Capítulo I

73 10 12
                                    

"Querido lector, ¿me habéis echado de menos? Yo no he podido olvidaros, a ustedes y a los dramas que estuvieron en boca de todos, probablemente los han de recordar tanto como esta modesta escritora. No puedo esperar a empezar a desvelar los secretos y traiciones que traerá consigo la muy suntuosa primavera en esta ocasión, se bien que nuestra amada Reina debe estar igual de emocionada por encontrar un nuevo diamante en la tan aclamada y tan cercana presentación en sociedad"

Lady Whistledown

— ¡Ugh!
Musitó la marquesa, repugnada; estrujo el folleto y lo desecho como si tuviese lepra.

— No le hagas caso querida.
Trato de apaciguar el marqués.

— Esa inescrupulosa mujer no le tembló la mano al momento de escribir sobre... nuestra precaria situación... Ochako debutará esta primavera ¿Qué tal que le falten las propuestas a nuestra hija, por las calumnias de esa propagandista? — Se inquieta la marquesa con rostro preocupado observando a su querida hija.

— No te angusties madre, puede ser que alguien más sea carne fresca para la implacable pluma de Lady Whistledown — sonrió con nerviosismo Ochako sirviendo el té. Aun así la marquesa no podía evitar angustiarse por su primogénita, al igual que el marqués aunque no fuera explícito al respecto.

— Ochako...

— Padre, se bien que tienes la mejor de las intenciones, pero ya no estás en capacidades de traer el pan a la casa y no tengo un hermano que te suceda... — Profirió Ochako colocando su taza de té en frente de él sobre la mesa.

— No soy ajeno a lo que sucede es solo que... no estoy de acuerdo con que tengas que contraer matrimonio para ayudarnos a nosotros — Aclaró dejando de un lado el diario, acentuando su preocupación con la expresión de su rostro.

— No todos tienen la suerte de tener un matrimonio lleno de amor como el tuyo y el de mamá... — Esboza una ligera sonrisa para demostrar que no tenía preocupación alguna por compartir su vida con arreglos de por medio.

Sus padres aún no convencidos por su decisión, dejaron de insistir.

— ¡Ya voy! — Anuncia Ochako una vez escuchó el sonido del picaporte golpeándose contra la puerta. Hubiera ido a atender un criado, si no fuera porque tuvieron que despedir a la gran mayoría del personal de la mansión.

— ¡Ochako!
Saluda alegremente a su querida amiga.

— ¡Mina!
Saluda de vuelta con la misma emoción.

— Mañana... finalmente es el día, Ochako.
Sonríe con determinación Mina en lo que ambas buenas amigas, caminaban por el parque más cercano resguardando la palidez de sus pieles bajo sombrillas de encaje — ¿Ya has pensado en algún pretendiente? — Curiosea la muy fisgona.

— La verdad es que no — admite con nerviosismo — ¿Ya leíste la primera publicación de Lady Whistledown?

— ¡Por supuesto! Estoy tan nerviosa de arruinar mi presentación mañana con la Reina... debe de ser perfecta, no quiero ni imaginar lo que significaría ser objeto de burla de Lady Whistledown — Mina detiene su andar frente al humedal, inclinándose para recoger una piedra — Sería el hazmerreír de todo Londres, al menos hasta que encuentren algo más de lo que mofarse — procede a lanzar la roca al lago espantando algunos patos.

Ochako también se detiene a pensar un poco en las suposiciones de Mina, también debía de esforzarse, causar una buena primera impresión en su audiencia con la Reina podría asegurarle potenciales pretendientes.

— Me pregunto si él vendrá este año, ¡ojalá que sí! — Se emociona Mina, interrumpiendo los pensamientos de su amiga.

— ¿Quién? — parpadea incomprensible ante el entusiasmo de Mina.

— Su excelencia, el duque de Ipswich — Aclaró sonrojándose de tal efervescencia — Lleva ya dos temporadas sin conseguir pareja, dicen que es un hombre con expresiones tan gélidas como un glaciar, y que posee una belleza que es tan cegadora, que cada doncella que lo ve queda perdida y locamente enamorada... si lo dicen debe ser cierto, me pregunto si se fijaría en mí — Chilla cegada por los escenarios ilusorios que eran montados en su cabeza.

Por su parte Ochako, solo sonrió y cambió su semblante a uno de confusión — Mina, si su excelencia es tan bien parecido ¿Porque aún no se ha casado?

— Ah, bueno... pues, no estoy segura, pero de lo que leí en la última columna de Lady Whistledown que se refería a él, tuvo un escándalo.

— ¿¡Un escándalo!? — gritó en voz baja Ochako sonrojándose, imaginándose a la vez algo como un romance con alguna mujer indecorosa, aunque los tabúes de la época no le permitían siquiera imaginar algo más allá que un beso con la mujer de otro hombre.

— Su excelencia es un libertino... — río emocionada Mina — Me pregunto si va a cortejarme a escondidas de mis padres o algo por el estilo — Continúa fantaseando.

— Suena como un hombre al que deberías evitar Mina, no a quien ofrecerle tu mano — Concluye Ochako nada convencida del nombrado duque de Ipswich.

— Tú te lo pierdes — Rodó sus ojos reteniendo aire en sus mejillas prosiguiendo con el paseo, y una vez este culmina ambas se despiden deseándose suerte para el gran día, volviendo así cada quien a sus respectivas moradas.

— Ochako — La marquesa irrumpe en la habitación de la ya nombrada, quien estaba sentada en su tocador cepillando su sedoso cabello.

— ¿Que ocurre madre? — Voltea a mirarla, ya había oscurecido por lo tanto ya vestía sus prendas de dormir.

— Te traje esto — se alegra aproximándose al tocador, poniendo sobre el una caja de plata con grabados de ángeles en ella.

— ¿Una caja? — Su madre niega insistiendo a que la abra. Una vez le hace caso se asombra — ¿Los diamantes de la familia?

— Quiero que los uses mañana en tu audiencia con la Reina, debes de usar lo mejor de lo mejor ante su majestad — Recomienda su madre, conmovida porque su hija ya tenia edad para buscarle marido.

— Madre pero son tus pendientes... — Intenta regresárselos pero la marquesa no se los acepta devuelta.

— Ahora son tuyos, se que no tenemos mucho pero... siento que no tendrás de que avergonzarte frente a las demás debutantes si los usas — Le sonríe con dulzura procediendo a darle calor de madre en un abrazo. A final de cuentas la marquesa fue de quien aprendió a ser tan testaruda como ella lo era.

— Prometo que los llevaré con orgullo... — sonríe Ochako con ojos cristalizados por el tan significativo momento entre una madre que hereda sus joyas más preciadas a su querida hija.

— Se que lo harás... — sonríe de igual manera la marquesa acariciando el cabello de su amada hija. Luego de unos momentos la marquesa se retira a conciliar el sueño como Ochako quien se encontraba algo angustiada por el día de mañana.

"Querido lector, me complace anunciar que dentro de unas pocas horas hemos de conocer a las nuevas doncellas casaderas, y ya veremos si son tan selectivas como las desesperadas damas sin suerte de la temporada pasada que aún buscan marido, les deseo suerte a las debutantes en su audiencia, nuestra adorada Reina puede llegar a ser bastante quisquillosa, esperemos que ninguna corra la suerte de ser desfavorecida por su majestad"

Lady Whistledown

Los panfletos de Lady Whistledown se estaban vendiendo como pan caliente aún siendo tan temprano por la mañana, todos en la capital anglosajona querían estar al tanto, sobre todo aquellos jóvenes con el deber de continuar con su linaje.

— ¡Ochako, ya nos vamos! — Le advirtió.

— ¡Ya voy! — Contesta Ochako bajando con rapidez y agilidad los escalones de la entrada del casón, vistiendo un prominente vestido del blanco más puro, complementado con los diamantes de la familia que su madre le había cedido la noche previa. Ochako sube al carruaje con ayuda de su padre y una vez dentro el conductor da marcha al corcel en dirección al palacio de Buckingham.

My eternal sunshine ♕ TodochakoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora