Tiempos

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Se asoma a la barandilla y la sonrisa le sale por instinto, porque desde luego que la imagen no tiene desperdicio. Chiara subiendo casi a camara lenta los últimos escalones, con una camisa tan echada hacia atrás que deja su hombro y casi la mitad de sus brazos desnudos, el pelo echado para atrás y sujeto por unas gafas, y la lengua practicamente fuera.

No le contesta. Sube, pasa por su lado sin mirarla ni siquiera y deja caer la caja con fuerza dentro de la entrada del piso, consciente de que solo lleva libros y no la mataran por ello.

—Esa era la última. — Tiene que parar dos segundos para retomar el aliento con los brazos en jarra, antes de volver a erguirse por completo y echar la vista fuera, donde Violeta aún la espera en la misma posición. — ¿No había un día mejor para mudarse a un quinto sin ascensor?

—¿Y que culpa tengo yo de que cuando hayamos llegado estuviera el ascensor averiado? —Camina con pausa, con acecho, y acaba entrando al piso, donde la espera clavada, cerrando la puerta a su paso. —Además, has sido tu la que ha insistido en subir más de la mitad de las cosas mientras yo organizaba.

—Sabes que mi caballerosidad me puede.

—Lo que eres es una gobernada.

Intenta pasar por su lado sin rozarla y retirándole la mirada, para culminar de dignidad y altitud sus palabras, y tan solo puede avanzar un par de pasos por delante de su cuerpo antes de que Chiara acabe tirando de su muñeca lo justo para hacerla retroceder, girando hacia su cuerpo para después empujarla con cuidado, haciéndola apoyar en la pared.

—Ya te lo he dicho mil veces, no sé decirle que no a una chica guapa.

A pesar de querer quedar por encima en el pique a Violeta le sale prácticamente intuitivo alzar ligeramente el mentón hacia ella, en una forma de buscar sus labios o de al menos pedirle que sea ella quien los busque, pero Chiara tiene otros planes y los esquiva con agilidad para pasar directamente a besar su cuello, mientras que sus manos aprisionan sus caderas y siente como para le pelirroja tampoco es impedimento, pues nada más sentir su boca aprieta la cabeza hacia atrás.

—Chiara, para anda.

En un momento de cordura parece ganar fuerzas para detenerla, y aunque aprieta con ligereza su pecho, ni sus palabras ni sus movimientos consiguen hacerla parar. Aunque si que llaman su atención, pues la inglesa sube la mirada y se lanza a sus labios antes de volver a susurrarle.

—¿No íbamos a estrenar cada rincón de esta casa?

—Y lo haremos. — Deja un casto beso en sus labios y acaba poniendo ambas manos a cada lado de sus hombros, empujándola y ahora sí haciéndola retroceder. —Pero ahora mismo no. — Se zafa de su agarre y avanza por el pasillo, y en cuanto no aprecia que la esté siguiendo se gira para ver como Chiara se ha quedado clavada en el sitio, con cara de cachorrillo pretendiendo llamar su atención. —Vamos anda.

No rechista. No va a negar que le tiene demasiadas ganas, pero ha usado varias de sus armas y ni con esas ha surgido efecto, así que entiende que probablemente no pase nada hasta que tengan todo medianamente organizado. Así que como cuanto antes empiecen antes acaban, la sigue e incluso la adelanta para llegar hasta la cocina y empezar a coger las cosas de limpieza.

Se reparten las habitaciones, porque en lugar de esperar a la llegada de Denna, Violeta quiere hacer una limpieza profunda del piso por su cuenta, para dejarlo todo listo cuanto antes. Coinciden en algunas, como en el salón, y para Chiara no pasa desapercibido el hecho de que los ánimos han caído casi en picado, y de que no sabe como han pasado de las bromas de esta mañana nada más llegar y darse cuenta de que el ascensor no funcionaba, a que Violeta casi no la mire a la cara cuando le dice alguna tontería.

Química || KiViDonde viven las historias. Descúbrelo ahora