- VI -

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El repentino tiritar en sus dientes le hizo hundir la cabeza en su bufanda. El frío iba a ser especialmente cruel hoy, podías notarlo incluso a esa hora de la mañana.
No era consciente de la fuerza que estaba usando al caminar hasta que llegó al establo, donde el viento ya no frenaba su paso.
Se acercó a su caballo, acariciando su cabeza mientras esperaba calmar la sensación en su cuerpo.

- Ey.

Una voz sonó a su lado.

Giró la cabeza. Ellie estaba parada allí con las manos en los bolsillos de su abrigo. Tenía su cabello en un rodete y una expresión fría y distante en su rostro.

La miró unos segundos, sin intentar camuflar el disgusto que sentía, para volver a dirigir su atención hacia su caballo, totalmente indistinta.

- Hola.

- ¿Revisaste el tablón? - Fae reprimió la molestia que le haría cerrar los puños. ¿Por qué tanta charla tan temprano?

- Eh, si. no. - Tartamudeó, nublada por la irritación. Cerró los ojos con fuerza, queriendo despejar su cabeza del sentimiento. - No lo leí.

- Nos toca Elk Creek.

Pensó un momento. Elk Creek no era una zona urbana, era un sendero. El frío sería una verdadera molestia.

Soltó un suspiro, abriendo el portón frente a ella y dejando salir a su caballo. Ellie se quedó mirándola un momento, sin decir una palabra. A veces, tenía una expresión que Fae no podía descifrar; totalmente neutral, a un punto en cual parecía despreciarla. Pero rápidamente comenzó a moverse también, apartando la mirada.
Aún así, la sensación de amargura en la boca de la rizada permaneció. Y mientras la seguía con la mirada, no pudo evitar hacer una mueca de asco.


——— ⏳ ———


Las corrientes de aire frío pegaban con fuerza contra ellas, obligando a Fae a encogerse del frío.

Echó un vistazo a Ellie, quien se mantenía firme ante el clima, con la vista fija al frente y una expresión de concentración que fruncía su ceño.
De repente, un croar hace que su mirada vuelva al frente en un segundo. Los caballos frenan y relinchan, confirmando sus sospechas.

Tomó su rifle y bajó del caballo con prisa, poniéndose en posición; pero la nieve cubría con tanta plenitud su alrededor que la confundía, el viento le hacía cerrar sus ojos y las hojas producían un ruido que no le permitía escuchar bien.

Observó con detenimiento, buscando al infectado.

- ¡Fae!

Exclamó su compañera por detrás, y cuando giró la cabeza, un chasqueador se acercaba a toda velocidad, errático y voraz. No obstante, cuando quiso tomar su navaja, Ellie se interpuso. Colocándose en frente de ella como un escudo.

El choque y la sorpresa hicieron que cayera sobre su costado. Su navaja se escapó de entre sus manos y cayó fuera de su rápido alcance. Maldijo entre dientes y volteo para comprobar el estado de la castaña. Había atajado al infectado con sus antebrazos, pero la fuerza que estaba usando le hizo soltar un fuerte quejido. Debía apurarse. Gateó hasta la navaja, levantándose con dificultad por la prisa.

Al darse la vuelta, Ellie ya se encontraba en el suelo. Un grito de dolor salió de su garganta mientras luchaba para mantener al chasqueador lejos de ella. Fae buscó la causa con la mirada, encontrando la razón en la rama que se levantaba de entre la nieve y la herida que atravesaba su pierna.
Se acercó a paso veloz, y sin pensarlo dos veces hundió el cuchillo en el cuello del muerto, haciéndolo caer.

Veneno. - Ellie Williams y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora