𝙎𝙖𝙫𝙚 𝙝𝙞𝙢 | 𝙅𝙤𝙚𝙮 𝙅𝙤𝙧𝙙𝙞𝙨𝙤𝙣 𝙮 𝙡𝙚𝙘𝙩𝙤𝙧𝙖.

3.

4:00 𝘼𝙈

-Mi teléfono vibraba acompañado de un tono de alarma, dándome aviso que ya eran las 4:00 AM. Con un poco de pereza bostecé y me estiré para dejar el sueño de lado, casi nunca me despertaba a esta hora, no era común ya que siempre me despertaba bien tarde.
En éstos casos era necesario despertarse a esta hora, el bus salía a las 5:00 y tal vez no me daría tiempo para ponerme ropa formal.

Me acerqué a la ventana y la abrí, dejando pasar al interior de mi habitación la fría brisa de la noche, una linda vista antes de irme posiblemente para siempre de mi casa.

Me levanté con lentitud de mi cama y me puse a arreglarla antes que nada.
No tardé mucho en hacerlo, después de eso me quité mi pijama y me dispuse a dirigirme al baño para bañarme.

20 𝘮𝘪𝘯𝘶𝘵𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘱𝘶é𝘴...

-Ya había terminado de bañarme, una reconfortante ducha de agua fría me hacía bien sabiendo que en Des Moines el clima estaba un poco caluroso a pesar de estar en el mes de octubre.

Mientras me secaba el pelo con la toalla me puse a buscar ropa cómoda para ponerme, hurgué entre la ropa de mi armario y saqué una blusa larga de color blanco y unos jeans de color negro.
Dejé la ropa sobre mi cama mientras terminaba de secarme el pelo, al quitar la toalla de mi cabeza mi pelo quedó demasiado desordenado.
Muy enredado para ser exactos, agarré el peine y comencé a peinar mi tan desordenado cabello.

Antes de continuar agarré mi teléfono y lo desbloqueé para entrar en Spotify, no quería aburrirme mucho mientras me peinaba.
Así que puse una canción de Deftones, Rosemary.
Mientras se reproducía continué peinando mi cabello.

Tardé un poco en desenredarlo pero lo logré, no tenía tanto tiempo para hacerme un buen peinado.
La canción ya había terminado, así que fui hasta mi cama y me coloqué la ropa que había elegido.
Ahora tocaban las zapatillas, unas cómodas para el viaje, me coloqué unas converse de color negro y me até los cordones.

Por mi torpe mente pasó la idea de llevar al menos una mochila, estaba tan nerviosa y ocupada por mi estúpida obsesión de verme bien que había olvidado preparar una mochila.
Me incliné para buscar debajo de mi cama, se me hizo un poco difícil ver dónde estaba ya que tenía la luz de mi habitación encendida.
No la tenía encendida porque mi madre se despertaría al ver el reflejo de la luz por debajo de la abertura de su puerta.
Sólo tenía una pequeña lámpara en mi mesa que estaba al lado de mi cama que apenas alumbraba.