My eternal sunshine ♕ Todochako

Capítulo VII

"Querido y gentil lector...Hoy de entre todas las noches, es una muy extraña en la que no brilla lucero alguno en el vasto cielo, quizá se deba a que precisamente hoy los dioses griegos que dibujan las estrellas, bajan a la tierra para prestar su identidad a los presuntuosos usuarios de títulos nobiliarios en la tan esperada mascarada en Might Hall"

— Yo no podré asistir, tengo asuntos que discutir en Clyvedon — Se excusó Midoriya sonriendo con pena, rascándose detrás de la cabeza.

— ¡Descuida! Hablaremos bien de ti — prometió Eijiro sonriente.

— ¡No hace falta! — se despide.

"Algunos filósofos teorizan que cada uno de nosotros, utilizamos una máscara predeterminada para una persona diferente, para la sociedad o incluso usamos una con nuestros allegados"

Izuku aborda su carruaje.

— ¿A Clyvedon señor? — pregunta el conductor.

— No — contesta Izuku con un semblante serio que rara vez es posible apreciar en él — Llévame a I-Land Hall.

"Siempre aparentamos, es curioso que tengamos que ponernos una máscara real para desvelar nuestra verdadera esencia, me pregunto, querido lector ¿Cómo serán en realidad? Aquellos aristócratas que asistirán al Might Hall esta noche, espero que den algo bueno de qué hablar"

Lady Whistledown

Fuera una predicción o mera coincidencia, el chismorreo de Lady Whistledown acertó con respecto a que esa noche sería una sin estrellas. Los carruajes blindados de adornos maximalistas trancaron toda la cuadra, los invitados estaban extasiados por el divertido juego de adoptar otro nombre, otra forma de expresarse, incluso otro rostro. Pero este juego no resultaba más que un lastre para Ochako.

Apenas ingresó a la fiesta con su nueva identidad se dispuso a buscar a alguien, y aunque ese alguien tuviese una indistinguible cabellera, la concurrida mansión le dificultaba identificarlo a simple vista.

Hace un par de días...

— Me explico — Shoto aclara su garganta — Curiosamente sin importar como me vista, que beba, que consuma, que lugares frecuente o que cosas desee, los demás querrán imitarme, porque todo lo que yo aprecie ha de ser de la mejor calidad, todo lo que un duque posee, indiscutiblemente otros lo quieren.

— ¿A qué quiere llegar con eso? — arruga su nariz ligeramente porque a su percepción, estaba alardeando.

— A que si usted fuera mía, cada hombre que se enorgullezca de su virilidad querrá robarmela — dice con completa rigidez en su mirar, exaltando un poco a Ochako quien se le erizó la piel de tan solo imaginar el "ser suya" — Usted necesita un marido y yo necesito escapar del agobio de la atención, gustoso me presto a interpretar el papel de un tonto que está irremediablemente enamorado de usted —
Shoto sujeta inadvertidamente sus manos.

— O-oiga — aparta sus manos — aunque este falso compromiso que usted propone, me de más credibilidad ante los lords, ¿Que le hace pensar que alguno tendrá la osadía de cortejarme cuando al mismo tiempo usted lo está haciendo? ¿Cree que no tienen orgullo alguno? ¿O que no le temen a su excelencia? — le cuestiona nada convencida a la vez que ciertamente nerviosa, no porque naciera algún otro sentimiento por el duque que no fuera repudio, sino que no estaba acostumbrada a la cercanía del sexo opuesto externo al seno de su hogar.

— El cortejo es solo un juego, donde ganas una esposa y tienes herederos, en este juego todos somos iguales — le refuta.

— ¿Y usted por qué es parte del juego? Cuando se nota a leguas que no está en lo más mínimo interesado en jugar — se aleja un poco también observándolo con cierto grado de seriedad.