[ESP] 𝐎𝐮𝐫 𝐒𝐞𝐜𝐫𝐞𝐭 || 𝖧𝖺𝗇 𝖩𝗂𝗌𝗎𝗇𝗀, 𝖫𝖾𝖾 𝖬𝗂𝗇𝗁𝗈

11 - 𝐃𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐭𝐢𝐨𝐧;

POV: Hayami

Después de unos minutos, pude levantarme. Ni siquiera pensaba de forma lógica, mi cuerpo actuó por instinto, yendo al único sitio en el que se sentía seguro estando en esta condición.

Y así fue como acabé delante de la casa de Minho, llamando al timbre con la poca fuerza que me quedaba. En el segundo que Minho abrió la puerta, mi cuerpo automáticamente se lanzó a sus brazos y colapsé: llorando por el dolor tanto físico como emocional, y me hubiera caído al suelo si Minho no me hubiera sostenido en sus brazos, suspirando y cerrando la puerta detrás de mí. Escuché pasos acercándose a nosotros, seguido de una voz.

– ¿Minho? ¿Quién es? – preguntó… ¿Han? ¿Qué hacía en la casa de Minho tan tarde?

– Han, por favor ve al baño y trae el botiquín de primeros auxilios. Llévalo al sofá – Minho le pidió.

Pude ver cómo Han asentía y se giraba para buscar el botiquín, aún no me había visto, por suerte. Notando lo débil que mi cuerpo estaba, Minho optó por cargarme hasta el sofá, estirándome, para luego mirarme con unos ojos sorprendentemente gentiles y suaves.

– ¿Fue tu madre? – preguntó suavemente, tomando mi mano que aún temblaba con la suya.

Decidí asentir, no confiando del todo en mi voz. Él suspiró y limpió las lágrimas con sus cálidas manos, mis frías mejillas apreciando el contacto. Entonces, Han volvió con el botiquín entre sus manos, dejándolo en la mesa antes de dirigir sus ojos hacia mí.

Cuando los ojos de Han conectaron con los míos, pude ver que estaba sorprendido de verme ahí y a la vez preocupado por mi estado. Se acercó corriendo a mí y, para mi sorpresa, me abrazó bastante fuerte. Vi que Minho estaba igual de confuso que yo, pero al ver que Han no me soltaba después de unos segundos decidí devolverle el abrazo.

Se sintió mucho mejor de lo que esperaba, pude relajarme en sus brazos, y poco a poco dejé de llorar. Cuando Han notó que había dejado de temblar y que respiraba de forma estable, me soltó, pero se mantuvo cerca de mí. Mientras miraba mi cara, notó el pequeño corte en mi mejilla, y su expresión cambió a una incluso más preocupada que antes.

– Hayami, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien? – preguntó con urgencia.

– M-Mi madre… Al estar cada día en casa, ella aprovecha para hacerme la vida imposible… – expliqué vagamente.

– Te ayudaremos con las heridas, puedes quedarte aquí esta noche – dijo Minho de forma seria.

– Min… Muchas gracias por ayudarme incluso después de… – hice una pausa y miré al suelo, suspirando.

– No puedo simplemente ignorar la situación, ¿sabes? Aun así, esto no significa que te perdone.

– Sí, lo entiendo… Igualmente, muchas gracias, en serio.

Minho asintió y junto a la ayuda de Han empezaron a curar mis heridas. Primero, Han se ocupó del corte en mi mejilla, desinfectándolo y poniendo una tirita encima. Seguido de eso, Minho me levantó un poco la camisa para tratar los diferentes moratones en mi estómago, haciendo que Han se sonrojase y evitase mirar más de lo que era necesario. Lo siguiente, me tuve que quitar la camiseta ya que era un moretón que tenía cerca de mi pecho, así que Han se volvió rojo y se giró mientras Minho trataba el golpe con delicadeza y cuidado.

– ¿No os da vergüenza quitaros la camiseta uno delante del otro…? – preguntó Han tímidamente una vez me volví a poner la camiseta.

– Nos hemos visto sin ropa varias veces, somos mejores amigos desde los cinco años – respondió Minho de forma indiferente mientras tiraba el algodón usado.

Sonreí internamente cuando Minho dijo que aún éramos mejores amigos, y me reí ligeramente al ver cómo Han se volvía rojo por el comentario de Minho.

– ¿Vosotros habéis…? – preguntó Han con voz avergonzada.

– A veces, sí – respondí de forma suave.

– Oh… Bueno, salisteis un tiempo, supongo que tiene sentido – razonó Han.

– Y antes de salir también – Minho mencionó indiferentemente.

Han se volvió incluso más rojo que antes, y decidió no decir nada más sobre el tema. Por su expresión, pude deducir que se había imaginado la situación. Para cambiar de tema antes de que a Han le diera un infarto, miré a Minho.

– ¿Sois amigos? – le pregunté con curiosidad.

– Sí, es un buen chico – respondió Minho indiferentemente, encogiéndose de hombros.

Sonreír otra vez, feliz de que Minho hubiera decidido darle una oportunidad a Han.

– Por cierto, también va a pasar la noche aquí – mencionó Minho.

Asentí, no me disgustaba para nada la idea de que Han también se quedara a dormir. También podría hablar con él y explicarle algunas cosas.

– Creo que… Creo que os debo varias explicaciones. Sé que no he sido muy honesta últimamente, y seguramente estéis confusos y enfadados conmigo, lo entiendo, así que quería explicar algunas cosas si queréis escucharme – dije, mirando mis manos nerviosamente.

– Eso estaría bien, yo estoy dispuesto a escucharte – respondió Han con una sonrisa, parecía alegre.

– Adelante, explica todo lo que quieras – dijo Minho, una expresión neutral adornando sus facciones.

– Bueno… Lo primero que quiero aclarar es sobre mis sentimientos y relación con Minho. Esta vez, voy a ser completamente honesta. La verdad es que nunca he visto a Minho como más que un amigo, pero cuando se me confesó no sabía qué hacer, el miedo a perderlo y arruinar nuestra amistad fue lo que me llevó a decir que sí a salir con él. Sé que debí haber sido honesta y decir que-

– ¿Jugaste con mis sentimientos? – preguntó Minho, herido.

– Yo… No sabía qué hacer, tenía miedo y… – intenté explicar.

– Ya veo. De acuerdo, Hayami. No creía que fueras así, pero supongo que me equivocaba.

Seguido de eso, Minho se levantó y se fue de la sala, dejándonos a Han y a mí en la sala de estar, silencio llenando el aire por completo.