Los días previos a su partida hacia Hogwarts, Euphemia se encontró en una encrucijada. La mansión Mikaelson parecía susurrarle secretos ancestrales, y ella anhelaba respuestas. Fue entonces cuando decidió someterse a la Prueba de Herencia, un antiguo rito que revelaría los misterios de su linaje.
En la biblioteca, rodeada de pergaminos y velas, Euphemia se entregó al proceso. La bruja anciana, Madame Elowen, la guió a través de visiones y sueños. Euphemia vio a sus antepasados: brujas, magos, héroes y villanos. Y en el espejo de la verdad, su verdadera naturaleza se manifestó.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Legado de Slytherin
El espejo mostró una serpiente plateada, símbolo de astucia y ambición. Euphemia era Lady Slytherin, descendiente directa del fundador de la casa de las serpientes. Su sangre ardía con la magia de las sombras, y su destino estaba entrelazado con el pasado.
Madame Elowen le reveló más secretos: Euphemia era la niña que vivió, la elegida para enfrentar una oscuridad ancestral. Su abuela Kendra, con lágrimas en los ojos, le entregó un colgante de plata con una serpiente entrelazada.
Así, Euphemia partió hacia Hogwarts, con el legado de Slytherin en su corazón y la promesa de desvelar los secretos que la aguardaban en las sombras.
