ME ATRAPASTE-Radioapple (Mini Historia)

IX

Caminaba desesperado en la sala, su misma vestimenta de la noche anterior, cabellos todos despeinados por toda su cara, no había dormido nada en toda la noche, solo esperaba que su amado saliera para saber la decisión que tomo, se tiro al sofá y tapó su rostro con sus manos sin saber que más hacer.

Se sorprendio al sentir unas manos atando su cabello, cuando sintió que había terminado con ese acto giro para encontrarse con los ojos zafiros de su amado.

Creo que así te vez mejor esposo...

Aun sin creer lo que estaba escuchando dejo caer una lágrima de su mejilla la cual el angel limpio con su pequeña mano.

Amor...¿Esó significa que...?

Si cielo...Te dejáre estar conmigo este ultimo día...Mañana mi otro ser te dara tu merecido...Mientras tanto yo te daré el mejor día que pueda.

El mayor se levanto rápidamente, tomando la cintura de su amado apegándolo más a el, lo beso desesperadamente a lo cual con mucha dificultad correspondió el pequeño.

Te amo amor...gracias por permitirme tenerte estas últimas horas...R-realmente no quiero que terminen...Quiero que te quedes conmigo...

El pequeño acarició el rostro del mayor y le sonrió conmovido con sus palabras.

Amor...No importa lo que pase, siempre recuerda que esta versión mía te amo hasta el ultimo minuto...

Y-yo tambien te amo amor...

Con sus orejas bajas le sonrió, quería llorar pero no podía...Tenía que pasar el mejor día con su aun esposo.

¿T-te parece ir a caminar al campo amor?

Claro esposo Al...¡Vamos!

Salieron de la casa no sin antes alimentar a Francisco y comer ellos, el menor tomo la mano del mayor mientras caminaban, el contrario apretó suavemente el agarre para escuchar todo lo que decía su amado, se la pasaron así toda la tarde, no les importaba el hambre que sentían o lo cansados que estaban, querían estar juntos disfrutando la compañía contraria.

Llego el atardecer y cada vez sentían un nudo apretando sus corazones, sabían que en poco tiempo llegarían a su final.

¿Amor?

¿Dimé esposo?

¿Te parece si entramos a la cabaña? Se esta haciendo de noche y tu brillas como el sol...No quiero que los demas te vean y quieran dañarte...

Claro caiño..¡Vamos!

Sin más entraron en la cabaña, acariciaron a Francisco ya dormido para dirigirse a la recamara, el ciervo se mordió el labio no estando seguro de sus actos, se sentó junto a su amado, al cual fácilmente levantó sentado lo en su regazo, el pequeño se avergonzó porque al momento de chocar sus cuerpos pudo sentir bajo su túnica algo pulsante.

¿Esposo...?

Amor...No haré nada que no quieras...Si esto te desagrada solo dímelo y me detendre de inmediato ¿De acuerdo?

De acuerdo cariño.

El ciervo sonrió acercandose a los labios del menor besándolo despacio, quería tomar las cosas con calma, sabía que esto era nuevo para el menor, hizo un camino de besos hasta llegar al cuello del menor que al sentir la lengua de su amado no hacía más que soltar suspiros..

El mayoe desabotono lentamente la túnica de su amado, con cuidado se la quito sin lastimar sus inmensas alas, fue dejando un camino de besos hasta llegar a sus pezones los cuales succionaba y mordía, estaba empezando a perder el control de sus instintos cada vez era más intenso, le dió vuelta al angel dejandolo recostado mientras este gemía alto al sentir las manos de su esposo recorrer su cuerpo puro.

Bajo toda la túnica hasta liberar el blanco cuerpo de su amado, quien lo veía agitado con lagrimas de placer en sus ojos, le parecía tierno ya que la acción ni siquiera había comenzado...

Pasaron las horas y el rey gemía en alto, al ciervo le parecia curiso como era de escandalozo su amado, si hubieran estado en el castillo todos los hubieran escuchado.

Cada vez pentraba más fuerte al rey, ya era la séptima ronda y el angel aun pedía más, el ciervo complacía a su amado, sin tomarle importancia a lo masoquista que era.

Le dió vuelta dejandolo con la cara en la almohada entrando de una estocada.

¡Ah~! ¡E-espo...so q-quiero má...as~!

No te escuche cariño... V-vamos repitece lo a tu esposo~

¡Q-quie...ro má...as! P-por fa..vor esposo..

C-como el rey ordene~

Sin más empezó a penetrar nuevamente al soberano con mas rudeza, la cama rechinaba a punto de quebrarse, la prostata del soberano roja por haber sido embestida tantas veces y ahora siendo explorada por los dedos del mayor mientras rompia su otra entrada.

¡Nght! ¡gh! ¡gh!

Trataba de sacar gemidos pero del placer que sentía solo pudo sacar esos sonidos tan extraños para el; Cambio su mano para dirigirla al miembro del menor y empezar a masturbarlo al ritmo de sus embestidas, el pequeño ya no era consiente ni capaz de pensar en nada, sólo disfrutaba del placer que estaba sintiendo...

¡A-alastor~!

Se corrio nuevamente en la mano de su amado, este sonrió levantose junto al soberano pegándo lo a la pared mientras subia su mano y lamia ese pegajoso líquido, dicha acción avergonzo mucho al pequeño que solo se tapó el rostro.

No, no, no cariño~ ¿Qué hablamos de eso? Deja que tu esposo vea tu rostro~

El pequeño angel bajo lentamente sus manos dejando ver lo agitado y sonrojado que estaba, el contrario rio y tomo las manos del menor para ponerlas alrededor de su mismo cuello, empezando a penetrar nuevamente a su amado que solo brincaba al ritmo de las embestidas, esa vista era espectacular, ver a su amado gemir una y otra vez su nombre era algo inolvidable, dió la última estocada antes de llenar al pequeño con ese liquido caliente a lo cual el contrario solo jadeaba cansado.

El mayor beso los labios entre abiertos de su esposo y lo recostó en la cama, se subio junto a el, para jalarlo y recostarlo en su pecho, los dos tenían lágrimas en sus ojos, sabían que era su despedida, su final, nunca más se verían luego de esa noche, sintieron como el pequeño animal movia sus alas mientras subía en las mantas que los cubria acurrucandoce en el pecho del mayor quien veía a su esposo empezando a quedarse dormido.

Gracias por todo Al...Realmente te amo...

Al contrario amor...Gracias a tí por venir a alegrarme mis días aun que sea por poco tiempo...

Se dieron un ultimo beso para dormir, estaban exhaustos, las lagrimas aun salian de sus ojos pero no había nada que hacer su tiempo había acabado.