𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐒𝐞𝐢𝐬

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- ¡Oye weón, ¿dónde andabai?

El grito del Benjamín hizo que las chiquillas y yo nos rieramos, Tomás había llegado de improviso gritándome Marta como si fuera mi nombre, y para más, como si hubiéramos sido amigos toda la vida. Pero la risa y confusión del momento se esfumó en cuanto Benjamín por poco le da vuelta la cabeza a Tomás con el wate que le pegó.

- ¡¿Dónde andabai!?

El Tomás lo miró con pánico.

- ¡Donde los chiquillos estos de la vuelta!

El benja lo miró como el oyo.

- ¡Avisa por último po aweonao!

Estaba tirándole la oreja y Tomás nos veía con vergüenza, mientras ponía cara de perro mojado.

- ¡Yapo, Benja, si me duele la wea!

Al parecer Benjamín iba a seguir retándolo, pero se dio vuelta hacia nosotras, y pude ver su cara de "conchetumare, ¿qué hice?" y obvio se entiende, ahora los dos nos miraban, y si bien no se podía divisar bien a causa de las múltiples luces de colores, apuesto lo que sea a que estaban colorados, bueno, era más que obvio, uno por sacarle la chucha a su hermano y retarlo como mamá enfrente de tres cabras con mirada de "ta weno el caguin" y el otro porque le están sacando la cresta.

- ¡Disculpen chiquillas! ¿Vamos a la terraza? ¡Ahí  no hay que estar gritando!

Todas asentimos y terminamos siguiendo a Benjamín, el cual nos abría el paso. Entramos a una pieza y ahí había una terraza, la cual no era tan grande, pero había una mesa y varias sillas. Aquí la música se escuchaba menos, porque estábamos en la parte de atrás de la casa, o eso pienso por el recorrido y la estructura, entonces era más calmado.

- Disculpen lo de abajo chiquillas

Dice Benjamín, con una sonrisa tímida.

- No importa, todo okey.

Isi lo calma y hace la señal de OK con las manos, veo que se relajan y nos sentamos.

- Igual fui entero patuo, hasta las hice subir, pero me cayeron super bien, su vibes me encantó, admito que el primer día me quise juntar con ustedes, pero Jorge me ganó.

Hizo un puchero, cosa que me dio bastante ternura.

- Pero si te teni que acercar nomas po, nosotras agradecidas si queri andar con nosotras del brazo.

Le dije, porque realmente se veía una muy linda persona, sin mencionar que me habló con bastante respeto y buena ortografía, cosa que está medio escasa con los lolitos de ahora. Benjamín se rió y nos asintió, pude ver que hablaba con mis amigas pero mi atención cayó en Tomás, el cual estaba muy cómodo echado en la silla, con las piernas abiertas y los brazos cruzados. De algo que me di cuenta es que, ¡estos weones parecen modelos! ¡Y sin siquiera querer! Tipo, yo creo que se ven bien hasta calvos.

¿𝙔 𝙚𝙨𝙩𝙚 𝙨𝙖𝙘𝙤 𝙙𝙚 𝙬𝙚𝙖?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora