Euphemia, con sus siete años, se encontraba en la majestuosa mansión Mikaelson en Londres. La antigua construcción, con sus altos techos y muebles de época, parecía contener siglos de secretos. Los retratos de los Mikaelson adornaban las paredes, mirando con ojos penetrantes a la pequeña niña de cabello oscuro que ahora formaba parte de su linaje.
Los hermanos Mikaelson, después de años de separación, finalmente habían encontrado a su hermano menor, Kol. La noticia de su regreso había corrido como un susurro entre los vampiros y brujas de la ciudad. Pero lo que nadie sabía era que Kol tenía una hija. Una hija cuyo nombre resonaba con magia ancestral: Euphemia Liliane Potter.
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El Vínculo de Sangre
Kol Mikaelson, con su característica sonrisa traviesa, observaba a Euphemia mientras ella jugaba en el jardín. La niña tenía los mismos ojos verdes que su madre, Lily Potter, pero su cabello era una mezcla de negro y rubio, como si llevara consigo la esencia de dos mundos. Kol no podía evitar sentirse orgulloso de su pequeña, aunque la paternidad no fuera algo que hubiera planeado.
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La Bienvenida
Hope, la hija de Klaus Mikaelson, de ocho años, recibió a su prima con los brazos abiertos. Las dos niñas compartían secretos en los jardines y exploraban los pasillos de la mansión. Rebekah Mikaelson, siempre elegante, no podía resistirse a malcriar a su nueva sobrina. Los lazos familiares se tejían con cada risa y cada susurro en la antigua casa.
Así comenzó la nueva era de los Mikaelson, donde la sangre y la magia se entrelazaban en un abrazo eterno.
