La playa

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Marzo ha querido regalarles un calor agradable, al mismo tiempo que los rayos de sol empiezan a prolongarse un poco más durante las tardes.

El domingo anterior lo habían pasado entero de resaca, después de la fiesta que se habían pegado durante todo el fin de semana tampoco era para menos. Y a esta hora de la tarde del lunes, Martin y Chiara descansaban sobre una toalla en la playa, aprovechando esos últimos rayos del día que dejaban un horizonte anaranjado precioso.

A esa hora Violeta ya debía estar camino del aeropuerto con Ruslana para volver a Barcelona. Chiara había decidido prolongar su estancia un día más y salir el martes para poder aprovechar algo más de tiempo con su mejor amigo. Las últimas veces que se habían visto había sido un poco locura, y apenas habían sacado tiempo para disfrutar de la paz juntos y mantener una de sus típicas conversaciones, que se extendían durante horas.

Aunque hoy justo el silencio había sido el protagonista de la tarde. Habían comentado algunos momentos divertidos de las dos noches anteriores y también habían hablado sobre los posibles planes que harían la próxima vez que se vieran, pero en general había sido una tarde muy tranquila. Chiara lo agradecía, recostando su cabeza sobre el muslo del chico y permanecía tirada a lo largo de toda la toalla, mientras que Martin permanecía sentado sirviendo como almohada a su amiga, algo más erguido y sin quitar ojo al color anaranjado que empezaba a tomar el mar frente a ellos.

—Yo sigo pensando que debéis tener una conversación.

—Ya lo hemos hablado varias veces Martin, la respuesta es no.

Otra de las conversaciones que habían tenido durante su tarde juntos era el planteamiento de la posibilidad de que Chiara volviera a sacarle el tema de sus sentimientos a Violeta. Martin había observado con detenimiento como se desenvolvían las chicas cuando estaban juntas, sobre todo ahora que Violeta si que conocía sus sentimientos, y estaba casi seguro de que la andaluza podía tener sentimientos recíprocos por su amiga.

—No seas cabezona tía, ¿de verdad me vas a decir que la forma que tiene Violeta de tratarte es la de una amiga normal?

Martin había sido incapaz de ignorar el hecho de que durante su estancia en Menorca, Violeta había sido incapaz de separarse de Chiara siempre que estaban juntas. En un principio eso no debería de ser indicio de nada. Tampoco se había separado de Ruslana o incluso de él mismo, pero el chico había detectado una actitud especial cuando se trataba de la inglesa, a decir verdad no era el único.

Chiara también había pasado toda su resaca dedicándose a repasar mentalmente todos y cada uno de los momentos que había pasado junto a Violeta desde que puso un pie en Ciudadela, y lo cierto era que su actitud parecía distinta. En realidad había ido detectando pequeños detalles desde que le confesó sus sentimientos, pero sin duda este fin de semana había sido clave para que el pensamiento de la inglesa cambiara notablemente.

Era cierto que ese acercamiento que habían tenido, esas formas de bailar, esa posibilidad real de que pareciera que querían devorarse cuando se miraban no lo había notado nunca cuando estaba con Violeta, hasta el sábado en la fiesta. Por no hablar de que Chiara estaba casi segura de que a la andaluza le habían movido los celos en más de una ocasión durante la noche, como por ejemplo al final cuando la separó de dos chicas que parecían claramente interesadas en ella.

Pero todo eso no tenía sentido. No concordaba en absoluto con nada que Violeta le hubiera dicho cuando mantuvieron las conversaciones correspondientes. Y no quería dudar de la palabra de su amiga.

—Fue muy clara cuando le dije lo que sentía, solo siente cosas por Javi. Además, ¿qué harías tú si un chaval al que te declararas te dijera que es hetero? Es que eso no se puede cambiar.

Química || KiViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora