- XI -

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El nudo en su garganta le generaba un dolor igual de insoportable que el de su abdomen. Tenía los ojos cerrados y sus labios presionados sobre si mismos al intentar no hacer ruido mientras Jesse terminaba de tratar su herida.

Fae le había rogado que la llevase a casa, insistiendo en que no quería ir a la enfermería. Jesse se negó al principio, pero verla tan angustiada era demasiado inusual por lo que se permitió dudar. Luego de un rápido vistazo, confirmó que no era lo suficientemente profundo para haber dañado algo importante. Así que, a regañadientes, aceptó.

Pasó la aguja por su piel, estaba a medio camino.
Fae llevó una mano hacia su boca y mordió su dedo, ahogando una queja.
Jesse alzó la vista hacia ella. Si bien podía ser por el dolor, la veía perdida, enojada.
Sabía lo que había pasado con Dina, y estaba seguro de que algo había pasado con Ellie. Se guardó un suspiro, lleno de preocupación y cansancio.

– Eventualmente tendrás que sacarlo. – Escupió, sin levantar la vista de lo que estaba haciendo. Fae lo miró, confundida. – Ayer Ellie me dijo que algo te pasaba. ¿Es por eso que...?

– No, no. Solo me distraje... No estoy segura de como me lo hice.

– Es un poco grave para que no lo sepas. – Se hizo un silencio. – Puedes contarme ¿Sabes? Soy tu amigo también.

Se estremeció al sentir el hilo deslizándose por su carne, áspero y brusco. No era la clase de persona que hablaba de sus sentimientos.

Realmente la había cagado esta vez.

– Es la verdad. Mi mente se apagó, yo... No se que sucedió. – Llevó una mano a su cuello. Su cuerpo se tensaba con una fuerza dolorosa cada vez que perforaba su piel. – Estaba enojada. Ni siquiera recuerdo en donde me había metido. Tenía mil cosas en la cabeza, pero no podía pensar en nada. Estaba tan perdida en todo lo que pasó que cuando salió el infectado fue como si se hubiese apoderado de mi. Supongo que veía lo que pasaba, pero no lo estaba reteniendo.

– ¿Qué esta pasando con Astrid, Fae?

La pregunta la atravesó como otra puntada más. A pesar de ser su mejor amigo, Jesse no sabía nada de lo que pasaba en su vida. El peso de la culpa arremetió contra ella, empeorando todo lo que sentía.

– Hace unos meses fuimos a tomar algo junto a Bonnie y Greg. Pensé que estaba mal por el alcohol, así que cuando me pidió que la llevase a casa, dije que si. Pero cuando llegamos parecía estar completamente bien. Se me insinuó, y es una chica muy linda... Así que pasamos la noche.

Jesse alzó la mirada hacía ella, con el ceño fruncido.

– ¿Por qué nunca me contaste? – Cuestionó. Incluso si no hubiese enojo en su voz, Fae sintió su corazón romperse un poco.

– No lo sé... Pensé que no te interesaría... No sé.

– Por supuesto que me interesa. Somos amigos, quiero saber que pasa en tu vida.

– Tienes razón. Lo lamento. – Clavó sus uñas en su nuca, callando la incomodidad. – Astrid me dejó en claro que eso no significaba nada, y estuve bien con eso. Hasta que comenzó a hacerlo más y más seguido... No comenzó a gustarme, pero verla encendía algo. Sabía que estaba mal, y que no me iba a llevar a ningún lado, pero era tan embriagador. Solo me dejé llevar.

Su pierna comenzó a subir y bajar en un intento de calmar la ansiedad que le generaba toda la situación. Le avergonzaba estar hablando de esto, incluso cuando ya lo había hecho antes.

– En algún momento apareció con ese Tony. Fue como si me hubiese jalado de nuevo a la tierra. Dina me lo había dicho un rato antes. " No te convine, no seas una tonta. " Pero parece que no puedo evitarlo. – Rechistó, el enojo colándose entre sus dientes. – Después todo se volvió un desastre... Discutí con Astrid al día siguiente, al otro lo volvimos a hacer. Le conté a Dina, pero esta vez terminé discutiendo con ella. Y por alguna maldita razón Ellie esta en medio de todo esto. Siempre encontrando la forma de arruinar un poco más mi vida.

Veneno. - Ellie Williams y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora