos que comenzaban su jornada. Sasuke se acercó con cautela. Sus preguntas eran precisas, diseñadas para extraer información sin revelar demasiado sobre su propia misión.
Uno de los campesinos, un hombre de mediana edad con las manos curtidas por el trabajo, levantó la vista al notar la presencia de Sasuke.
"¿Puedo ayudarte en algo, joven?" preguntó el campesino, secándose el sudor de la frente con el dorso de su mano.
"He escuchado rumores de actividad inusual en los bosques cercanos. ¿Has notado algo extraño últimamente?" inquirió Sasuke, su tono era neutral, pero sus ojos agudos no dejaban pasar ningún detalle.
El campesino frunció el ceño, recordando. "Ahora que lo mencionas, sí. Algunas noches, he visto sombras... figuras encapuchadas, moviéndose al borde del bosque. No parecen aldeanos, y no recuerdo haberlos visto antes."
"¿Podrías decirme más sobre sus movimientos? ¿Alguna dirección en particular?" Sasuke presionó, su voz apenas un susurro.
El campesino se rascó la cabeza, pensativo. "Siempre al anochecer. Se mueven con sigilo, como si conocieran bien el terreno. Siempre hacia el norte, hacia la parte más densa del bosque."
Con un breve asentimiento de agradecimiento, Sasuke se alejó, cada nueva pieza de información alimentando el esquema que comenzaba a formarse en su mente
Tras la conversación reveladora con el campesino, Sasuke se dirigió hacia el corazón palpitante de la aldea: el mercado. Este era el núcleo de la vida diaria del país de las olas, un lugar donde las voces de los vendedores y el bullicio de los compradores se entremezclaban en un caos armónico. Sasuke se adentró en el laberinto de puestos, su presencia apenas perceptible entre la multitud.
Se acercó a un vendedor de frutas, un hombre de rostro afable que alzaba la voz por encima del murmullo circundante para alabar la frescura de sus productos. Sasuke esperó un momento en que el flujo de clientes mermara antes de acercarse.
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UN NUEVO INICIO
Fanfictionla cuarta gran guerra a acabado y con ello se le abre una nueva posibilidad a Sasuke para iniciar una nueva vida