Shoto aborda su carruaje una vez da por terminada su cita en casa de los Uraraka. Tan pronto entró se sentó haciendo a un lado otro racimo de flores que le hacía falta por entregar.
Aquel lugar donde se encontraba el receptor del racimo de amarilis, se encontraba a las afueras de Londres, el viaje de ida y vuelta sería algo largo, suficiente tiempo para que Shoto asomara vagamente su rostro por la ventana observando el camino pensativo, meditando en las palabras de Ochako: como se le ve tan solitario pensé que su manera retraída de ser se debía a que no tenía a alguien que se preocupara genuinamente por usted...
No es que hubiera elegido ser así, aquel amargo recuerdo que tanto se desvelaba por borrar y la cruda niñez que le tocó experimentar, lo encaminaron a esa resolución de persona que es hoy en su vida adulta.
Aunque mucho crucificaba a su padre por sus pecados, él no era muy diferente, también cargaba con unos cuantos en la cruz que arrastraba.
Hace tiempo atrás.
— Que desafortunado — comentó el entonces duque: Enji Todoroki.
El hijo varón mediano, mejor conocido como Natsuo, había hurtado uno de los rocines de la parcela de su padre, sus pertenencias más valiosas también faltaban en su recámara, lo único que quedaba era una carta confesando que estaba enamorado. Enamorado de una doncella de la plebe, era más que acertado pensar que no retornaría jamás al seno de su hogar.
Lord Todoroki no parecía estar exasperado en lo absoluto, a pesar de que su hijo le había traicionado para engendrar bastardos con un amor ilícito. Por su parte la duquesa se había tomado muy diferente lo que el mozo del establo y la mucama que limpiaba la habitación del joven Natsuo, les habían informado.
¿Y cómo no? Era su madre ¿existe dolor más grande que perder un hijo, para una auténtica madre? Pues bien se sabe que cada niño merece un padre, pero no todo padre merece un hijo.
— Deja de llorar, las lágrimas no lo harán cambiar de parecer y volver — expresó Enji, en un tono helado incluso aún más que la propia singularidad de su mujer; Rei acata su orden tratando de silenciar aún más su llanto — Deshazte de las pertenencias que quedan — ordenó a la mucama y al mozo le ordenó volver a sus actividades diarias, quienes una vez recibieron sus respectivas encomiendas se retiraron, entrando en cambio otro empleado.
— Excelencia, su señoría el joven Toya está devuelta — Enji reaccionó con indiferencia de espaldas a la puerta observando por la gran ventana de la sala, a pesar de ser bendecido con un primogénito varón, sus signos de debilidad ante su propia singularidad le parecían una gran carencia para ser merecedor de ser su predecesor.
— Por favor infórmale a los hijos que me quedan que se alisten para cenar, tengo algo importante de lo cual platicarles — el mayordomo asintió, observó el estado de la duquesa pero no se atrevió a comentarlo.
— Beatrice ¿Has visto a Natsuo? — pregunta el joven Shoto de tan solo 10 años por su hermano, siendo vestido por su institutriz.
— Ahora que lo menciona, no le he visto en todo el día, aunque tampoco tengo la obligación de velar por el joven — reflexiona Beatrice dando por culminado su trabajo en alistarlo.
— ¿No es extraño...? — Menciona algo preocupado el pequeño Shoto.
— De seguro debe de estar con sus amigos del instituto, ya sabe que siempre tiene una excusa por la cual no presentarse — Le sonrió Beatrice restándole importancia a la preocupación de Shoto, abriéndole la puerta al señorito para que se dirigiera al gran comedor.
Una vez allí tomó asiento junto a su hermano Toya de 18 años, solo faltaban dos de los cuatro hermanos, aunque Shoto no tenia idea de que era de su hermano Natsuo, era conocedor de que la ausencia de su hermana se debía a que recientemente contrajo nupcias con el hijo mayor de los Iida.
— Padre — exclamó Toya al arribo de su padre poniéndose de pie al igual que Shoto.
Enji permaneció estoico, con esa gélida ira en sus ojos, por su parte su madre, con desdichado semblante, como siempre la recordaba. Luego de transcurrida la cena, el duque procede a dar la fatídica noticia.
Ese no fue el hecho impactante que marcó lo poco que le restaba de infancia, lo que iba a acontecer, vendría después.
— ¡Ho! — Escuchó Shoto del conductor volviendo a sus sentidos, dándose cuenta de que habían llegado, a las ruinas del hogar original de los Todoroki.
Shoto sujeto el racimo de amarilis y se desmontó, dando un vistazo a las ruinas, su memoria recordaba vívidamente como la estructura se veía envuelta en llamas azules, los grito desesperados de su hermano y la silueta de su madre aplastada por la estructura además de incinerada.
Shoto volteo a ver un espejismo de su hermano, en aquel fatídico día después de escuchar un ruido mudo.
— ¡El duque dejó en claro que si algo le sucedía, quien lo predeciría sería su señoría el joven Shoto! — Debatió un mayordomo en la situación de que el duque estaba perdido entre el fuego.
— ¡Su señoría es un niño! — musitó Toya enfogonado de la ira tomando por el cuello de la camisa a dicho empleado ¿cómo se atreve su padre a poner su deber sobre los hombros de un niño? Cuando el estaba más que capacitado, solo buscaba demostrarle a su padre lo fuerte que podría ser, aunque su inestabilidad emocional no le permitió hacer esta demostración de la manera correcta.
Shoto divisó a su "yo" pequeño, vulnerable.
Hubiera preferido perder ese día a su padre en vez de a su madre, pero no hay manera de revertir lo ya sucedido.Se tocó la cicatriz en su ojo izquierdo, recordarlo le ardía, por lo que decidió disipar esos pensamientos para dejar las preciosas flores en la tumba de su querida madre, uniendo sus manos para rezar por ella.
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My eternal sunshine ♕ Todochako
FanficTodoroki Shouto es aquel quien promulgan ser el orgullo del duque de Ipswich, quien espera bastante de él único de sus retoños que reconocía como suyo, al ser El Niño perfecto para heredar el título y soportar su peso, debía de convertirse en el sig...