¿Un amigo nuevo?
Aquino fue separado de manera cruel de Locochón, como una madre separada de sus bebés. A pesar de sus intentos de escapar de los guardias, siempre era capturado una y otra vez. Los días pasaban y Aquino sufría terribles experimentos que lo llevaban al borde de la destrucción. Se sentía perdido, sin saber quién era ni por qué estaba en esa situación. Su identidad se desvanecía entre los horrores a los que era sometido, y cada día le resultaba más difícil recordar su pasado y su propósito en la vida. Después de un año, Aquino perdió la mitad de sus recuerdos y fue encerrado en una habitación, sin permitírsele salir sin permiso de los guardias, siendo utilizado como un arma de guerra.
En medio de esta pesadilla, un día Aquino se encontró con un hombre vestido de gris, con el pelo negro y una venda en su ala izquierda, vagando por los pasillos de la habitación roja. Este hombre descubrió una puerta que nunca antes había visto y, con cautela, neutralizó a los guardias que estaban allí. Abrió la puerta lentamente y se encontró con un castaño que movía algunos juguetes que ahora levitaban. El castaño se dio cuenta de su presencia y se puso alerta, lanzándole varios objetos afilados.
- ¡Hey! Tranquilo, no vengo a hacerte daño - dijo el hombre de pelo negro mientras esquivaba cada objeto. Aquino se levantó del suelo y todos los objetos cayeron, sorprendiendo al hombre.
- Hola, soy Duxo. ¿Cómo te llamas? - Duxo se acercó a Aquino, quien estaba asustado y se alejaba con cada paso que Duxo daba.
- Oye, no te haré nada, lo prometo. Pero ¿juras no hacerme daño a mí? Así que tranquiliza tus manos - dijo Duxo, intentando calmar a Aquino.
- Vale... - respondió Aquino en voz baja, mientras Duxo sonreía.
- Bien, soy Duxo. ¿Y tú quién eres? Jamás te he visto - señaló Duxo al menor, quien se sintió algo ofendido.
- N-No lo sé, no lo recuerdo - dijo Aquino con tristeza.
- Si te elijo un nombre, ¿no me atacarás? - propuso Duxo.
- Vale... - aceptó Aquino. Duxo tomó uno de sus juguetes, un capibara, su reliquia más preciada, y pensó en un nombre para su nuevo y primer amiguito. Después de unos minutos, se le ocurrió uno único y obvio.
- ¿Qué tal Aquino? - dijo Duxo con orgullo por su gran trabajo.
Aquino asintió tímidamente, aceptando el nombre que Duxo le había dado. Aunque no recordaba su nombre original, estaba dispuesto a comenzar de nuevo y confiar en este extraño hombre de pelo negro que parecía querer ayudarlo.
El hombre de pelo negro sonrió satisfecho y extendió la mano hacia Aquino. - Es un placer conocerte, Aquino. -
Aquino dudó por un momento, pero finalmente extendió su mano y la estrechó con la de Duxo.
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々 ɗᧉlꪱᥴɑᥴɥ ࣪ 🥃 (Pausada)
Fantasiaᅟᅟ꣖ᅟ ֹ ִᅟ ɑᥒɬꪱ - ɗυxꪱᥒꪮ 𔓕 ɑqυꪱᥒꪮ bꪮttꪮꭑ ១ 🌸֮ㅤ ɗυxꪮ Tꪮթ ㅤׅㅤ✿ 𐑙 ꭑթrᧉg